Año nuevo, asuntos añejos
¬ Augusto Corro lunes 2, Ene 2012Punto por punto
Augusto Corro
Se fue el año 2011 y nos deja su cargamento de injusticias para el 2012.
En México todo seguirá igual y en algunos casos, los problemas se agudizarán. La pobreza crecerá incontenible, porque los programas gubernamentales no alcanzan a brindar beneficios reales a más de 50 millones de necesitados.
A un país de carencias ancestrales se le han sumado todo los males habidos y por haber.
Los informes sobre la pobreza nos dan cuenta que a las necesidades económicas, se agrega la pobreza alimentaria.
Sectores amplios de la población tienen obstáculos reales para conseguir sus alimentos.
Los programas de los gobiernos no son suficientes para sacar a México del tercer o cuarto mundo en el que se encuentra. Los cinturones de miseria crecen en las zonas suburbanas de las grandes ciudades.
Por la falta de una programación adecuada, el campo se convirtió en una fábrica de pobres que abandonan sus lugares de origen, constantemente, para trabajar en Estados Unidos, o vivir en los cinturones de miseria de las urbes.
En este renglón la mano de obra se encuentra desperdiciada. No hay empleo y las carencias son muchas para aquellos que abandonan sus tierras.
Como si lo anterior no fuera suficiente, los más necesitados son víctimas de los caprichos de la naturaleza: lluvias atípicas o no que provocan inundaciones; o la falta de agua que mantiene en sequía, la más grave en siete décadas, a regiones de siembras de temporal.
Entre otras consecuencias por la escasez del líquido vital, se encuentran la pérdida de cientos de miles de cabezas de ganado que, obviamente, provocaron problemas en la alimentación.
Por lo tanto, en el 2012 se prevé el encarecimiento de los alimentos. Es urgente que las autoridades dediquen una atención mayor al campo para evitar que se agudicen los conflictos, principalmente el de la pobreza alimentaria.
EL DESEMPLEO
La situación que agobia a la gente del campo también la padecen los citadinos, donde pululan ejércitos de desocupados.
El discurso de los panistas que anunciaba un país de empleos, terminó en la más pura de las demagogias. Ya son millones de mexicanos los que no encuentran la manera de trabajar. Gente con estudios suficientes para lograr salarios decorosos, se dedica a labores improvisadas, ajenas a su profesión.
Los ninis, aquellos que ni trabajan ni estudian, son millones de personas que esperan la oportunidad de asistir a las universidades o conseguir trabajo.
Estos sectores no existen para el gobierno federal panista que prefiere incrementar los presupuestos económicos a la guerra contra la narcodelincuencia, que a la creación de centros de educación superior.
La misma educación pública se encuentra en manos de un sindicato que poco o nada le interesa el desarrollo del país. No hay recursos suficientes para darle algo a la ciencia, la investigación y la tecnología y el sitio que le corresponde en el desarrollo de México. Cada año, los rectores tienen que mendigar el incremento a los presupuestos de los centros de estudios superiores. En conclusión, nada importante se hace para sacar a México del tercermundismo.
Sin embargo, otros sectores fueron atendidos ampliamente. Tal es el caso de nuestra democracia y sus actores. De acuerdo con el paquete económico del presente año, el Instituto Federal Electoral (IFE) tendrá un presupuesto de 10,661 millones 420,028 pesos, mientras que los partidos políticos contarán con 5,292 millones 486.351 pesos.
Por otra parte, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) dispondrá de un presupuesto de 2,368 millones 962,800 pesos. Se trata, pues, de una de las democracias más caras del mundo, pero nadie tiene el interés o el empeño necesarios para reducir sus costos para hacerla más acorde con las necesidades de un país con más de 50 millones de pobres.
Ojalá y esa inversión para la democracia rindiera los frutos requeridos; pero no, lo que ocurre en los tribunales electorales es algo bochornoso, porque quienes se encargan de arbitrar la justicia, siempre se encuentran dispuestos a obedecer al todo poderoso en turno.
La última burla a la ciudadanía se registró en Morelia, Michoacán. El tribunal mencionado anuló las elecciones a la presidencia municipal de Morelia, porque una noche previa al día de la votación, un boxeador lució en su pantaloncillo un logotipo del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Hágame el favor. Ese hecho motivó que las autoridades ordenaran nuevas elecciones. ¿Estos ministros, jueces o lo que sean consideraron lo que se gastará en dinero repetir los comicios? ¿En verdad se violó la ley electoral o se trató de una acción más de la democracia a la mexicana?
Los tribunales y organizadores electorales, léase el IFE, tienen la capacidad para enredar todo lo que tocan. Ningún político respeta las reglas. Aún no empiezan las campañas políticas oficialmente y ya parece que terminaron. Basta con ver en los medios los manejos de imagen de los aspirantes a cargos de elección popular.
En el Distrito Federal las principales avenidas se encuentran tapizadas de posters, pancartas y anuncios espectaculares con los retratos de los precandidatos de diferentes partidos políticos.
Así pues, los miles de millones de pesos que se invertirán en la democracia y en la partidocracia deben considerarse como un despilfarro. ¿O cuáles son los beneficios?
Solo falta que en este 2012 ocurra lo mismo que en el 2006, cuando los tribunales electorales hicieron el papelazo de dar por buenas las elecciones presidenciales, las más controvertidas en los últimos sexenios, para dejar a una sociedad mexicana polarizada. En fin, los asuntos añejos seguirán vigentes.
Estimado lector, deseo, sinceramente, que en este año 2012 veas realizados tus anhelos.