Monreal, entre dos fuegos
Armando Ríos Ruiz viernes 9, Dic 2022Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Tanto Morena como los partidos de oposición, exigen a Ricardo Monreal definirse de una vez por todas, no obstante las declaraciones que ha hecho el mismo coordinador de Morena en el Senado, de que en el mes de diciembre tomaría una decisión definitiva, que tiene que ver con su aspiración a la Presidencia de la República. “Legítima”, como él mismo dice.
Los diferentes partidos le urgen que desde ahora dé a conocer la actitud que asumirá, seguramente la semana entrante, en torno a otro intento por aprobar la reforma electoral como la ha diseñado el mismo Presidente de México. El senador zacatecano ya declaró que no aprobaría el “plan B”, que se refería a las leyes secundarias, en “fast track” y que cuidaría el procedimiento ordinario.
“Son momentos de definiciones personales” que se relacionan con el rumbo del país. Creo que tiene que definir si lo que ha venido expresando lo va a reflejar en un voto por las libertades, por la democracia, destacó Osorio Chong”.
Por otro lado, son conocidas sus entrevistas con el diputado panista Santiago Creel y su deseo de que la coalición Va por México acepte considerarlo su candidato a la Presidencia de México en 2024. Ha dicho también que estará en las boletas presidenciales en 2024. Ya sea por Morena o por la oposición. Particularmente por la alianza PRI, PAN, PRD.
Desde antes que el Presidente tomara posición del cargo, en 2018, dio claras muestras de su preferencia por Claudia Sheinbaum. Cuando se decidió la candidatura por el gobierno de la Ciudad de México, el mandatario no dudó en apoyar a la señora para este puesto, hasta sus últimas consecuencias.
Ante tal hecho, Ricardo Monreal, también aspirante, se mantuvo reflexivo respecto a la determinación que adoptaría, sobre esa circunstancia. Hizo pensar a muchos politólogos, que su estancia en el partido que ayudó a fundar, había llegado al final. Pero a fin de cuentas aceptó continuar en Morena.
Nuevamente, cuando el mandatario dio a conocer a sus favoritos para sucederlo, mencionó a Claudia, al secretario de Gobernación, Adán Augusto, y a Marcelo Ebrard. En ningún momento al senador. Sin embargo, éste permaneció plegado a los designios del tabasqueño, que defendió en todo momento. Era de imaginarse que intentaba inclinarlo a cambiar sus preferencias.
Muchos analistas lo consideraron indigno y dijeron que el Presidente no lo quería como aspirante. Hasta la fecha ha sido más que claro que en Morena no tiene ninguna oportunidad. Que si quiere ser candidato, tiene que buscar otros derroteros. Algunos pensaron que iría tras Movimiento Ciudadano. Pero su dueño, Dante Delgado exhibió otras intenciones, muy ajenas a considerarlo. A estas alturas, cualquiera sabe que ya no tiene más que la alternativa de convencer a las cabezas de Va por México, de comprar su propuesta.
Muchos también apuestan a que, en lo que en realidad quiere, es convertirse en el jefe de Gobierno de la Ciudad de México. A que en este momento muestra rebeldía para obligar al Primer Mandatario a voltear la vista hacia él. A que presionado el que gobierna, porque al fin y al cabo es figura importante, experimentada y superior en muchos aspectos a su preferida, podría causar daños severos a Morena.
No es posible soslayar a Marcelo Ebrard, con quien seguramente ha planeado alguna estrategia para actuar conjuntamente. Con mucha razón, ambos deben saberse superiores a la señora que, no obstante lo anterior, ya tiene la protección del jefe supremo y no existen posibilidades de cambiarla.
Morena hará otro intento porque se apruebe la reforma electoral la próxima semana. Entonces veremos de qué está hecho Monreal. Si actúa a favor, será, no porque el Presidente haya cambiado de idea, sino porque le hará una oferta importante. Podría ser lo que muchos piensan: El Gobierno de la Ciudad.
Sus oportunidades han llegado al final de su carrera, que quiere coronar con la Presidencia. El Gobierno de la Ciudad tampoco es despreciable. Por ello no tiene más que actuar con la mayor cordura e inteligencia, si es capaz de despreciar la invitación.