Concierto en tiempos de guerra
¬ José Antonio López Sosa lunes 3, Sep 2012Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Llegamos puntualmente buscando el área de prensa donde cotidianamente atienden a los periodistas que acudimos, esta vez era distinto, no había acceso al recinto, es decir, teníamos que permanecer en la calle hasta nuevo aviso.
Notamos algo raro, decenas de efectivos militares con trajes negros revisaban dentro y fuera del recinto, en la parte trasera oficiales policiales se podían contar por cientos quizás, vallas y escudos antimotines se instalaban alrededor. La gente que entraba al recinto además de mostrar sus boletos desde la entrada que da a la calle, eran sometidos a revisiones exhaustivas, de esas que intimidan.
Después de algunos minutos, los miembros de la prensa accedimos al recinto. La revisión fue más minuciosa que en un aeropuerto estadounidense, a las mujeres les abrían los bolsos y a ciertas personas –ignoro bajo qué criterio—se les hacía una segunda revisión mucho más exhaustiva.
Efectivos militares vestidos de civil estaban por doquier, en pasillos, azoteas, balcones, escaleras, incluso me encontré con uno en guardia permanente dentro del baño de hombres.
El concierto comenzó, estábamos en una de las últimas filas de la parte baja del teatro, atrás de nosotros –y en todos los pasillos traseros—estuvo primero uno y al final tres efectivos militares vestidos de civil vigilando a todos quienes presenciábamos el espectáculo.
Durante el intermedio la curiosidad me llevó a recorrer otros pasillos dentro y fuera de la sala principal del teatro y me encontré con lo mismo, efectivos militares en constante vigilancia, cuidando todos los movimientos de quienes asistimos al teatro, como si buscaran algún delincuente entre la gente, como si cada uno de los asistentes pudiésemos ser un delincuente o terrorista en potencia. De pronto recordé esos relatos y novelas sobre los tiempos de la guerra y la postguerra en Europa, me pareció la escena tan familiar a la película “La Vida de los Otros”, cuando la STASI (ministerio para la seguridad del estado en la extinta República Democrática de Alemania) vigilaba todos los movimientos de los asistentes –director incluido—a una puesta en escena del dramaturgo Georg Dreyman, en fin, además del espléndido concierto hubo oportunidad de sentirnos por tres horas en un estado en guerra o bajo un régimen de extrema vigilancia militar.
Al salir del teatro caímos en cuenta, no estamos en guerra (de manera oficial cuando menos), no hay un régimen militar en nuestro país, simplemente al presidente Felipe Calderón se le ocurrió asistir al concierto en el Palacio de Bellas Artes, por ese solo hecho, la totalidad de la concurrencia estuvimos sometidos a estos hechos que narro.
Después de la impotencia al ver tanto recurso humano y financiero despilfarrado en esta clase de operativos exagerados y ostentosos, el único buen sabor de boca que nos quedó fue pensar: solo le quedan 3 meses, 90 días y el señor se va. La pregunta es, ¿seguirá con estos ridículos y exagerados operativos el entrante?
lopez.sosa@mexico.com
@joseantonio1977
www.formulaconfidencial.com.mx