La disputa por el 501
Ramón Zurita Sahagún jueves 27, Oct 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La pelea es cerrada, pero son tres los personajes que se disputan el título de diputado 501.
Por supuesto, ninguno de los personajes señalados como tal pertenece al Legislativo, pero sus nombres forman parte de alusiones que hacen las distintas fracciones sobre la posible influencia de ellos en el quehacer legislativo.
Uno de estos personajes, Martha Angélica Ojeda, desató nuevamente la polémica sobre el rejuego que se hace en la Cámara de Diputados sobre el eventual 501, ya que el título le fue endilgado en primer lugar a ella, aunque después saltaron otros personajes a disputárselo.
El pasado martes, Ojeda, asistente del diputado federal Gerardo Fernández Noroña, se estableció ante el pleno, pancarta de por medio, con todo y sus hijas para mostrar su repudio a los dichos del diputado federal panista Leoncio Morán, quien días antes había señalado, palabra más, palabras menos, que su jefe (Fernández Noroña) la ofrecía con todo y moño.
Las atrevidas palabras de Morán se borraron con una disculpa pública, ofrecida ante el pleno, como acostumbran hacer los diputados, sin importar que sus palabras ofensivas queden grabadas en la mente de todos.
Así ocurrió en la sesión del martes, cuando el diputado petista, Porfirio Muñoz Ledo fue señalado como ejemplo de una conformación corporal de 90 por ciento contenido etílico y un 10 por ciento botana, por el diputado priísta chiapaneco Julián Nazar, quien después de eso se disculpó.
Antes de ello, la perredista Enoé Uranga y el petista Jaime Cárdenas señalaron que un grupo de priístas estaba consumiendo bebidas embriagantes al fondo del salón de sesiones.
Igual que lo anterior, todo quedó, supuestamente, olvidado, con una disculpa pública.
Y es que en el Poder Legislativo ya se volvió una costumbre que se lancen acusaciones y denuncias al por mayor, sin que sean probadas por nadie, para que después de ello se retracten en tribuna, luego de haber lanzado lodo y oprobios al por mayor contra sus adversarios.
Sin importar la ideología o siglas a las que pertenecen sus corrientes y olvidando que representan a los ciudadanos que votan por ellos en las urnas o les otorgan el poder en su representación, los legisladores en general caen en la difamación pública sobre sus adversarios.
Es cierto que al calor del debate se suscitan una serie de palabrerías que son usadas como instrumentos punzocortantes contra el adversario, pero también lo es que en muchos de los casos se recurre a situaciones que no forman parte de la discusión.
Uno de los grandes problemas que enfrenta la LXI Legislatura es el abuso de algunos diputados y senadores para el uso de la tribuna, para sacar sus frustraciones.
Representantes del Ejecutivo son citados ante el pleno o comisiones para hacer escarnio de ellos, exhibirlos y espetarle en su cara situaciones alejadas de la realidad o carente de pruebas.
Una y otra vez el Legislativo se convirtió en un martirio para algunos funcionarios públicos que tienen que hacer gala de una buena esgrima verbal o corporal, para evitar ser quemados en leña verde.
Pero ni siquiera son cuestionados a fondo sobre fallas o errores cometidos en el desempeño de sus funciones, sino por razones de fobia de algunos legisladores hacia ellos, como son los casos de los secretarios del Trabajo, Javier Lozano; Seguridad Pública, Genaro García, y el ex titular de Comunicaciones, Juan Molinar.
Lo que provocó esta situación fue que esos funcionarios aprendieran la lección y acudieran a sus comparecencias con un trato de tú a tú que no gusta a los representantes populares.
Diputados y senadores preguntan y funcionarios responden lo que les da la gana, mostrando una total falta de respeto entre unos y otros.
En cada legislatura hay diputados y senadores picarescos, los que llegan solamente para dar el toque folklórico a los diputados o senadores, según sea el caso.
Actualmente, es Gerardo Fernández Noroña, pero antes fue Félix Salgado Macedonio y otros personajes que han desfilado por ambas cámaras sin aportar gran cosa más que las ocurrencias del momento.
En el pasado no lejano, Miguel Eduardo Valle, diputado en la LIII Legislatura daba el toque humorístico, pero siempre llevando a la tribuna temas sólidos, salpicados con la picardía del momento.
El legendario “Búho” sabía del tema que trataba, lo que no sucede con otros personajes de la izquierda que carecen de los fundamentos ideológicos necesarios para el debate y recurren a otro tipo de figuras.
NO HABRÁ REELECCIÓN LEGISLATIVA
Finalmente, los diputados del PRI, Verde y Nueva Alianza, rechazaron la propuesta de los otros partidos para el establecimiento de la reelección legislativa consecutiva.
Cinco horas de debate infructuoso para los apoyadores de la propuesta, que resultó derrotada por mayoría.
Cerca de 20 oradores hicieron uso de la tribuna para exponer sus razonamientos en pro o en contra de la posibilidad de que senadores y diputados fueran reelectos en forma consecutiva.
Unos y otros expusieron sus argumentos y fueron destacados los casos de Estados Unidos, Chile y Venezuela, entre otros países que si la permiten o la han permitido.
Apellidos etílicos
A propósito de la polémica desatada en la Cámara de Diputados sobre el posible consumo de bebidas etílicas dentro del salón de plenos, hay quienes aseguran que si existe, toda vez que en los apellidos se condensa la fama.
Los diputados José Ramón Martel, Rosalía Brindis, Don Pedro Ávila y Eduardo Bailey Elizondo, son ejemplos de diputados que promueven el consumo de esas bebidas, se dice en tono jocoso.