Procesos internos
Ramón Zurita Sahagún lunes 9, Ene 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Por enésima ocasión, los partidos políticos evidencian lo lejano que se encuentran de las prácticas democráticas y que la anhelada unidad de sus militantes y dirigentes es un tema en desuso.
La selección de candidatos a los principales cargos de elección popular sometida a los métodos internos de sus partidos, con una participación abierta de los aspirantes, dejan como enseñanza las envidias, el golpeteo y hasta fracturas como resultado de las mismas.
En los tres principales partidos se muestran signos de lo anterior, aunque la selección de candidatos ocurre en terrenos diferentes.
Los panistas se encuentran entrampados con la elección de su candidato presidencial, donde priístas y perredistas salieron mejores librados con la simple nominación de sus abanderados por métodos menos complicados.
Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto, candidatos de la izquierda (PRD-PT-MC) y de la alianza conformada por PRI-PVEM-Panal, respectivamente, no tuvieron mayores problemas para ser precandidatos únicos dentro de su partido, cuando Marcelo Ebrard y Manlio Fabio Beltrones, renunciaron a su deseo de participar en una interna.
De esa forma, el tabasqueño y el mexiquense quedaron con el camino libre y no hubo voces de protesta, ni manifestaciones de inconformidad, mucho menos filtraciones o ataques en su contra.
Por el contrario, los seguidores de los dos principales partidos de esas alianzas (PRD y PRI), se sintieron conformes con la decisión asumida por sus dirigentes y ambos -López Obrador y Peña Nieto- dedican estos tiempos de precampaña a recibir muestras de adhesión y establecer estrategias de lo que verán sus simpatizantes en el momento de la campaña en serio.
Caso contrario acontece dentro del partido gobernante, donde se dieron a la tarea de seleccionar a su candidato presidencial, mediante el voto directo de sus militantes y hoy se encuentran entrampados y con una fecha distante (5 de febrero) para la elección.
Los principales mandos del partido (desde el Presidente de la República) sienten que van quedando rezagados ante la vía libre con que transitan los ya ungidos aspirantes de los otros partidos.
Pero no es lo único, ya que tanto Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero Arroyo y Santiago Creel Miranda, se muestran inconformes con el tiempo que transcurre y la forma como se está desarrollando la contienda.
Los encontronazos al interior del partido son frecuentes y el golpeteo entre los aspirantes registrados dejará insatisfechos a todos, especialmente a los que queden relegados de la contienda presidencial.
Algo similar sucede en el PRD, pero en el espacio correspondiente al Distrito Federal, donde el uso de las encuestas, tan provechoso y aplaudido en la selección del candidato presidencial, no parece satisfacer a los prospectos para suceder a Marcelo Ebrard.
Mario Delgado, secretario de Educación, considerado uno de los favoritos para abanderar al PRD en el Distrito Federal, prefirió bajarse de la contienda, ante el reconocimiento de que una encuesta no le favorecería.
Joel Ortega Cuevas, ex jefe de la policía, criticó el sistema elegido y registró su candidatura, con argumentos de protesta.
Otros como Alejandra Barrales, Miguel A. Mancera, Carlos Navarrete y Martí Batres van a la interna perredista, a la espera de que las encuestas les favorezcan, aunque, cuando menos, un par de ellos, saben de antemano que se encuentran lejanos de esa posibilidad y mostrarán entonces su inconformidad y malestar.
Para los priístas, Tabasco está lejano de ser el edén que fue, ya que la candidatura de su aspirante a gobernador se le complicó enormemente y en el transcurrir surgieron descalificaciones, filtraciones y ataques que amenazan con hacer crisis en tiempos electorales.
El riesgo de fractura es enorme si el tiempo continúa transcurriendo sin candidato y los prospectos siguen expuestos en vitrina.
La disputa es de todos contra todos, a pesar de que se hizo una depuración de una lista artificial de diez aspirantes, donde uno de ellos (Humberto Mayans Canabal), se encontraba encaprichado con ser el candidato, con todo y los grandes negativos que arrastra.
Con su dimisión se esperaba que la selección del candidato fuese más tersa, pero desde la capital del país se insistió en la imposición del alcalde con licencia de Villahermosa, para enfrentar al que fuese su jefe durante muchos años (Arturo Núñez), nominado por el PRD.
La molestia de los sectores priístas del estado es enorme, por considerar que Jesús Alí no reúne las condiciones necesarias para derrotar a Núñez Jiménez, de quien fue secretario particular.
Pero a la espera de la decisión final de los priístas, se han desatado una serie de ataques con la finalidad de menguar las posibilidades, tanto de Alí como del principal prospecto, el ex secretario de Salud, Luis Felipe Graham.
Considerando que cuentan con el aval de la mayoría de los tabasqueños, los priístas dejan correr los tiempos y se sumen en una consulta por delegados, de la que surgirá su candidato, sin considerar que la misma les dejará heridas que tardan en sanar más allá del tiempo de la elección (1 de julio).
MIER Y TERÁN
Jaime Mier y Terán, ex secretario de Salud de Tabasco, de pronto se sintió político y reclama su derecho a ser candidato del PRI. Mier y Terán se adjudicó la Fundación Isabel de la Parra como plataforma de lanzamiento, pero se trata de un personaje no identificado con el estado en que no nació y del que siempre negó vinculación alguna, hasta que Manuel Andrade lo hizo titular de Salud.
En sus tiempos de vendedor en una tienda departamental de la ciudad de México, el hoy aspirante político negaba cualquier asociación con el estado que hoy quiere gobernar. En la actualidad, la mayoría de los ataques surgidos contra Alí de la Torre y Graham Zapata le son adjudicados.