Malos recuerdos
¬ Juan Manuel Magaña jueves 23, Ago 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
Parece que con demasiada frecuencia Felipe Calderón no calcula bien lo que va a decir. Como que no tiene claro lo que se propone o esto último es muy pobre.
Luego simplemente lo dice y después se ve frente a las consecuencias.
Es el caso de su “sensacional” revelación de que a principios del sexenio iba a sufrir un atentado.
Para comenzar, no debió darnos una revelación y menos tan tardía. Debió darnos, a estas alturas, casi seis años después, a los culpables de esa tentativa de atentado junto con las explicaciones contenidas en una exhaustiva investigación por parte de la PGR.
No son pocos los que suponen que no hubo ni siquiera denuncia, menos averiguación previa, de lo recientemente revelado.
De otro modo, de dónde se saca que el crimen organizado quería eliminarlo.
A menudo se explica que cuando se dice algo sin reflexionar, es porque a uno lo traiciona el subconsciente. Pero cuando esto de hablar por hablar se hace hábito, es porque uno es el que traiciona a su subconsciente.
Y es el caso de Calderón. De seguro no se dio cuenta de que la verdadera gran revelación que nos hizo fue la de su incompetencia.
Han pasado seis años sin que siquiera su propio atentado -si es que lo hubo- haya sido resuelto por los sabuesos del gobierno.
Porque qué caso tenía hacer la revelación de un suceso tan viejo y con las manos vacías. ¿Era para hacerse la víctima? ¿Pretender llamar la atención para esconder no sé cuál de los otros tantos problemas?
Resulta hasta tragicómico porque con sus sensacionales versiones, Calderón ya hasta puso a dudar a aquellos líderes de opinión que en automático le compraron la “transparencia de las investigaciones” que en su momento “aclararon” que no fueron más que lamentables accidentes las muertes de Juan Camilo Mouriño y Francisco Blake Mora, ambos como secretarios de Gobernación.
Ya algún malpensado anda por ahí dudando de las coincidencias, así sea para empezar -como dicen algunos con tan buena precisión del lenguaje- a “desmarcarse” del propio Calderón.
Y ya que estamos con ese verbo, hay que decir que precisamente es eso lo que están haciendo con Calderón los empresarios que también al principio le dieron, como dicen por ahí, el avión en todo. Así lo demuestra ese comunicado del Consejo Coordinador Empresarial, que dice:
“Los hechos violentos ocurridos en las últimas semanas no sólo generaron un estado de alarma en varios estados de la República Mexicana: son un crudo recordatorio de que la delincuencia y la inseguridad pública conforman el expediente abierto más delicado para la sociedad mexicana en el corto plazo.
La crisis está vigente, lejos de ser prueba superada. No es momento de bajar la guardia, sería irresponsable”. También ellos eligieron mal el momento porque este gobierno ya está estrenando los festejos de fin de sexenio.