Seguridad fallida
Freddy Sánchez jueves 19, Oct 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Cómo lograr que la gente se sienta segura y no expuesta a una delincuencia exponencial que extorsiona, secuestra y mata cuando le viene en gana, porque las fuerzas del orden y el poder institucional parecen estar acotados por el crimen organizado y las bandas delictivas de poca monta.
Mínimo, esa pregunta tendrían que contestar los interesados en buscar la primera magistratura del país el 2018.
Y que no recurran a la sobada y retórica cantinela de siempre. O sea, la aprobación de un mando único policial hasta ahora un propósito inconcluso por falta de voluntad política, visiones encontradas e irreconciliables, intereses creados o simple apatía de los políticos partidistas.
Y con esa otra retórica falaz de profesionalizar a los cuerpos de seguridad y dotarlos de equipos modernos para el cumplimiento de sus deberes de combate contra el hampa, lo que se ha venido haciendo desde hace varios sexenios con los pobres resultados por todos conocidos.
Obviamente, tampoco mediante controles de ética y confianza entre los elementos de los cuerpos de seguridad, pues si acaso realmente se han impuesto con el ánimo de depurar a las instituciones dedicadas a dar seguridad a la nación, está más que claro que se han quedado cortos y es imprescindible hacerlos mucho más estrictos y eficaces.
Así que lo que hay que decirle a la población es lo que en verdad la convenza de que no se trata de la misma barata demagogia que descaradamente se ha repetido en los tres últimos gobiernos sexenales.
Eso no quiere decir que en México, antes de la salida del PRI y su regreso a Los Pinos, la gente estuviera plenamente satisfecha con la seguridad imperante en el pasado, pero quién podría atreverse a manifestar que tras las sangrientas batallas contra la delincuencia, el encarcelamiento de grandes capos del narcotráfico y grupos de secuestradores, extorsionadores y demás hampa criminal puesta fuera de acción durante los últimos casi diez y ocho años de alternancia en el poder, la seguridad ha mejorado.
Hacer una afirmación en tal sentido no sólo equivaldría a un autoengaño, sino también a una burla contra el sentido común de la mayoría.
Por eso, resulta indispensable que los que hoy se placean como aspirantes presidenciales, expresen claramente lo que planean poner en práctica para que nuestro país deje de estar bajo el amago de bandas criminales de toda clase.
Porque la política de seguridad en México, de tiempo atrás ha sido un lamentable fracaso por dondequiera que se la vea.
Así que éste es el momento de los que se ufanan de tener talento y agallas para ponerse la banda presidencial y por eso entonces es de exigirles que digan qué exactamente haría su gobierno para restituir la seguridad de los mexicanos.
En ese aspecto, tres grandes verdades no se pueden seguir ignorando con desparpajo.
La primera, respecto a que la delincuencia organizada es una gran negocio y por eso persiste, se expande y crece por doquier. La segunda que en los cuerpos de seguridad continúa la corrupción y las complicidades con las mafias y la tercera que las acciones de autoridad contra el enriquecimiento ilícito y el lavado de dinero siguen siendo un fiasco.
De modo que esos tres factores sumados equivalen al “talón de Aquiles” contra la delincuencia organizada y hace necesario que los aspirantes presidenciales den a conocer un plan concreto de acción para ponerle un definitivo alto a las mafias del delito que prácticamente se han hecho dueñas del territorio nacional y han creado la sensación nacional de que tenemos una seguridad fallida.