El drama del hambre
¬ Augusto Corro martes 29, Nov 2011Punto por punto
Augusto Corro
La parte norte de México padece la peor sequía en los últimos 50 años.
No llovió y la hambruna amenaza a miles de habitantes de zonas rurales en Nuevo León, Chihuahua, Coahuila, Durango y Zacatecas.
La ganadería y la agricultura resienten la falta de agua. Los hombres del campo señalan que se trata de la peor época de estiaje de las últimas décadas.
Si no hay agua se cancelan, obviamente, las posibilidades de vida: escasean los alimentos y empieza la lucha por la supervivencia. Surge el drama del hambre, desgarrador, desde cualquier ángulo que quiera verse el problema.
En Chihuahua, en la sierra Tarahumara, la sequía no permitió la producción en el campo de maíz y frijol. Los burros y mulas mueren de hambre, porque no hay hierbas que coman.
Y cuando no llueve, la tragedia aparece en aquellas tierras porque las trojes permanecerán vacías por meses o años. ¿Qué hacer cuando falta el alimento principal? Es un lujo conseguir carne para la dieta diaria.
Los hatos, de unos cuantos chivos, ya fueron consumidos como último recurso para satisfacer el hambre de los desesperados.
Sin embargo, en la lucha por subsistir, los tarahumaras aún tienen el pinole (harina de maíz con piloncillo) para sus comidas diarias. Así lo hacen.
Desde luego, el pinole podría ser más alimenticio que las galletas de lodo que comen los haitianos en temporada de hambruna, que casi siempre está presente.
El problema de los tarahumaras se multiplica porque a la terrible sequía se le suma la falta de trabajo en Chihuahua; sus servicios como braceros son rechazados. Tienen que emigrar a sitios lejanos en busca de empleo, en caravanas de hambre, de cientos de familias.
Quedarse en la sierra es condenarse a morir.
Total, que los gobiernos tercermundistas de México sin el talento para prevenir y solucionar los problemas derivados de los caprichos de la naturaleza: ¿Sequía o inundaciones?
¿SERÁ UN SUEÑO?
Petróleos Mexicanos (Pemex) tendrá que informar sobre los recursos económicos que entrega al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM). Se trata de una orden que recibió Pemex del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI).
El manejo de los recursos económicos entre la paraestatal y su sindicato siempre fue guardado como un gran secreto.
Ahora, según el IFAI, se conocerá el destino final del dinero que recibe el sindicato petrolero. Se sabrá qué fin tuvieron, por ejemplo, 700 millones de pesos que la empresa le entregó al STPRM para actos relacionados con el aniversario de la “expropiación petrolera y el desfile del primero de mayo”. De cumplirse esa orden del IFAI, se sabrá de los métodos que utilizan los líderes petroleros para enriquecerse.
Sin embargo, la actitud del IFAI trae un fuerte olor a problema político, pues en plena temporada electoral, se amenaza con pedir cuentas a uno de los sindicatos más poderosos de México.
Ya en otra ocasión, cuando se intentó llevar a la cárcel a los dirigentes, lo único que se armó fue un teatro en el que los delincuentes se convirtieron en héroes.
Recordarán que el escándalo surgió porque el gobierno de Ernesto Zedillo desvió, por medio del STPRM, mil 500 millones de pesos de recursos públicos, para la campaña presidencial de Francisco Labastida Ochoa.
¿El charrismo sindical agoniza? Si la respuesta es afirmativa, entonces sí se tendrá que pensar que la cosa va en serio y que que llamarán a cuentas a Carlos Romero Deschamps y también a la dueña del Sindicato de Maestros, Elba Esther Gordillo.
Todavía falta que ocurran algunos hechos para que este tipo de sindicalismo desaparezca.
LA TORTURA
Mientras la policía no reciba una preparación integral en su formación como representantes de la autoridad con derechos y obligaciones, siempre estará latente el fantasma de la tortura.
O contéstenme con la verdad: ¿Los agentes capitalinos están preparada para evitar la tortura contra los detenidos? Entonces, no salgan con la puntada de exigirle a los uniformados lo que no les han inculcado: el respeto de los derechos humanos.
Desafortunadamente, la aplicación de dichos derechos se tergiversó por la corrupción de las propias autoridades que empieza con los policías y sigue en las agencias del Ministerio Público.
¿Hay alguien que le lea la cartilla a los guardianes del orden sobre la necesidad de cumplir con los derechos mencionados?
No nos hagamos, el Distrito Federal se encuentra muy lejos de contar con una policía capaz de responder a las necesidades de una sociedad, cada vez más agredida por la delincuencia organizada o no.
Enviar a Tepito, un volcán social en ebullición, a granaderos sin la preparación adecuada, es como jalarle la cola al tigre o al diablo.
Si las autoridades superiores ya demostraron su ineptitud con lo que ocurrió recientemente en el barrio bravo, ahora tienen que aplicarse en sus responsabilidades para que ese hecho lamentable, el de la tortura, no vuelva a repetirse.