Egidio, el cauteloso
Ramón Zurita Sahagún martes 18, Oct 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Egidio Torre Cantú es un personaje atípico dentro de los gobernantes priístas: desconfiado, cauteloso y hosco.
Sabe que su llegada al gobierno de Tamaulipas fue circunstancial y que de otra forma, él seguiría a cargo de sus negocios y alejado de la actividad política.
El gobierno de Tamaulipas le correspondía a su hermano menor, Rodolfo, abatido una semana antes del proceso electoral y quien encabezaba, por mucho, todas las encuestas.
La premura del tiempo y lo complicado de la situación en Tamaulipas requirió que fuese postulado en forma emergente Egidio, aunque más de un año después del artero crimen, nada se sabe de los asesinos del candidato priísta y de las personas que los acompañaban.
Sombras de duda quedaron sobre el hecho violento y versiones soterradas corrieron de un lado al otro.
Egidio asumió el reto y buscó los vínculos necesarios para aprender de política, se dejó guiar por el gobernador saliente, Eugenio Hernández Flores y se cobijó al amparo de políticos de la vieja guardia.
Su presencia en la ciudad de México era cotidiana en los restaurantes de mayor convocatoria de los políticos, durante los más de cinco meses que mediaron entre su triunfo en las urnas y su arribo al gobierno estatal.
Concurrente asiduo a todo evento partidista y de gobierno de los que serían sus colegas, Egidio se mostraba como un político de corte tradicional, aunque su carrera política era sumamente corta.
Sin embargo, al asumir el gobierno estatal, Egidio se convirtió en un personaje reservado, cauto y de difícil acceso.
Se entregó en manos del principal cabildero priísta y eligió como su relacionista público personal a uno de los principales empresarios vinculados con la industria petrolera.
De esa manera, la imagen del gobernador de Tamaulipas se transformó y se volvió inaccesible, metido en un cerco blindado al que solamente tienen acceso los que son seleccionados por sus operadores.
Tal vez, en Egidio influyó el recuerdo de lo que sucedió con su hermano y de que la confianza con que actuaba operó en sentido inverso, ya que siendo Tamaulipas uno de los estados copados por la delincuencia organizada, requería de que los candidatos tomaran precauciones, principalmente cuando iban a la cabeza de las preferencias.
Esa popularidad de Rodolfo y el impacto de los sucesos fue la catapulta que permitió que Egidio se convirtiera en el triunfador de los comicios, sin siquiera hacer campaña.
Durante los pocos meses que lleva su administración, las cosas parecen marchar en forma diferente en Tamaulipas, aunque ésta se mantiene bajo el control de la delincuencia organizada en algunas zonas y en otras bajo la militarización de las fuerzas armadas.
El gobernador es fuertemente custodiado, para evitar crímenes arteros como el de su hermano y, cuando menos ya no se escucha de las matazones que se armaban en esa entidad, algunas de ellas todavía en los inicios de la administración del actual gobernador.
Torre Cantú enfrentó el macabro hallazgo de las narcofosas, mientras que en su entidad se desencadenan todavía diversos hechos violentos, tanto en la zona fronteriza, como en el centro y sur del estado.
Claro que ahora la atención de los sucesos violentos la concentra Veracruz y no que el gobierno de Tamaulipas hubiese conseguido apagar el fuego de la violencia.
Pero dentro del desconocimiento de la actividad política y gubernamental, Egidio consigue algunos puntos favorables.
El gobernador de Tamaulipas acudió como sus demás colegas a la Cámara de Diputados, a negociar el presupuesto del 2012 correspondiente para su estado y lo hizo con una propuesta de proyectos y programas ambiciosos para esa entidad.
Lo hizo basado en que Tamaulipas es el tercer estado que más dinero aporta a la federación y que el PIB rebasa los 266 mil millones de pesos.
En su propuesta, el gobierno de Tamaulipas establece un salto de los 10 mil 515 millones de pesos a más de 14 mil 144 millones de pesos, con los que se pretende invertir en los siguientes rubros:
Comunicaciones, Infraestructura de carreteras; Agricultura y ganadería, Educación, Salud y Recursos hidráulicos, Seguridad pública e Infraestructura portuaria, como parte fundamental para detonar económicamente al estado.
En el rubro de la seguridad pública llama la atención que de la cantidad asignada se destine la entrega de un incentivo económico mensual a las fuerzas armadas (Ejército y Marina) que se encuentren en territorio tamaulipeco y que mil 500 más se consideren como gasto extraordinario para la seguridad pública.
Se considera también que 500 elementos militares se incorporen a tareas en apoyo directo de la policía estatal y que 2290 elementos militares más desarrollen tareas de policía municipal en 22 municipios del estado.
En el documento llevado ante diputados, el gobernador Egidio Torre Cantú establece que de una fuerza nominal de 4,442 elementos policíacos a 1,790 se les inició el procedimiento de baja y se comenzaron los adiestramientos a las corporaciones estatales y municipales.
CAE OTRO EX ALCALDE
El ex alcalde de Tampico, Óscar Pérez Inguanzo, de filiación priísta, fue detenido bajo acusaciones de presunto desvío de recursos públicos.
Pérez Inguanzo se había refugiado en Texas, de donde fue extraditado para que responda a las acusaciones en su contra.
El ex alcalde Tampico fungió en ese cargo durante la administración del también priísta, Eugenio Hernández Flores.
Unos días antes fue detenido el ex alcalde de Monterrey, Adalberto Madero, de filiación panista, quien fue puesto en libertad luego de pagar una pequeña fianza, ya que el cargo que enfrenta es ridículo.
Lo curioso de esto, es que Madero es un personaje popular, fuertemente cuestionado y que mantiene sospechas de haber incurrido en prácticas ilegales durante su administración, de las que nadie aportó las pruebas suficientes para que se ejerciera acción penal en su contra.