Los líderes eternos
¬ Augusto Corro miércoles 26, Sep 2012Punto por punto
Augusto Corro
Ahora que se pusieron de moda las reformas a la Ley Federal del Trabajo, los líderes sindicales mexicanos fueron afectados en su tranquilidad añeja, por una simple y sencilla razón: se encuentra amenazado su poder omnímodo.
En sus desplantes de fin de sexenio a Calderón se le ocurrió mandar al Congreso un proyecto de nueva ley laboral, que según él propiciará la creación de fuentes de empleo.
Sin embargo, en dicha iniciativa se plantea, también, la transparencia en los sindicatos, la democracia interna y la rendición de cuentas entre otras linduras. Así pues, en la iniciativa presidencial preferente se aplicó la dosis de veneno suficiente para inquietar a los dueños (líderes) de las agrupaciones sindicales que son muchos y con los méritos suficientes para obtener el título de dictadorzuelos.
Ahí está, por ejemplo, el líder de los telefonistas, Francisco Hernández Juárez, quien tiene 36 años en el cargo. Aún tenemos presente aquél día cuando Hernández Juárez se rebeló contra aquel nefasto dirigente de los telefonistas, Salustio Salgado.
El sucesor de Salgo prometió que su estancia en la dirigencia sería transitoria. Cambió de idea y en el presente está en la lista de los dictadorcillos sindicales. Eso sí, no pierde la oportunidad para manifestarse a favor del proletariado.
Y que me dicen de Joaquín Gamboa Pascoe. Desde tiempos inmemoriales empezó a desempeñarse como líder de los trabajadores en la federación cetemista del Distrito Federal. Le sucedió en el cargo a Jesús Yurén y terminó como el hombre fuerte de la Confederación de Trabajadores de México (CTM).
Desde el “Olimpo”, Gamboa Pascoe observa cómo los blanquiazules pretenden democratizar los sindicatos.
Con menos años, pero suficientes para señalarlos como dictadores sindicales están la profesora Elba Esther Gordillo, del SNTE, y Carlos Romero Deschamps, del Sindicato Petrolero.
La lista de los eternos dirigentes sindicales es muy larga. Representa un serio obstáculo para la democracia sindical.
Las nuevas leyes laborales que propone Calderón quizá intranquilizaron un poco a los dictadorzuelos sindicales, pero estos saben muy bien que todavía tendrán que ocurrir muchas cosas en México para que rindan cuentas sobre el destino las cuotas sindicales.
LA VIDA EN LOS INFIERNOS
Sin lugar a duda, mueve a la reflexión el diagnóstico sobre la situación que priva en las cárceles mexicanas. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) se encargó de hacer un estudio en las prisiones y lo que encontró es alarmante.
Los representantes de la comisión mencionada visitaron más de cien reclusorios y encontraron entre otras cosas, que el 60 por ciento de esos sitios son controlados (autogobierno) por los propios reos.
Otros datos:
De 2010 a la fecha se tiene el registro de 14 fugas, con un saldo de 521 presos evadidos.
En este tiempo ocurrieron 75 riñas, con un saldo de 352 muertos; y dos motines que causaron dos decesos y 32 lesionados.
Los reclusos tienen las llaves de las celdas, deciden quién entra y qué áreas se pueden visitar. Impiden la visita íntima y la entrada de los abogados defensores de los reclusos; cobran protección y tienen el control de los penales porque hay colusión y complicidades de funcionarios.
También la CNDH detectó que en las cárceles se vende mariguana y otras drogas, bebidas alcohólicas, etc. Además, los internos tienen en su poder armas (chuchillos), teléfonos celulares, tarjetas telefónicas y un sinnúmero de artículos prohibidos por el reglamento.
Lo que encontró la comisión citada no es nuevo. Todo mundo sabe que los reclusorios se convirtieron en centros donde proliferan la corrupción, la drogadicción y la inseguridad.
Sin embargo, las autoridades no hacen el menor intento por corregir esas graves fallas del sistema penitenciario. ¿Qué sigue? Pues más muertes y fugas en los penales como ocurre actualmente.
MASACRE EN UN PANTEON
La delincuencia sigue incontenible. Al paso que va no dejará sitio seguro a la sociedad mexicana cada vez más aterrorizada por las acciones criminales.
Por ejemplo, en Torreón, Coahuila, fueron asesinadas ocho personas y 16 más resultaron lesionadas al ser alcanzadas por las balas de los narcos.
Lo singular del hecho es que la balacera se registró en el interior de un cementerio. Precisamente, cuando sepultaban a Ricardo Valdés Bolívar, quien murió en un atentado el sábado último, varios sujetos dispararon sus armas contra deudos y amigos que se encontraban en el funeral.
Ni siquiera la paz de los panteones es respetada por los sicarios.
La ola sangrienta avanza, incontenible y amenaza con llegar hasta el último rincón del país.
Las actividades criminales crecen en cantidad y en salvajismo. En Torreón, 70 personas han sido asesinadas en septiembre y un total de 583 en 2012.