Emboscada y soberanía
¬ Augusto Corro jueves 6, Sep 2012Punto por punto
Augusto Corro
En cuento de nunca acabar se convirtió la agresión de federales a dos agentes de la CIA y a un capitán de la Armada.
Nos referimos a la emboscada en Tres Marías, cuando una camioneta con placas diplomáticas fue tiroteada por policías y dos extranjeros resultaron lesionados. Posteriormente se tejieron un sinnúmero de especulaciones alimentadas por el silencio de las autoridades.
A más diez días del incidente, no se sabe qué fue lo que ocurrió realmente.
Se supone que la Procuraduría General de la República (PGR) investiga el caso y habrá que esperar las conclusiones.
Sin embargo, ya dejó entrever que la actuación de los federales sí era justificada porque iban tras unos secuestradores.
Para la Armada no fue suficiente esa explicación. Considera que es endeble la tesis de que los policías confundieron a los agentes de la CIA con plagiarios.
Quizá algún día se conozca la verdad, porque el misterio de la emboscada va más allá de una simple agresión o confusión.
No fue normal la celeridad con la que abandonaron el país los agentes de la CIA. Oficialmente se informó que tuvieron que irse a Estados Unidos porque allá se sentían más seguros.
Ese hecho sólo provocó una mayor suspicacia entre propios y extraños que empezaron a preguntar sobre la injerencia de EU en México, con el pretexto de su colaboración en la lucha contra las drogas.
¿Cuántos agentes estadunidenses se encuentran en nuestro país? ¿Todos cuentan con la autorización oficial? ¿Realmente están dedicados a su tarea anticrimen? Para Patricia Espinosa Cantellano, la titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) no pasa nada.
Según la funcionaria, la relación bilateral entre México y Estados Unidos no fue afectada por el episodio de Tres Marías.
La declaración de Espinosa Cantellano no provocó extrañeza, pues confirmó el poco interés de las autoridades federales por lo que ocurre en las relaciones internacionales, principalmente con el vecino país del norte.
Por ejemplo, en el operativo fallido de “Rápido y Furioso”, con el que se intentaba seguir la ruta del contrabando de armas.
Los rifles de asalto llegaron a su destino, es decir a los cárteles de la droga, y en EU se armó el escándalo y México se conformó con emitir una protesta que en nada afecta las relaciones bilaterales, a pesar de la gravedad de la acción.
Son innumerables los casos en que México ha sufrido agresiones y el gobierno mexicano asume un papel de indiferencia.
En la emboscada de Tres Marías, el hecho provocó toda serie de reflexiones y especulaciones por lo singular de las acciones.
¿La palabra soberanía seguirá en el léxico de las autoridades mexicanas?
AMBIGÜEDAD
¿Cómo se debe entender la declaración de Jesús Zambrano, “El Chucho II”, sobre el apoyo a Andrés Manuel López Obrador?
Definitivamente se trató de una ambigüedad que le permitirá a los dirigentes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), deslindarse poco a poco del tabasqueño.
El “sí” pero “no” se desprende de lo que dijo Zambrano: el PRD no dejará solo a López Obrador en su lucha, “pero la dirigencia del partido tiene responsabilidades que atender”.
Dijo que tienen que responder a las esperanzas y sueños de los ciudadanos que votaron por el PRD.
En palabras simples y llanas, que el tabasqueño se rasque con sus propias uñas, pues la dirigencia perredista tendrá que enfocar sus actividades en el marco de la legalidad, sin los exabruptos de las impugnaciones, inconformidades o manifestaciones callejeras.
Esa reacción de los perredistas estuvo anunciada repetidamente, porque López Obrador no fue santo de su devoción, como se dice coloquialmente.
LA INUTILIDAD DE LA GLOSA
La glosa de los informes presidenciales fue considerada como una pérdida de tiempo.
En otras épocas servía como lucimiento para la obra realizada por el mandatario en turno.
Después, el análisis en las cámaras se convirtió en una crítica acre, porque los legisladores empezaron a expresar, con libertad total, sus puntos de vista sobre los diferentes temas del informe presidencial.
Los secretarios del gabinete presidencial asistían con la idea de ser recriminados si no explicaban, a satisfacción de los legisladores, los temas oscuros u opacos del gobierno federal.
En caso de los errores mayúsculos, los mandatarios nunca fueron llevados a un juicio político. Ni siquiera a los funcionarios de menor jerarquía fueron llevado a comparecer ante la justicia por su ineptitud o incapacidad en el cumplimiento de sus responsabilidades.
Para seguir con la tradición, el próximo martes, en el Senado la glosa del VI y último informe (afortunadamente) de Calderón empezará con el sector de política interna que corresponde al secretario de Gobernación, Alejandro Poiré; al de Seguridad Pública, Genaro García Luna y la Procuradora General de la República, Marisela Morales.
Más tiempo perdido.