Carrera desenfrenada
Ramón Zurita Sahagún miércoles 19, Sep 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El camino es largo y sinuoso, pero la recompensa (si se alcanza) es sustanciosa, tanto que cualquier sacrificio vale la pena. Los aspirantes son muchos y el tiempo los va delineando, aumentado las posibilidades de unos y descartando a los más. Eso no arredra a ninguno de ellos, los que suspiran por llegar a concretar sus sueños y ambiciones de toda la vida.
Las rutas para llegar son distintas, depende de las circunstancias y el rumbo que sigan los aspirantes.
En la mayoría de los partidos políticos se ve distante la posibilidad, aunque hay un sitio en el que están bien definidas sus opciones para el 2018, para encontrar al candidato presidencial. Se trata de la izquierda, donde los competidores ya se encuentran en la línea de arranque y buscarán, por todas las formas posibles, que nadie se interponga en su ruta.
Andrés Manuel López Obrador se prepara para una gira de agradecimiento del voto, en que habrá de recorrer el país por enésima ocasión. Marcelo Ebrard hará lo propio a partir del año próximo.
Los demás se irán rezagando y tendría que suceder algo extraordinario para arrebatarle la candidatura presidencial a uno de ellos o a los dos, si es que se presenta un frente amplio de los partidos de izquierda.
AMLO sabe bien cómo hacerlo y pretextos sobran para realizarlo, ya que la preparación del nuevo partido político y las asambleas que tendrá que efectuar para su registro le otorgan esa posibilidad. Son tres años de recorridos frecuentes, aunque no se sabe todavía si en 2015 el tabasqueño luchará por un cargo de elección popular, aunque sea por la vía de la representación proporcional.
Hasta el momento no lo ha requerido en ninguno de sus esfuerzos democráticos, pero, tal vez, no sería mala opción razonarlo y llegar al Congreso de la Unión, a la cabeza de sus nuevos asociados.
López Obrador podrá constatar en este nuevo periplo, si su popularidad sigue vigente o si ésta decayó, luego de sus dos fracasos electorales. Sin embargo, lo que estará a prueba serán las diferencias entre uno y otro, ya que los dos militarán en partidos distintos. Para el tabasqueño no representa ningún sacrificio pueblear y hacerlo sin comodidades de ninguna clase, comiendo y durmiendo sin lujos, visitando poblados lejanos.
Marcelo es de otro código postal, él si acostumbra comer en restaurantes y hospedarse en buenos lugares. Habrá que ver si resiste una campaña de seis años, llegando hasta los poblados más recónditos o su estrategia la reduce a las poblaciones grandes, donde se encuentra el voto real y masivo.
Una de las disputas más grandes que habrá entre estos dos políticos serán los respaldos económicos que recibirán de sus seguidores.
Durante largos seis años, AMLO vivió de las contribuciones de sus seguidores, las que le alcanzaron para sus desplazamientos, aunque ahora éstas se verán reducidas, ya que sus simpatizantes descenderán en gran número, tanto en el Congreso de la Unión, como en los gobiernos estatales y la administración pública.
De los cinco gobernadores de la izquierda, no hay uno visible que lo respalde económicamente: Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno electo del Distrito Federal, tiene compromiso con Marcelo Ebrard, quien fue el que le tejió las posibilidades de la candidatura; Graco Ramírez Garrido, Morelos, pertenece al grupo de “los Chuchos” y se encuentra distante de cualquier afecto hacia su paisano tabasqueño; Ángel Aguirre Rivero, Guerrero, fue respaldado ampliamente por Marcelo en su propósito de cambio de partido; Gabino Cué Monteagudo, Oaxaca, mantiene buena relación con AMLO, pero mejor con Marcelo, y Arturo Núñez Jiménez, Tabasco, tiene el paisanaje como ancla, aunque es un político ponderado que habrá de razonar bien hacia dónde manifiesta su respaldo. Un tercero en discordia podría ser el entrante jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel A. Mancera, aunque primero tendrá que mostrar que cuenta con el empaque suficiente para competir por esa posibilidad. Faltan seis años y algunos ya se preparan para la gran competencia, pensando que nadie les podrá arrebatar esa posibilidad y, tal vez, les sobra razón, ya que la izquierda mexicana no muestra figuras con potencial que puedan adquirir la madurez, experiencia, carisma y popularidad que los sitúe en franca competencia con López Obrador y Ebrard Casaubon.
MONDRAGÓN QUIERE LA SSP
Sus casi 80 años de edad no parecen ser impedimento de ninguna clase para que Manuel Mondragón, secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, busque el ascenso por escalafón.
Portando el mito de que la seguridad de la capital del país es sumamente envidiable (comparativamente a otras ciudades del país), Mondragón busca colarse al gabinete presidencial y sus promotores lo ubican como una de las cartas fuertes para ocupar la titularidad de la SSP federal.
Y es que la dependencia a cargo de Genaro García Luna se convirtió en una pieza apetitosa, a la que aspiran una serie de políticos, los menos de ellos vinculados con el presidente electo, Enrique Peña Nieto.
Roberto Campa Cifrián se encuentra a la cabeza de los momios, seguido por David Garay Maldonado, los dos pertenecientes al círculo cercano de Peña Nieto. Ambos cuentan con experiencia en la materia.
Otros personajes que se mencionan son Salvador Neme Sastré, quien asegura que fue colocado como secretario de Seguridad Ciudadana en el Estado de México para acumular la experiencia necesaria.
El mencionado Manuel Mondragón y el ex director de la Agencia de Seguridad Estatal en el gobierno de Enrique Peña Nieto, Wilfrido Robledo Madrid, al igual que Alfonso Navarrete, son otros de los aspirantes.