El PRD y Andrés Manuel López Obrador
¬ José Antonio López Sosa lunes 10, Sep 2012Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Tras el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) han venido días decisivos para la izquierda mexicana. Evidentemente aquellos que viven la vida obsesionados contra Andrés Manuel López Obrador han pronosticado todo tipo de catástrofes en torno a su relación con los partidos de izquierda y, pareciera que son los más interesados en que el tabasqueño de verdad -cosa que no pasará-llamará a alguna movilización social para poder tener materia con qué alimentar esa obsesión.
López Obrador anunció que a través del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) continuará la lucha pacífica y eventualmente podría evaluarse -cosa que seguramente ocurrirá-, que se registre como un partido político nacional.
Gana el Partido de la Revolución Democrática porque la mayor parte de los legisladores que hoy tiene en el Congreso son producto de la campaña de Andrés Manuel López Obrador, es decir, lo mismo que quienes representan en las cámaras al Partido del Trabajo (PT) y a Movimiento Ciudadano (MC).
La corriente de Jesús Ortega siempre ha sido la más interesada en que López Obrador salga del escenario político perredista pues les resulta un estorbo (lastre se dijo), para terminar de prostituir a esta denominada izquierda moderna, que reiteradamente se ha visto, obedece a los cánones del compadrazgo y la corrupción. Hoy se les ha cumplido, hoy el PRD gana con los votos de López Obrador.
Andrés Manuel pierde capital político, esos millones de votos que tienen a cientos de legisladores de izquierda en una curul se convertirán en poder de negociación para un grupo que se llama de izquierda y en términos reales no sabremos a qué intereses responde. Hoy Andrés Manuel López Obrador da muestra de congruencia política sin importarle perder ese capital, dando una lección de civilidad y respeto a los seguidores de Jesús Ortega y demás “Chuchos”.
Pierde Andrés Manuel López Obrador en el terreno de la política, en ese que vive prostituido, que responde a intereses fácticos, el que nos tiene como país sumido en la desesperanza. Sin embargo, gana López Obrador como político, como luchador social desinteresado frente a lo que decenas de columnistas escupen a través de sus plumas como respuesta a sus miopías y obsesiones.
¿Qué cara ponen pues hoy aquellos que compararon a López Obrador con Hugo Chávez o, más absurdo que eso, con Hitler? Andrés Manuel se va de nueva cuenta a la plaza pública, a escuchar a la gente y a consolidar un movimiento que pueda irrumpir en el escenario político como contrapeso del poder. El PRD se queda con sus “Chuchos” y sus “Bejaranos”, negociando con la izquierda y cobrando con la derecha.
Aún así, esta semana veremos mucho vómito entintado, mucho veneno de quienes, insisto, viven la vida obsesionados contra Andrés Manuel López Obrador, algunos de forma gratuita, otros pagados y peor aún, unos más, supuestamente convencidos pero sin argumentos.
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