La disputa por el PAN
Ramón Zurita Sahagún lunes 20, Ago 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Aunque lo niegan constantemente, existe una gran percepción de que el panismo e encuentra sumamente dividido y que amenaza con presentarse una fractura dentro del partido político más añejo del país. Reuniones van y vienen, encuentros de santones del partido, presencia del Presidente de la República, acuerdos para lanzar convocatorias y buenos deseos para depurar el padrón de militantes. Como todos los partidos políticos mexicanos, el PAN enfrenta graves diferencias en su interior, incrementadas por la contundente derrota electoral del 1 de julio pasado, cuando siendo partido gobernante fue enviado hasta el tercer lugar en las preferencias ciudadanas.
Esa debacle ahondó más la brecha existente entre los grupos dominantes, sin el resultado obtenido hace tres años, cuando otra derrota de sus candidatos envió al exilio político al dirigente nacional del partido, Germán Martínez Cázares. De esa forma se tranquilizaron las aguas internas y uno de los más cercanos colaboradores del Ejecutivo federal, considerado como del grupo beligerante de la derecha rindió la plaza, sin ofrecer resistencia.
Claro que la gestión de Martínez Cázares fue sumamente cuestionada, ya que los ataques proferidos contra sus adversarios políticos, fueron expuestos en todos los tonos.
Otro incondicional de Felipe Calderón fue llevado a la presidencia del partido, César Nava Vázquez, su ex secretario particular y diputado federal en funciones quien mostró demasiado verdor, para un cargo de esa naturaleza.
Nava Vázquez se metió en fuertes conflictos, como fueron la adquisición de un departamento de lujo, del que nunca se aclaró el por qué se lo vendieron tan barato, muy por debajo del precio de las otras viviendas.
Se le cuestionó sobre su paso en Pemex y por el pacto signado y violado con el gobierno del Estado de México, para no sostener alianzas entre la izquierda y la derecha.
El segundo personaje cercano al afecto presidencial dejó la dirigencia nacional del partido gobernante, siendo el tercero que pasaba por esa aduana en cuatro años de gobierno.
Desde Los Pinos se impulsó la candidatura de otro afín al Ejecutivo federal, otro ex secretario particular, Roberto Gil Zuarth, quien se quedó cercano a la posibilidad de presidir el partido, ya que fue derrotado en la contienda interna por ese cargo, por Gustavo E. Madero, quien se aferra a la silla y declina renunciar, como sí lo hizo Germán Martínez, en razón de los malos resultados electorales.
Este proceso interno provocó divisiones entre los grupos en disputa, como también lo hizo, poco tiempo después, la selección del candidato presidencial, donde Josefina Vázquez Mota derrotó al favorito Ernesto Cordero Arroyo y al eterno aspirante Santiago Creel Miranda.
Antes de eso otros aspirantes como Alonso Lujambio y Javier Lozano Alarcón se bajaron de la contienda.
La candidatura presidencial de Josefina dejó saldos no considerados y mucho se tuvieron que suturar las heridas, para que el respaldo a la ex secretaria de Desarrollo Social y de Educación Pública pudiese concretarse. La expulsión de Manuel Espino y las declaraciones de Vicente Fox fueron otros elementos que contribuyeron al deterioro de la candidata presidencial
El reparto de candidaturas al Congreso de la Unión entre seguidores y adversarios fue el método seleccionado, aunque el daño ya estaba hecho, las fisuras resquebrajaban al partido y los ánimos no se calentaban en pro de la campaña. Tardó mucho en arrancar la campaña de Josefina y cuando lo hizo, ya la ventaja de sus adversarios era mucha, por lo que quedó rezagada, cuando se sumaron otros contingentes de panistas y entraron en operación los nuevos generales adscritos a su campaña.
El tironeo era mucho y los saldos se reflejaron en las urnas, con una bajísima votación, para ser el partido gobernante, con pérdidas en dos estados que ellos gobernaban y porcentajes de votos muy disminuidos en otros.
Javier Lozano Alarcón, ex aspirante presidencial estuvo a punto de ser relegado al tercer lugar en su pretensión senatorial, teniendo que conformarse con la senaduría de primera minoría.
Al conocerse los resultados aumentaron los reclamos dentro del partido, donde unos y otros se culpaban por la votación obtenida. Nuevamente se dio la intervención presidencial, lo que no gustó a muchos, aunque aparentemente eso evitó un rompimiento. La reunión de diputados y senadores con los altos mandos del partido y la asistencia del Ejecutivo federal pareció tranquilizar las turbulentas aguas del partido
En medio de todo esto, surgieron nuevas denuncias de que el partido cuenta con un padrón inflado, alejado de la realidad de la militancia, por lo que hay necesidad de depurarlo y ubicarlo en la realidad.
Ahora habrá que esperar para saber si este jaloneo por los controles del partido queda solucionado en la próxima reunión de consejeros y se evitan fugas de militantes importantes como sucedió en épocas pasadas.
Tradicionalmente en el PAN sucede el éxodo de sus militantes distinguidos, cuando se producen estos enfrentamientos, aunque no por ello se afilian a otro partido como sucedió con Luis Calderón Vega (Padre de Felipe Calderón) y Carlos Castillo Peraza (guía político de Felipe Calderón), aunque hay otros que sí lo hacen como Pablo Emilio Madero (ex candidato presidencial), José González Torres (ex candidato presidencial), Bernardo Bátiz (diputado federal) y Jesús González Schmall (ex secretario general del partido y ex aspirante presidencial), entre otros que se fueron del partido.
También operará en contra del PAN que como sucedió con el PRI en cuanto perdieron el poder que algunos de sus militantes pasaron a formar parte de otros partidos. No pasará mucho tiempo, para saber qué ocurrirá con Acción Nacional y cuántos de sus militantes se van decepcionados de la política o en busca de mejores opciones.