La pobreza de las juntas
¬ Salvador Estrada jueves 6, Oct 2016Folclor urbano
Salvador Estrada
Para mejorar la vida de los trabajadores, reformas van y reformas vienen, pero no se ve claro que sean efectivas y la “jodidez” ya rebasó a la clase obrera y llegó a las Juntas de Conciliación.
La reforma laboral, que se anunció con bombo y platillo, no ha funcionado y los lideres sindicales siguen haciendo de las suyas y nadie los llama a cuentas y menos ahora, en donde los conflictos laborales, entre patrones y trabajadores, no se resuelven de la noche a la mañana, porque las Juntas de Conciliación y Arbitraje no tienen presupuesto para cumplir con la justicia laboral.
Estas juntas, por los recortes presupuestales, no pueden cumplir con los trabajadores, los obreros o los empleados, en su demanda de justicia ante los conflictos con las empresas porque muchas veces “los actuarios no tienen dinero para las diligencias” y en algunos casos “¡no tienen la papelería para hacer los escritos de ley!”.
La justicia laboral es lenta y ahora ante el aumento de juicios, se llevarán ¡hasta tres años! y mientras los pobres trabajadores… ¡que se jodan!
Las Juntas de Conciliación y Arbitraje dependen del ramo Ejecutivo y van a pasar al Legislativo, pero será hasta el próximo año y mientras las partes en litigio, capital y trabajo, tendrán que “encomendarse a la santa paciencia” porque cada servidor público de la Junta de Conciliación tiene en su manos ¡200 expedientes¡ que atender, lo cual echa por tierra la frase de los políticos que proclaman en sus discursos “la justicia rápida y expedita”.
Y de aquí al próximo año para que se cumpla la ley y las Juntas de Conciliación pasen al Poder Legislativo, la Secretaría del Trabajo puede ayudar a las juntas con el dinero que destina al Conampros, Comisión Nacional Para la Protección del Salario.
Esta Comisión no sirve para nada. ¡Nunca ha protegido al salario! El mínimo sigue siendo una vergüenza nacional. Es un organismo chafa, cuyo presupuesto lo destina para justificar su existencia en programas de televisión, donde adula a los líderes vejestorios.
La Conampros tiene oficinas en el edificio del Congreso del Trabajo, que después de la muerte de Fidel Velázquez, líder cetemista, murió con él. El Congreso está deteriorado, lo mismo que su edificio lo que pone de manifiesto que el sindicalismo charro, el movimiento obrero, ¡ya no se mueve!