Beltrones
Roberto Vizcaíno jueves 27, Oct 2011Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- El sonorense fue rebasado por Enrique Peña Nieto en el manejo de medios, relaciones y obras
- Las ventajas de su participación son invaluables y las entiende Peña
- Permaneceré, como ha sido mi lealtad de por vida dentro del PRI, afirmó
Todos a quienes he escuchado o he leído opinar sobre el sonorense, coinciden en que Beltrones no sólo tiene la experiencia y los merecimientos, sino el proyecto y trato que lo harían uno de los mejores presidentes de México.
Pero casi todos acotan inmediatamente sus reconocimientos hacia Manlio Fabio Beltrones, con la conclusión de que desgraciadamente para él y para el país éste no es su tiempo.
Y es que el hecho de que sea el mejor preparado de entre todos los aspirantes presidenciales para el 2012, no es suficiente para alcanzar Los Pinos.
No. Desafortunadamente para él esta carrera se la lleva ganada política y socialmente Enrique Peña Nieto. El mexiquense, de 45 años -menor 14 que Beltrones quien tiene 59-, supo manejar muy bien sus tiempos de gobernador entre 2005 y 2011 para consolidar tres áreas esenciales para convertirse en el puntero de la contienda:
1.- Hizo obras, muchas obras en su estado y las publicitó por todos los medios a su alcance.
2.- Utilizó y se posicionó en los medios de comunicación, y a través de ellos en la opinión y preferencias de los ciudadanos, y:
3.- Se dedicó a fortalecer sus relaciones con la clase priísta predominante: gobernadores, ex gobernadores, dirigentes de sectores, diputados, etc. A su lado comenzaron a proliferar los ex de todos los cargos, esos que pagarían por pertenecer a algún grupo o corriente.
Beltrones, por su parte se dedicó a impulsar reformas y a establecer sus relaciones en otros niveles.
Todo hace suponer que el sonorense pensó que con eso le alcanzaría para competir y ganar la candidatura de su partido a la Presidencia de la República para la contienda del 2012. Está por verse. Por sus comentarios, acciones y propuestas deja ver que cree que no todo está terminado para él por el hecho de que Peña Nieto lleve 60 puntos arriba de él.
Hoy, Beltrones juega inteligentemente con sus ventajas. Y adelanta abierta, claramente sus retos y sus posibilidades.
Pocos saben que él fue quien puso sobre la mesa en primer lugar el nombre de Cuauhtémoc Cárdenas para recibir la Medalla Belisario Domínguez, el máximo reconocimiento que otorga la República a sus hijos sobresalientes.
Pero, ¿por qué lo hizo?
Sin duda, porque Cárdenas se lo merece. Gracias a él existe hoy un sistema democrático en México, un sistema de competencia por el poder dentro de la Constitución y la gobernabilidad a través de un Instituto Federal Electoral ciudadanizado, sin el control del gobierno y el Presidente en turno como ocurría antes, y con un Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación plenamente autónomo, así como un Registro Federal de Electores que es tan autónomo que la credencial que expide es la base de la identificación oficial de todos los mexicanos por encima del pasaporte y otros documentos.
Simplemente, el México anterior y el posterior a Cárdenas de 1988 son dos países totalmente distintos.
Eso lo sabía muy bien Beltrones, como sabe que Cárdenas representa el primer gran rompimiento interno del PRI moderno. Su premiación entonces es un mensaje directo hacia la cúpula priísta, es advertirles que hoy no pueden equivocarse y volver a excluir a quienes dentro de este partido buscan el cambio, la modernización democrática del tricolor y el ascenso por la vía de la lucha equitativa, pareja.
En forma colateral, desde que se abrió la contienda interna, a partir de que el gobernador Peña Nieto dejó de serlo a mediados de septiembre y entró de lleno a jugar su papel de precandidato a la Presidencia, el sonorense ha venido insistiendo en dos puntos:
-Ni cargadas ni albazos, y sí juego parejo en la elección interna de candidatos, y;
-Primero el proyecto de país que deberá exponer el PRI a los ciudadanos para decirles por qué se quiere que un priísta regrese a Los Pinos, y luego el candidato.
Hasta el momento y con algunos rebases, los reclamos de Beltrones más o menos se han respetado.
Y ha ocurrido en muy buena medida, porque Peña Nieto ha entendido el enorme valor que tienen para él y sus aspiraciones respetar a Beltrones. De entrada Beltrones representa para el mexiquense ese elemento de equilibrio interno, ese elemento que le recuerda que no debe desbocarse ni creer que él sólo lo puede todo… el sonorense es ese elemento que le recuerda que debe ser incluyente y no excluyente, si no quiere que el partido se le deshaga en las manos.
Por lo demás, Beltrones representa además la posibilidad de ir a una contienda abierta que los ayude a ambos a explicarle a través de sus debates a los mexicanos que piensa cada uno y que proponen para sacar del desastre a este país.
Y representa la posibilidad de hacer una precampaña en los medios, porque si Peña no tuviera contendiente, sería candidato único y entonces no podría salir por ley a los medios.
Existen otras muchas ventajas para Peña y el PRI en la batalla que da hoy Beltrones. Una esencial, sin ninguna duda, es la que plantea que en el PRI hay dos opciones y no sólo una, y eso quita presiones y abre el abanico político y las malas ideas. Quienes lo pudieran hacer, se pensarían dos, tres, cuatro, muchas veces el querer sacar de la jugada por vías no institucionales a Peña, porque de todos modos hay otro priísta que tendría enormes posibilidades de llegar a la Presidencia.
En fin.
El caso es que ayer, en Chiapas, luego de visitar y conversar con el gobernador Juan Sabines -un ex priísta que igual que Cárdenas se fue del tricolor para lograr ser lo que aspiraba-, Beltrones salió y dio una conferencia de prensa en la que alguien le soltó:
-¿Si no le favorece el proceso interno se va Manlio Fabio del PRI, o se suma al fortalecimiento de este partido rumbo al 2012?
La respuesta a esta interrogante la quieren saber no pocos priístas desde hace rato. Beltrones explicó:
“Hace un momento tuve la oportunidad de saludar al gobernador del estado de Chiapas, Juan Sabines. Conversamos ampliamente sobre la importancia de que en México demos un salto hacia la modernidad de la gobernabilidad democrática.
“Eso quiere decir que muchos de nosotros pensamos que el actual régimen político ya no garantiza la gobernabilidad ni que las cosas sucedan. Los acuerdos cada vez resultan más difíciles de alcanzar. Necesitamos conformar mayorías estables. Algunos piensan que esas mayorías podrían alcanzarse con segundas vueltas electorales; otros que esas mayorías pudieran alcanzarse con cláusulas de gobernabilidad. Otros más -como el gobernador Sabines y yo-, pensamos que se deben alcanzar con gobiernos de coalición, que queden fundamentados en la Constitución, para dejar de ser gobiernos de cooptación o gobiernos de colisión, como los que actualmente hay, en los que todas las fuerzas políticas se enfrentan unas a otras y no dejan llegar los acuerdos.
“Yo he hecho de mi participación política de los últimos años el mejor de los ejercicios para poder buscar la modernización del país, porque quisiera junto con muchos mexicanos imaginarme el México dentro de 25 años, en donde habrá de vivir mi hija y mis nietas. Eso es lo que me interesa.
“Me interesa mucho no ganar simplemente un sexenio, sino trascender hacia el futuro, por eso es que he empujado a la realización de foros dentro del PRI, para que el PRI pueda tener un programa de gobierno de largo alcance.
“Insisto: el México dentro de 25 años, no el del año 2012 o del 2013. Esa meta aspiracional me aleja determinantemente de andar buscando con obsesiones personales, participaciones políticas en algún otro partido.
“Yo milito en un partido político en el que creo. Y ese partido, en el que creo, ha decidido hacer un programa de gobierno. Esto lo terminaremos el próximo día 3 de noviembre. Y el próximo 14 de noviembre, habrá de emitirse una convocatoria dentro de mi partido, que fijará reglas para la participación, a todos aquellos que deseen estar compitiendo por un puesto de elección popular. Yo estaré pendiente de la emisión de las mismas.
“Permaneceré, como ha sido mi lealtad de por vida y mi carta de presentación permanente, dentro del Partido Revolucionario Institucional”, concluyó.
¿Más claro? Este es Beltrones, el político, el hombre que busca competir esencialmente con lo que es. Nada más.