Breve historia del “narco”
¬ Arturo Ríos Ruiz jueves 9, Jun 2022Centro..!
Arturo Ríos Ruiz
- Un chino y el opio en Sinaloa
- Desde EU, señalan a AMLO
En 1911, llegó Lai Chang Wong a Sinaloa; salió precipitadamente de Hong Kong, perseguido por el sable de su tío. Se enroló como cocinero en un barco con destino América y arribó a San Francisco.
Tuvo noticias de la Revolución Mexicana, se desplazó a Sinaloa y se enroló como médico en el Ejército Revolucionario del Noroeste. Diez años después abandonó el servicio con un balazo en la pierna derecha, que le quedó tullida. Cambió su nombre a José Amarillas. En 1927, ya vivía en Badiraguato y era productor de opio.
José Amarillas se unió a Meyer Lansky, un mafioso judío amigo de “Lucky Luciano” y de Fulgencio Batista, el presidente cubano para escoger las tierras. El chino disponía de la semilla, contactos para conseguirla y ya la había cultivado en Sinaloa.
Reclutó hombres de fiar, con valor y discretos. Escogió las sierras de Sinaloa, Durango y Chihuahua, el después llamado “Triángulo dorado”, hasta la fecha. Así dio inicio el narcotráfico en México.
Más tarde, surgió Félix Gallardo, que en las décadas de los años 70 y 80 fue el narcotraficante más poderoso de México, dueño de las principales rutas de comercio de droga en la mitad del país y Centroamérica.
Conocido como el “Jefe de Jefes” y quien fue el primer mexicano en exportar cocaína a gran escala a Estados Unidos, a través de México, ya tiene 32 años encarcelado por el asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena en 1985, pero él se mantiene defendiendo su inocencia.
Antes de convertirse en el capo de la droga, Félix Gallardo trabajó como policía judicial de Sinaloa, fue escolta personal del gobernador del estado, Leopoldo Sánchez Celis, entre 1965 y 1968.
Cuidaba a los hijos del gobernador, con una gran amistad entre Gallardo y Celis, por lo que cuando formó su imperio en el mundo del narcotráfico, el mandatario lo siguió apoyando.
La historia sintetizada del narcotráfico en México nos sirve para refrendar que el gobierno, ha estado íntimamente ligado a los narcotraficantes, al principio, el régimen mantenía el control de los mafiosos sin importar las siglas, PRI y PAN, que obedecían ciegamente y acataban las instrucciones.
A cada mandatario en su turno, se le conocieron los consentidos de las mafias que paulatinamente avanzaban colocando sus arietes convenientes para su labor de tráfico, hasta llegar a los niveles más encumbrados. A la mera Presidencia.
Dos senadores estadounidenses, Ted Cruz y Marco Rubio, han coordinado una campaña para vincularlo con el narcotráfico a nuestro Presidente, el primero lo acusó de ser “apologista” de dictadores y de entregar el país a cárteles de la droga. El Presidente los reta a que se lo comprueben. Un tema que cala profundo y sí, exige una plena aclaración.