El sucesor
¬ Augusto Corro lunes 14, Nov 2011Punto por punto
Augusto Corro
A la hora de escribir esta columna aún no se conocía el nombre del político panista que sustituirá a Francisco Blake Mora en la Secretaría de Gobernación.
Blake Mora pereció en un accidente aéreo cuando viajaba del Distrito Federal rumbo a Cuernavaca, el viernes pasado.
La muerte del funcionario ocurrió en momentos políticos importantes en la vida de México, pues estamos a menos de un año de las elecciones presidenciales del 2012.
Aunque debe explicarse que el poder centralista lo ejerce el Presidente de la República, el secretario de Gobernación en funciones, es el operador político más importante del sistema presidencialista.
Su función de responsable de la política interior de México le permite el trato directo con gobernadores y representantes de las diferentes fuerzas políticas. Sin embargo, en el presidencialismo mexicano los satélites no brillan. La estrella con luz propia es el Presidente de la República y nadie más.
Si bien Blake Mora era el encargado de coordinar las labores contra la narcodelincuencia, su participación no tuvo tanta fuerza para quitarle o aminorarle los golpes a su jefe Calderón, quien es criticado, permanentemente por su guerra fallida.
Así pues, en Los Pinos, el encargado del gobierno federal enfrenta solo los resultados de su estrategia inalterable contra los cárteles de la droga, que ha provocado un baño de sangre con 50 mil muertos.
Ante ese panorama, el nuevo secretario de Gobernación tendrá que multiplicar sus funciones como estratega principal anticrimen y en político avezado para llevar a buen puerto las elecciones presidenciales del 2012. Convertirse en un imán para desviar los ataques a Calderón.
Quien reemplace a Blake Mora será el quinto secretario de Gobernación durante el presente sexenio. Antes estuvieron en el cargo Francisco Ramírez Acuña, ex gobernador de Jalisco. Su paso por esa dependencia fue más que gris. Se entendió que el político recibió un premio de consolación, porque fue el destapador de la candidatura de Calderón a la Presidencia de México.
En una comida privada, Ramírez Acuña se jugó su futuro político con Calderón y les funcionó. Una vez ungido como responsable de la política interior de México, el jalisciense se opacó totalmente, hoy desempeña el cargo de congresista en espera de que le cambie la suerte.
Juan Camilo Mouriño, un joven nacido en Madrid, en 1971, le sucedió en el cargo a Ramírez Acuña. Con la impetuosidad propia de su edad y a su amistad con Calderón, creció como la espuma en la vida política.
Desafortunadamente, los hados no estaban a su favor y murió, igual que Blake Mora, en un accidente aéreo. Su nave cayó en la zona poniente del Distrito Federal.
Cercanos a las fuentes del poder expresaron que Juan Camilo Mouriño estaba señalado como el posible candidato panista a la Presidencia de la República.
Después del multicitado Juan Camilo Mouriño, el abogado Fernando Gómez Mont fue invitado a desempeñar el cargo de secretario de Gobernación. Se trataba de pagar la cuota a uno de los grupos de panistas más poderosos: el de Diego Fernández de Cevallos, según se dijo en los círculos políticos.
La política calderonista no convenció al experimentado político Gómez Mont, quien terminó por dejar la secretaría. El panista, de viejo cuño, no estaba de acuerdo, entre otras cosas, con la política aliancista de Calderón que tiene como fin disminuir la fortaleza del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Actualmente, en México se vive un ambiente enrarecido por la guerra de Calderón contra la delincuencia organizada y la amenaza permanente de una nueva crisis económica.
En general, los problemas por la guerra anticrimen siguen vigentes: los derechos humanos no se respetan, los cárteles de la droga parecen invencibles, la ola sangrienta se agiganta y no se le ve fin a la lucha contra la narcodelincuencia. La corrupción y la impunidad son el pan de cada día.
En lo social, la pobreza crece incontenible. Las alzas permanentes de las gasolinas tienen en una constante inconformidad a la sociedad, quien carece de representantes que la defiendan en el Congreso de la Unión. Entre tanto, los precios de los artículos de la canasta básica se encuentran por las nubes.
El campo se encuentra abandonado. La educación pública no alcanza a levantar, pues está convertida en un negocio sindical. El problema del desempleo ni siquiera se toma en cuenta. Ya nos acostumbramos a hablar de los millones de desocupados que se ganan la vida como les permiten sus habilidades de supervivencia: en el comercio informal o en actividades ilícitas.
Los gobiernos en los estados se han empeñado en hacerse a un lado en la guerra contra la delincuencia organizada. Su incapacidad, abulia o irresponsabilidad no les permitió contar con la policía adecuada para enfrentar a las hordas de sicarios. Al contrario, esos guardianes de la ley se pasaron al lado de los narcotraficantes con los resultados que conocemos.
En la política nacional está pendiente el asunto del IFE.De acuerdo con la ley, la plantilla debe estar integrada por nueve consejeros, pero la partidocracia se niega a elegir, debido a sus intereses particulares, a los tres representantes que faltan. El principal órgano electoral está cojo. ¿Cómo se puede caminar con esa falla a una democracia plena?
Esa es la problemática que encontrará el nuevo secretario de Gobernación: un México de cabeza.
De acuerdo con el reglamento interno de la multicitada secretaría, el subsecretario de Gobierno, Juan Marcos Gutiérrez González, será el encargado del despacho, mientras Calderón nombre el nuevo titular.