La víspera en el museo
¬ Juan Manuel Magaña lunes 27, Ago 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
Ya estamos listos para que, lo que sea, que suene en materia electoral.
El tribunal está a punto de pronunciarse sobre la cosa más importante para el destino de este país, aunque a muchos el asunto les dé flojera.
En parte tienen razón porque fuera de los magistrados ya nadie podemos hacer nada.
Por eso precisamente para aquellos, los aburridos y unos cuates, voy a escribir lo que sigue, porque ciertamente hay otras cosas importantes en qué entretenerse.
El Museo de Arte Contemporáneo Internacional Rufino Tamayo (apenas me enteré del enorme nombre que tiene, supongo que obra de un burócrata) abrió de nuevo sus puertas tras un año de permanecer cerrado por trabajos de remodelación y ampliación.
Es uno de mis favoritos en la ciudad y por supuesto que fui, luego de leer las buenas críticas acerca del proyecto arquitectónico, sus exposiciones y su “discurso museográfico” (este término tan apantallador lo leí en una nota y me gustó).
Vi seis exposiciones de artistas nacionales y extranjeros. Por supuesto, la principal: una retrospectiva de mi pintor preferido Rufino Tamayo (1899-1991). Y les diré de una vez por qué es mi preferido: porque pintó como si fuera un niño, con una esencia infantil juguetona y risueña.
Véanlo si no. Ahí están sus cromáticas sandías, en sí mismas una enorme sonrisa.
Me enteré que por ahí pasó Felipe Calderón, de quien dudo que algo se le haya pegado. Pero, bueno, no es el tema.
Se dice que por estos días el museo y el pueblo de Oaxaca celebran el 113 aniversario del nacimiento de Tamayo.
Me doblaría la edad, me digo. Pero el caso es que en ese espacioso museo lograron un buen resumen de sus obras: sandías y el hombre (como género humano, el machismo es idiomático) sonriente.
Lo demás es como todo en un museo, casi todo está bueno, pero hay que una tenerle paciencia, con la que luego no se cuenta cuando uno trae otras cosas en la cabeza.
Estoy manipulando, los quiero llevar al tema del fallo electoral. Pero no.
Total que fue una buena idea ir al museo. Ahí se ve una verdadera grandeza que ojalá se derramara hacia otros campos de nuestra vida como sociedad. Pero ahorita pa qué teorizar más.