El secreto de Lujambio
Ramón Zurita Sahagún miércoles 26, Sep 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Con la muerte prematura de Alonso Lujambio Irazábal no se sabrá de voz propia la realidad de lo ocurrido entre el entonces secretario de Educación Pública y el Presidente de la República.
Versiones hablan de momentos tensionantes, cuando iniciaron una serie de pronunciamientos a favor del titular de la SEP en la carrera por la candidatura presidencial del PAN. De acuerdo con esas versiones, el Ejecutivo federal habría dicho a su secretario de Educación Pública que calmara esas voces de apoyo y que esa era solamente una amonestación, ya que para la otra procedería la expulsión. Corrían los tiempos en que los nombres de los secretarios de Educación Pública, Alonso Lujambio; Hacienda, Ernesto Cordero; Trabajo, Javier Lozano, y Desarrollo Social, Heriberto Félix, se entremezclaban con los del senador Santiago Creel y la diputada Josefina Vázquez Mota, como los prospectos mejor posicionados para alcanzar la candidatura presidencial del PAN.
Lujambio venía desarrollando una aceptable labor como titular de la SEP, por lo que ganaba adeptos dentro y fuera de su partido, con todo y que las señales provenientes de Los Pinos apuntaban hacia el titular de Hacienda.
El senador Creel y la diputa Vázquez realizaban su lucha, sin contar con el respaldo de sus compañeros de gabinete. Al final de cuentas, Lujambio sorprendió con la revelación de su enfermedad terminal y su retirada de la contienda interna de su partido. La rapidez con que se conoció su enfermedad y la evolución de la misma sorprendió a propios y extraños.
Durante varios meses, el presidente Felipe Calderón sostuvo como secretario de Educación Pública a Alonso Lujambio, quien luchaba en el extranjero con la avanzada enfermedad, la que acabó quitándole la vida.
Fue relevado de la SEP, aunque su partido lo protegió mandándolo al Senado de la República, por la vía plurinominal. Todavía alcanzó a tomar posesión del cargo y la imagen que presentó durante el evento fue sorprendente, por el avance de la enfermedad que terminó con su vida.
Contrastante la figura del que fuese un secretario dinámico y la del senador que asumió su cargo. De aquel alto, delgado y apuesto titular de la SEP, poco quedaba, aunque mantuvo siempre la claridad de mente y la inteligencia que lo identificó en su carrera dentro de la administración pública.
Proveniente de una familia de tradición dentro del PAN, Lujambio se desempeñó como consejero del Instituto Federal Electoral y como tal participó en los comicios federales de 1997, 2000 y 2003.
También fue comisionado del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), donde se desempeñó durante cuatro años, cargo que dejó para asumir la titularidad de la Secretaría de Educación Pública, cuando Josefina Vázquez Mota fue enviada por su partido como candidata a diputada federal, por la vía de la representación proporcional.
De los prospectos presentados por el PAN para la candidatura presidencial, dos de ellos fueron enviados al Senado de la República, como premio de consolación por no alcanzar la nominación: Ernesto Cordero y el referido Alonso Lujambio, con sitio seguro, por formar parte de la lista de representación proporcional. Otro más, Javier Lozano, contendió por un escaño de mayoría por Puebla y le sucedió lo mismo que cuando aspiro a ser diputado federal por esa entidad, fue derrotado. Lozano consiguió colarse como miembro de la primera minoría, aunque estuvo cerca de ser enviado al tercer lugar.
Heriberto Félix prefirió quedarse con las ganas de competir y continúa al frente de la Secretaría de Desarrollo Social. Santiago Creel quedó en tercer lugar en la contienda interna de su partido y apenas recién le dieron un cargo en la estructura nacional de su partido.
La candidata presidencial, Josefina Vázquez Mota, no recibió los respaldos esperados en las urnas y quedó como tercera en la contienda constitucional, detrás del priísta Enrique Peña Nieto y del hoy ex perredista Andrés Manuel López Obrador. Ayer, el cuerpo de Lujambio fue trasladado al recinto del Senado de la República, donde se le rindió un homenaje.
Con la muerte del senador Alonso Lujambio, van dos integrantes de la LXII Legislatura que mueren por las mismas causas, enfermedades terminales.
Y aunque no llegó a tomar posesión María Elvia Amaya de Hank, fue electa diputada federal, por la vía de la representación proporcional, pero la enfermedad que padecía le quitó la vida antes de asumir su encargo.
Amaya de Hank era uno de los prospectos del PRI para la candidatura al gobierno estatal de Baja California, cuya elección se realizará en julio del año próximo, aunque hay quienes la tenían como la candidata natural para la alcaldía de Tijuana.
DOS LOCALES
Para tranquilidad de los políticos que se sentían asediados por las bandas criminales que azotan al país, el esclarecimiento de los asesinatos de dos diputados locales (uno de Sonora y otro del Estado de México), fue bien recibido.
Resulta ser que ambos diputados fueron asesinados por razones distintas, pero alejadas de razones vinculadas al crimen organizado. En el caso del sonorense, todo apunta hacia su suplente, al que se le hacía tarde para tomar posesión del cargo.
De ser cierta esta versión, los partidos deberán tener cuidado con la mezcla que se hace de las fórmulas entre propietarios y suplentes, para evitar que esta situación se presente nuevamente, aunque en esta ocasión se trata de un joven ambicioso y capaz de todo.
Por lo que respecta al diputado mexiquense, su muerte fue provocada -aparentemente- en un caso de violencia intrafamiliar y la ejecutante fue, según las autoridades, su misma cónyuge.