El uso de drogas
¬ Augusto Corro lunes 16, Abr 2012Punto por punto
Augusto Corro
El problema del narcotráfico se trató, con singular interés, en la VI Cumbre de las Américas a la que asistieron el presidente Barack Obama y mandatarios de países latinoamericanos.
El negocio de las drogas se convirtió en uno de los jinetes de la Apocalipsis por su enorme poder de destrucción social.
El daño causado por la producción, traslado, distribución y consumo de estupefacientes suma más de 150 mil muertos en Latinoamérica.
Mientras en Estados Unidos el número de adictos a las drogas creció en los últimos años, en el resto de Latinoamericana se desató una guerra, que si en algunos casos alcanzó a detenerse, en otros se encuentra en pleno apogeo.
A México, por su posición geográfica, le tocó ser el abastecedor de la droga al mercado más grande de consumidores. Todos lo sabemos.
Como señalamos arriba, algunos presidentes latinoamericanos, como Juan Manuel Santos, de Colombia; o el presidente guatemalteco, Otto Pérez Molina, dejaron entrever que es necesario buscarle otras salidas al conflicto.
No necesariamente tiene que ser el enfrentamiento con la fuerza pública, sino intentar otras formas como, por ejemplo, la legalización de las drogas. No será fácil.
El propio Obama fue muy claro en su postura: la despenalización de los estupefacientes no es la solución y punto.
La posición cerrada e inflexible del presidente estadounidense provocará que los cárteles de la droga, repartidos en Latinoamérica, se fortalezcan. Los gobiernos de diferentes países se dieron cuenta que la guerra contra la delincuencia se convirtió en una acción fallida.
Por eso se optó por tratar el asunto en la cumbre mencionada.
El presidente Santos pidió hacer un alto en el camino para saber dónde vamos en esta lucha y “analizar nuevas opciones que permitan mayor efectividad en este combate”.
En las reuniones internacionales, que son presididas por el poder económico y político de Estados Unidos, este es el que define por dónde deben ir sus intereses. Juntarse para buscar soluciones a problemas regionales nunca ha funcionado. No ha sido el estilo de los estadounidenses escuchar a los países vecinos.
Por cierto, el presidente de Perú, Ollanta Humala, dijo textualmente que “algunos jefes de Estado han señalado que el narcotráfico está entrando ya a reemplazar en determinados sitios las funciones del Estado, como es el caso y como lo ha señalado el presidente de México (Felipe Calderón), en el tema de la recaudación de impuestos”.
El mandatario peruano declaró lo anterior al referirse al cobro de derecho de piso o al “impuesto de guerra que los narcos cobran en diferentes partes de América Latina a los dueños de pequeños y medianos negocios, pero incluso a quienes se acaban de comprar un auto, como ocurre en algunas partes del norte de México”.
Quizá a Humala le impactó el comentario que formuló Calderón. A los mexicanos no les causó tanta sorpresa saberlo, pues esas prácticas de extorsión se empezaron a realizar hace mucho tiempo y las autoridades mexicanas nunca no pudieron erradicarlas.
Sigue el castigo
La ausencia de Cuba fue otro de los temas que se trataron en la VI Cumbre de las Américas. Es la única nación del continente que no forma parte de la Organización de Estados Americanos.
El presidente anfitrión, Manuel Santos, durante su discurso inaugural habló del aislamiento y la indiferencia hacia Cuba “que han demostrado ya su ineficiencia y anacronismo, que se mantienen anclados en la era de la guerra fría”.
Así pues, Cuba continúa como la gran ausente en la reunión internacional. Las presiones de Estados Unidos fueron determinantes para que el gobierno de la isla no participe en las reuniones en las que se decide el destino de Latinoamérica.
La nación cubana desde hace cinco décadas padece el embargo económico impuesto por Estados Unidos.
Desde Luego, dejar a Cuba lejos del concierto de las naciones es un anacronismo. El castigo de EU a los cubanos sólo provoca mayores resentimientos.
Iniciativa anticorrupción
En el Senado se promueve otra ley contra la corrupción.
Según informó el senador del Partido de la Revolución Democrática Alfonso Sánchez Anaya, presentó una iniciativa de ley que busca sancionar los delitos cometidos por funcionarios públicos. ¿O sea que no existe un ordenamiento legal para castigar a los pillos de la burocracia?
El legislador consideró que en México no existe una cultura de la legalidad para evitar prácticas como la corrupción.
Por eso su proyecto de reforma al Código Federal de Procedimientos Penales, incluye un catalogo de delitos graves: ejercicio indebido de servicio público, abuso de autoridad, desaparición forzada de personas y coalición de servidores públicos.
Contempla también el uso indebido de atribuciones y facultades, colusión, intimidación, ejercicio abusivo de funciones, tráfico de influencias, cohecho, peculado, enriquecimiento ilícito y delitos cometidos por servidores públicos contra la administración de justicia.
Aclaró que cada vez son más los actos de corrupción en las instituciones, debido a que infringir la ley no tiene consecuencias graves y no hay castigo para los servidores públicos y defraudadores.
¿Pues en qué país vivimos?