Fuerza para Segob
Ramón Zurita Sahagún jueves 20, Sep 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Durante largas décadas la Secretaría de Gobernación se ostentó como la dependencia más importante del gabinete presidencial y hasta se consideró como la fábrica de Presidentes de la República.
De ahí saltaron a la candidatura del PRI (como paso previo a la segura Presidencia de la República) Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruiz Cortines, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez.
Pero también Mario Moya Palencia y Manuel Bartlett Díaz, fueron considerados como serios prospectos a la nominación partidista, la que recayó en José López Portillo y Carlos Salinas de Gortari, respectivamente.
Otros dos Francisco Labastida y Santiago Creel, dejaron la dependencia con la firme intención de ser Presidentes de México y fracasaron en su intento.
La Secretaría de Gobernación era encabezada, casi siempre, por políticos probados, con amplia experiencia, duros y rígidos que confirmaran la tesis de ser la antesala del Ejecutivo federal.
En la dependencia se concentraba toda la importancia política del país, ya que desde la misma se manejaba la política interna, se participaba en la exterior; la línea férrea sobre los medios, especialmente los concesionados; los reclusorios; la seguridad nacional, el espionaje y los servicios de inteligencia, entre otros rubros.
Por eso se requería que los titulares de la Secretaría de Gobernación fuesen personajes con cierto perfil de dureza y duchos en el manejo político.
Todo marchó bien, por la ruta trazada, hasta que asumió el poder Carlos Salinas de Gortari, quien fue severamente cuestionado por un triunfo nada claro en las urnas.
Salinas requería de un personaje que conjuntara esa fuerza de antaño de los secretarios de Gobernación, pero que al mismo tiempo fuese maleable y contara con ambiciones de poder y encontró el personaje exacto para ese desempeño.
Su nombramiento permitió una serie de acciones que fueron la inhibición de protestas por el resultado electoral, las acciones emprendidas en contra de dos dirigentes sindicales que se habían constituido en caciques gremiales: Joaquín Hernández Galicia, La Quina, del sindicato petrolero y Carlos Jonguitud Barrios, del sindicato magisterial, a cual más de poderosos.
Carlos Salinas no batalló mucho, ya que lo encontró en la figura del gobernador de Veracruz, Fernando Gutiérrez Barrios, un mítico policía con deseos de ser catalogado como político y que se consideraba (él mismo) como la persona mejor informada del país.
Con ese historial, Gutiérrez Barrios fue traído del gobierno veracruzano, apenas cumplió dos años en la gestión, para ocupar la cartera de secretario de Gobernación desde el inicio del gobierno salinista.
La condicionante impuesta fue que le quitaban la mayor parte de las atribuciones de la dependencia, dejándola coja y chimuela, sin importar su pasado por la Dirección Federal de Seguridad y la subsecretaría de Gobernación, encargada del tema de seguridad.
Los servicios de inteligencia, el manejo de los cuerpos policíacos, la información política y las relaciones con los medios de comunicación, fueron transferidos a otras áreas.
Todo lo aceptó Gutiérrez Barrios en su intento por ser candidato presidencial, basándose en la experiencia de los Estados Unidos, donde el antiguo director de la CIA, George Bush, lo había conseguido.
Su paso por la Secretaría de Gobernación fue totalmente anodino, pero su nombre y leyenda lo convirtieron en un mito.
Hasta entonces la Secretaría de Gobernación era de las más sólidas, donde sus titulares eran casi inamovibles, hasta en tanto no surgiera el candidato presidencial y eventual Presidente de la República.
Si acaso la muerte de Héctor Pérez Martínez ocurrida en 1948 provocó el cambio de titular y el antecedente directo de tres secretarios en un mismo sexenio, por la muerte de uno y la candidatura presidencial de otro.
Pero después de Fernando Gutiérrez Barrios, la Secretaría de Gobernación se convirtió en un desfile interminable de titulares, con la muerte de dos de ellos, accidentados en una misma administración.
José Patrocinio González Garrido y Jorge Carpizo McGregor, terminaron el sexenio salinista. Esteban Moctezuma, Emilio Chuayffet, Francisco Labastida y Diódoro Carrasco, ocuparon la silla en la administración de Ernesto Zedillo.
Santiago Creel y Carlos Abascal, hicieron lo propio en la era de Vicente Fox. Con Felipe Calderón inició Francisco Ramírez Acuña, siguió Juan Camilo Mouriño, luego Fernando Gómez Mont, José Francisco Blake y Alejandro Poiré, parece ser el último del presente sexenio.
Ahora, entre los proyectos del nuevo Ejecutivo federal se encuentra la idea de fortalecer nuevamente la dependencia, dotándola de todos los instrumentos necesarios para ello y llevando como titular a un personaje con las dotes y experiencia suficiente para ello.
Los nombres de dos ex gobernadores de Hidalgo son los más sonoros para ocupar dicha posición: Miguel Osorio Chong y Jesús Murillo Karam, por lo que habría que ver si en verdad las reformas y el regreso de atribuciones se cumple o si alguno de ellos acepta una dependencia coja y chimuela.
SIMULACRO
Todo un éxito el simulacro para prevención de un terremoto: la ciudad fue un caos, la población tomó las calles, los semáforos dejaron de funcionar, el tránsito insoportable, las avenidas fueron cerradas y reinó la confusión.
Eso sí, decenas de personas con chalequitos de colores daban indicaciones, algunas en contrasentido y se pudo comprobar que una situación de emergencia acarreará otros riesgos adicionales.
Cerca de 6 millones de personas participaron en el simulacro, según cifras del gobierno capitalino, que se declaró satisfecho del mismo, ya que se procedió al repliegue y desalojo de edificios, en forma ordenada, realizado en las 16 delegaciones políticas de la capital del país.
El primer reporte del simulacro lo dio Marcelo Ebrard, a los 45 minutos de iniciado, señalando que sería el tiempo necesario para ello en una contingencia real.
MURIÓ ZUNO
Rubén Zuno Arce, cuñado de Luis Echeverría Álvarez y sentenciado a cadena perpetua en Estados Unidos, por conspiración y secuestro, falleció en una cárcel de aquel país a los 82 años de edad.