Alonso Lujambio
¬ José Antonio López Sosa miércoles 26, Sep 2012Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Allá en el lejano 2004 cuando comenzamos la labor en este espacio en materia de transparencia y acceso a la información pública, uno de los personajes centrales dentro del naciente IFAI era precisamente, el entonces comisionado Alonso Lujambio.
Se sabía su abierta amistad con el entonces diputado Felipe Calderón, quien después fuese secretario de Energía y finalmente Presidente de la República.
En muchas ocasiones como comisionado ponente –y presidente—de diversos recursos de revisión que presentamos, Alonso Lujambio actuó con apego a la transparencia, con todo y lo que implicaba entonces dejar al desnudo a la entrante administración federal encabezada por Vicente Fox.
En algunas ocasiones hubo votos diferidos, sobre todo cuando Felipe Calderón fue secretario de Energía, evidentemente con objeto de proteger los intereses de su amigo, al final del día el político es ser humano.
Alonso Lujambio revocó muchas respuestas incompletas de diversas dependencias, eso nos consta. Fue sin lugar a duda una parte importante en el desarrollo de la transparencia en nuestro país.
La amistad con Felipe Calderón le valió llegar a la Secretaría de Educación Pública, un común denominador en las decisiones políticas de Calderón. Sin embargo, fue de los pocos amigos del Presidente que logró una gestión decente y propositiva dentro del sector educativo.
No podemos obviar que gracias a las gestiones de Lujambio se concretó la titulación por experiencia profesional para periodistas del país, una de las pocas medidas que benefició a nuestro gremio en la última década.
Poco antes de que la terrible enfermedad que terminó con su vida fuese notada, sostuvimos un desayuno quienes integramos la Academia Nacional de Periodistas en Radio y Televisión con Lujambio, ahí cuestionamos la propagación de escuelas “patito” por doquier, así como las terribles irregularidades en diversas escuelas privadas del país, en aquel momento se comprometió a dar seguimiento al problema.
Lo saludamos por última vez en la comida de los 80 años de grupo Radio Fórmula, como cualquier día entero Alonso corría por los pasillos del hotel Presidente Intercontinental para atender asuntos de agenda que esa misma tarde tenía previstos.
Llegó pues el terrible cáncer y la historia la conocemos todos. Está la clara controversia en torno al costo de su tratamiento –si fue o no con cargo al erario—y su nombramiento como senador plurinominal ante su grave estado de salud, cuestiones pulcramente documentadas por Ernesto Villanueva en el semanario Proceso.
Una cosa es lo público y otra lo privado, en lo público fue un funcionario propositivo y activo, garante muchas veces de la transparencia, en lo público ignoramos si nos costó o no su terrible enfermedad, también no nos queda claro cómo Acción Nacional (por orden del presidente Calderón) decidió darle un escaño en el Senado sabiendo de su débil estado de salud.
En lo privado lamentamos profundamente que un mexicano que profesó una carrera académica y política como pocos, haya sido víctima a sus 50 años de una muerte prematura por una enfermedad que no avisa ni perdona.
Nos quedan los hechos positivos que Lujambio dejó a lo largo del camino. Descanse en paz.
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