“El perfume”, un aroma asesino
¬ Humberto Matalí Hernández lunes 12, Mar 2012Al son de las fábulas
Humberto Matalí Hernández
…el hedor alcanzaba sus máximas
proporciones en París, porque
París era la mayor ciudad de Francia.
Patrick Süskind: El perfume.
Escribir novelas y relatos históricos incluye el enorme reto de no confundir el pasado con el presente, y cuando eso sucede debe ser oculto entre el texto que apabulle al lector de tal forma que no perciba los errores. Eso sucede con “El perfume. Historia de un asesino” de Patrick Süskind, escritor alemán nacido en Babaria en 1949. La influencia de la literatura le viene de familia, su padre fue escritor y traductor, además su hermano es periodista.
Aunque su obra no es muy grande, “El perfume” fue su primera novela en 1985, antes escribió el monólogo teatral “El contrabajo”, considerada la obra más representada en Alemania, Süskind tiene otras cuatro novelas, la última de 2006 y varios libros de relatos y cuentos, independientemente de los guiones de televisión y otros medios. Es un escritor enigmático, aislado y enemigo de la publicidad y las entrevistas.
“El perfume” impacta por la audacia y difícil tema, explicar en texto el olfato, uno de los sentidos que junto con el gusto son indescriptibles, además cada individuo lo percibe con sensaciones diferentes. En eso radica el éxito de la novela, en la asombrosa capacidad descriptiva y la violencia, además del ambiente de la Europa del siglo XVIII, en donde la sanidad era algo desconocido. El autor guía al lector por los caminos y vericuetos de Francia, con buenas descripciones de París, la Ciudad Lux, plena de miseria ante la ofensiva riqueza de la corte y los nobles.
El autor Patrick Süskind no otorga concesiones y ubica al lector sobre el tema. La vida de un criminal, terrible dentro de la historia de los asesinos seriales del siglo XVIII. En el primer párrafo lo compara con el marqués de Sade, Saint-Just y los hombres políticos como Fouche e incluso Napoleón, comprensible en este caso, al considerar que Süskind es alemán, en donde no es muy popular el emperador y conquistador francés.
En París antes de la Revolución Francesa explica el parto de Grenouille, con el posterior juicio y ejecución de su madre. Cuenta con la presencia de otro personaje dentro del primer capítulo, el sacerdote Terrier humaniza la concepción del ambiente, pero de inmediato crece en clímax con la aportación de la frialdad y ambición de madame Gaillard, personaje vital para formar a Grenouille, como amoral, inteligente de razonamiento frío y ambicioso.
En la presencia permanente del narrador hay una duda de verosimilitud. Süskind, obvio narrador, describe a Grenouille sentado sobre un tronco de árbol: “… se convertiría en madera, en un muñeco de madera, en un Pinocho…”. Pero sucede que el escritor italiano Carlo Collodi, publicó en l878 “Pinocho”, como folletín y en 1883 en edición de volumen literario. Es decir en el siglo siguiente a la existencia criminal de Grenouille y ambiente de “El perfume”.
Es valiosa la imagen del olfato a pesar de parecer ilógicas son comprensible y creíbles. Patrick Süskind convence a los lectores. Lo muestra como un individuo primitivo que evoluciona a partir del sentido del olfato, en lugar de la vista y el oído o los primarios del tacto y el gusto. Así forja el futuro asesino múltiple, en base a los olores y aromas del entorno y de las personas. Por cierto, ese fenómeno también se logra, por medio de fotografías y colores, en la película sobre esta novela filmada en 2006 por el director Tom Tykwer. La brillantez de los colores, las flores, telas y pieles muestran los aromas creados por el asesino serial.
La violencia con la que el autor describe los asesinatos cometidos por Grenouille, en verdad trasmite el lector la arrogancia, insensibilidad y perversidad del criminal, capaz de provocar su inmolación en un incomprensible, pero lógico, suicidio en las garras de una multitud. Final que coincide con el nacimiento, brutal e insensible de Grenouille.
“El perfume. Historia de un asesino”, escrito hace un cuarto de siglo, es una novela que gusta a los jóvenes, por la violencia, intriga y sexo necesarios en la vida actual. Esta traducida a 15 idiomas, incluido el latín, y se considera un “best-seller”.
PERIODISMO DIEZMADO
En los nueve años de los gobiernos panistas la actividad periodística ha pagado una cuota de sangre que ofende a la inteligencia, lo que por cierto no abunda entre las filas de los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón y sus colaboradores exhiben una estulticia cotidiana. En esos tres años a un ritmo de siete periodistas asesinados por año, se llegó a la cifra, incluido el primer trimestre de 2010, de 36 colegas ejecutados, más los desaparecidos y secuestrados.
En los 10 años del siglo XXI, son en total 67 los reporteros, comentaristas, directores y trabajadores asesinados por caciques, delincuentes y alguno que otro funcionario de buen nivel, son los culpables de ordenar las muertes de los informadores.
Así que ni Calderón, ni sus secretarios y menos los jefes policíacos y militares hablen de justicia, de legalidad y de respeto a la libertad de expresión, que no la otorgan ni la cuidan ellos, es un derecho que es necesario conquistar, defender y ejercer todos los días por los responsables de informar, al enfrentar a los oficiales y soldados que agreden, golpean, secuestran, roban equipo y amenazan a los periodistas. Entre ellos varios colegas de la Organización Periodística Mexicana que edita este diario.
Y sobre el mismo tema de asesinatos e impunidades, asombra la capacidad e insensibilidad de un mandatario como Felipe Calderón, al minimizar las muertes de inocentes en los combates entre delincuentes y las fuerzas armadas. Asesinatos que intento transformar en una estadística de porcentajes. Habría que saber (en su estilo burocrático de hablar) que haría de ser su mujer y sus hijos los muertos en un fuego cruzado. No se debe comparar en porcentajes cuando se trata de vidas humanas La verdad es que uno que sea el asesinado, es demasiado. Claro se puede ser cínico, insensible y soberbio, para convertirse en dictador fascista. Pero aún hay la esperanza de que no sea este el caso.