¡Caifanes a tus pies raza!, ¡Siempre!
* Especiales, Espectáculos jueves 22, Sep 2011- El quinteto ofreció una noche espectacular en el Foro Plaza Condesa
- La banda se volverá a reencontrar del 1 al 5 de octubre en el Palacio de los Deportes
Gloria Carpio
La agrupación Caifanes demostró por qué es un icono musical y que pase lo que pase su música seguirá trascendiendo a futuras generaciones y asimismo continúa preservando sus clubes de admiradores “Ritual del perro” y “Los Aliados de tu reino”, que como una empresa bien aceitada concurren cada que hay un reencuentro, esta vez celebrado en el Foro de la Plaza Condesa.
Y lo que fue vendido como un “concierto de ensueño” se convirtió en realidad, por lo espectacular de la gente que concurre a ver a este mítico quinteto, que durante 130 minutos mantuvo a su nutrido número de seguidores, mil 600, totalmente prendidos.
Y la parafernalia no podía faltar con: “Caifanes a tus pies raza!, ¡Siempre!” , palabras largamente pensadas y expresadas personalmente por el vocalista Saúl Hernández, quien a su vez, subrayó lo sorprendente de volver a tener, arriba de un escenario y juntos a Sabo Romo, Alejandro Marcovich, Alfonso André y a Diego Herrera, quienes anunciaron que se volverán a reencontrar del 1 al 5 de octubre en el Palacio de los Deportes.
Aparentemente Caifanes lleva 16 años de ausencia, pues la agrupación está disuelta y cada uno de sus miembros tocando en distintos conjuntos, pero han regresado 10 veces y no se nota que exista poco avenimiento, el grupo sigue sonando como hace dos décadas y la última vez que se juntaron fue en el Festival Vive Latino.
Sin embargo, ellos vienen de haber ofrecido conciertos en Chicago y San Diego, precisamente en una gira que denominan del reencuentro.
Lo más importante para sus fans, fue tenerlos en el Distrito Federal, con todo su repertorio, desde Viento, La negra Tomasa, Negro cósmico, Miedo, Nunca me voy a transformar en ti y La vida no es eterna.
Para ese gran ejército de fans que tiene Caifanes en la ciudad de México, la noche fue mágica, sobre todo por la lluvia de clásicos que el grupo dejó caer sobre una multitud por demás ardiente, moviéndose y cantando todo el tiempo.
Luego vino una exhibición de las habilidades que cada músico tiene y que comenzó con Diego Herrera al manejar los teclados y la gente echaba porras a cada uno de los músicos que la hacían de solistas.
Y fueron tres rectas finales que ofreció el quinteto y la gente no les permitía retirarse y los jalaba con un mar de aplausos a los cuales el vocalista respondió hincándose para agradecer humildemente a su raza.