Denuncias y acusaciones en Michoacán
Ramón Zurita Sahagún jueves 3, Nov 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Conforme se acerca la fecha de la elección en Michoacán, los ánimos de los participantes se aceleran y suben de tono los reclamos, denuncias y acusaciones.
Dos de los tres candidatos (Fausto Vallejo y Luisa María Calderón) al gobierno del estado tuvieron que acudir para rendir declaración sobre supuestos actos ilícitos ocurridos en el curso de las campañas electorales.
Fausto declaró y Luisa María se abstuvo de hacerlo.
El tercero (Silvano Aureoles) también fue denunciado y con él el gobernador del estado, (Leonel Godoy) señalado como eventual respaldo con dinero del gobierno de la campaña de su compañero de partido.
Hace unos cuantos días precisábamos de las acusaciones entre unos y otros sobre el presunto uso de recursos públicos para el apoyo de unos y otros candidatos.
Los priístas fueron denunciados por los panistas de entregar dinero a los ciudadanos como parte de la campaña de Fausto Vallejo, los priístas hicieron lo propio con la panista Luisa María Calderón, basados en una revelación de un personaje popular, Alfredo Gallegos Lara, conocido como el “Padre Pistolas”.
Unos y otros señalan que el gobernador del estado Leonel Godoy, desvía recursos públicos a favor del perredista Aureoles.
Son diez los días que faltan para el proceso electoral y la lucha por los sufragios se mantiene sumamente cerrada, sin que las encuestas revelen una tendencia mayoritaria a favor de alguno de ellos.
Los tres, Fausto, Luisa María y Silvano confían en que los días restantes sean lo suficientemente claros como para nivelar la balanza a favor de alguno de ellos.
No es la primera ocasión en que los momios se dividen en tercios en Michoacán, ya que a finales de la década de los 90, priístas, perredistas y panistas sostuvieron una disputa tan cerrada como la actual.
Fue el actual presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, entonces candidato del PAN al gobierno estatal, el menos favorecido, ya que sus votos no alcanzaron siquiera el 30 por ciento, pero subió la votación de su partido por vez primera arriba de los 20 puntos porcentuales.
En aquel entonces, el joven Calderón Hinojosa se reveló como un prospecto político que, al poco tiempo, alcanzó la presidencia de su partido y en menos de una década ya estaba sentado en la Presidencia de la República.
Los otros dos protagonistas de esos comicios fueron el perredista Cristóbal Arias Solís, quien había sido senador de la República por el PRD y diputado federal del PRI, se ubicó en segundo lugar, a unos cuantos puntos del priísta ganador.
Víctor Manuel Tinoco Rubí fue quien derrotó a los dos anteriores y se convirtió con ello en el último gobernador de extracción priísta en la entidad, ya que los dos siguientes, Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy Rangel llegaron avalados por el PRD, aunque el segundo tuvo una militancia priísta, donde fungió como procurador estatal y secretario de Gobierno del estado, en sus tiempos de priísta, bajo la tutela de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Hoy, en Michoacán, los ciudadanos parecen hartos de las administraciones perredistas, según revelan algunas encuestas que sitúan al candidato de ese partido hasta el tercer lugar, aunque él insiste en declarar que ganará los comicios.
Hay quienes establecen que unos días antes de la celebración de los comicios, el perredista podría renunciar y adherirse a la candidatura de la panista Calderón, ante la imposibilidad de ganar.
De suceder esto, no sería la primera ocasión en que se presentara un evento de esa naturaleza, ya que en diversas ocasiones el hecho se produjo. Se recuerda como en Chiapas, en virtud de que el candidato panista al gobierno del estado se mantenía sumamente distante del priísta José Antonio Aguilar Bodegas y del perredista Juan José Sabines Guerrero, decidió declinar a favor del primero.
La decisión fue errónea, ya que el ganador fue el perredista, con todo y que el respaldo de los panistas se otorgó al candidato priísta.
Igual sucedió hace poco en Tlaxcala, donde la perredista Minerva Hernández declinó a favor de la panista Adriana Dávila Fernández, la que cayó derrotada por el priísta Mariano González Zarur.
En enero pasado, Guerrero ocurrió algo similar, con la variante de que el candidato ganador si fue el que recibió el respaldo del declinante panista. Ángel Aguirre Rivero ganó ampliamente a su primo Manuel Añorve Baños.
Pero las renuncias de candidatos también se han dado a nivel presidencial, siendo Porfirio Muñoz Ledo el protagonista de un acto similar, cuando declinó para respaldar la candidatura del panista Vicente Fox Quesada.
¿Sucederá en Michoacán algo parecido?
Palm sigue siendo el restaurante de moda de los políticos, los que se concentran en ese sitio, sin importar la ideología que profesen, ni los días de asueto.
El martes pasado fue uno de esos días en los que los políticos se acercan para ser vistos en bloque o individualmente.
Por un lado Roberto Gil, secretario particular del presidente Felipe Calderón, comía con Marcela Gómez Zalce, la principal operadora de Marcelo Ebrard Casaubón.
A unos cuantos pasos, en otra mesa departía la diputada federal con licencia Josefina Vázquez Mota y en la parte exterior del local el dirigente nacional panista, Gustavo E. Madero.
También el alcalde de Cuernavaca, Manuel Martínez afinaba su II informe de Gobierno como autoridad municipal, ya que el viernes rinde cuentas ante su comuna.