Otro round de Lozano
Ramón Zurita Sahagún jueves 20, Oct 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Con la satisfacción del deber cumplido, el secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, departía ayer con un selecto grupo de amistades en un restaurante ubicado detrás de la nueva sede del Senado.
Un rato antes, Lozano Alarcón había sostenido un nuevo intercambio verbal con el diputado Gerardo Fernández Noroña, que derivó en otra suspensión de una jornada de trabajo legislativo.
Protagonistas de discusiones ásperas y de fuertes intercambios verbales, el panista Lozano Alarcón y el petista Fernández Noroña no desperdiciaron la oportunidad de escenificar un nuevo zafarrancho.
Carentes de prudencia, mesura o cordialidad, los dos personajes considerados de lo más protagónicos en sus diferentes áreas de trabajo, recurrieron nuevamente a sus excesos.
El funcionario del gobierno federal y el diputado, son como jarritos de Tlaquepaque, con cualquier cosa se sienten, ya que cuentan con una piel sumamente sensible, incapaz de soportar ni el más mínimo roce.
La molestia de Fernández Noroña se presentó, cuando el secretario del Trabajo reclamó a los diputados federales: “me queda claro que salieron buenos para criticar y malos para legislar”.
La respuesta de Lozano Alarcón se originó, luego de que los diputados le hicieron toda serie de reclamos.
Fue entonces cuando el diputado petista se levantó molesto de su asiento y se dirigió al lugar de Lozano para reclamarle con voz sonora su proceder.
Conocedores de los exabruptos del legislador federal, diputados del PAN saltaron para arropar al funcionario, produciéndose empujones de Gerardo hacia el diputado panista Arturo Ramírez.
La discusión se hizo más acalorada y entró a la misma otro legislador del PT, Porfirio Muñoz Ledo, por lo que el diputado priísta, Tereso Medina, decidió suspender la reunión de trabajo.
De nueva cuenta, la comparecencia de Lozano Alarcón no despejó las dudas de los diputados y los temas torales de la misma quedaron sin ser aclarados.
Y es que como sucede frecuentemente con los funcionarios del gobierno federal, éstos acuden ante los legisladores para cumplir con un trámite legal, pero no responden a los cuestionamientos de los diputados, ni despejan las dudas de los mismos.
Lozano Alarcón mantuvo como tema central la reforma laboral, misma que se mantiene pendiente y la que no entraba en el temario de la comparecencia, siendo el pivote que detonó la contenida irritabilidad del diputado petista.
Incluso, Fernández Noroña retó al secretario del Trabajo para que abordar el tema, pero bajo otro formato.
Pero en realidad lo que se necesita en la Cámara de Diputados es otro formato para que los comparecientes se obliguen a responder a las preguntas de los legisladores, pero también que establezca un respeto irrestricto de los diputados hacia ellos.
Los zafarranchos en el Congreso de la Unión son cada vez más frecuentes y dos de los secretarios del gabinete presidencial son figuras recurrentes en los mismos:
El secretario del Trabajo, Javier lozano Alarcón, y el de Seguridad Pública, Genaro García Luna, los que han sido objeto del maltrato e insultos por parte de algunos diputados opositores.
Sin embargo, el incidente no motivó preocupación alguna en el secretario del Trabajo, quien feliz de la vida departía en el restaurante-cantina y jocoso contaba a sus escuchas lo sucedido horas antes.
MÉTODO PANISTA
No son pocos los que consideran como un primer triunfo de Ernesto Cordero Arroyo, el que la dirigencia nacional del PAN decidiera que la definición del candidato presidencial de ese partido la harían solamente los militantes y adherentes.
Esa era la apuesta original del ex secretario de Hacienda, consciente de que una consulta abierta a la ciudadanía lo dejaría mal parado, por la falta de tiempo para posicionarse entre el electorado.
De esa manera, serán solamente los panistas los que definan entre Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel Miranda y el propio Cordero Arroyo, a quien los representará en las urnas el 1 de julio próximo.
Por segunda ocasión consecutiva, el PAN se negó a dar la oportunidad a la ciudadanía en general para que participe en dicha selección y la limitó a los militantes y adherentes, con lo que vuelve el proceso más competitivo y sitúa en una oportunidad extraordinaria a Cordero Arroyo para alcanzar la meta propuesta.
Es que en una elección abierta a la ciudadanía, la más favorecida sería la ex secretaria de Educación Pública y diputada federal con licencia, la que cuenta con grandes simpatías fuera de su partido.
Hace seis años, Santiago Creel Miranda pugnaba por una elección abierta para todos, lo que tampoco consiguió.
Sin embargo, en esta ocasión, los panistas apuestan a un doble juego (doble moral, diría el martes pasado Gerardo Fernández Noroña), ya que por un lado confían en su padrón para seleccionar al candidato presidencial, donde militantes y adherentes lo podrá hacer, pero cierran el proceso en lo tocante a representación ante el Congreso de la Unión, ya que la marcada desconfianza hacia ese mismo padrón, los lleva a que diputado y senadores sean electos por dedazo en la mayor parte de los distritos electorales del país.
En diversas ocasiones se mencionó que el padrón de militantes y adherentes fue abultado considerablemente, buscando el beneficio de uno de los tres aspirantes a la candidatura presidencial, lo que hoy se desliza nuevamente.
Con todo y ello, el presidente nacional del PAN, Gustavo E. Madero, rechazó que el método pueda considerarse como dedazo, porque no lo decide una sola persona y se encuentra apegado a los reglamentos del partido.
Dijo que la fórmula es democrática y permitirá tener los mejores candidatos y candidatas a los diversos cargos de elección popular.