En Guerrero, ¿otro crimen político?
¬ Augusto Corro miércoles 21, Sep 2011Punto por punto
Augusto Corro
El asesinato del diputado priísta, Moisés Villanueva de la Luz, provocó un escándalo mayúsculo. Los priístas demandaron que se investigue a Sofío Ramírez Hernández, actual secretario de Desarrollo Social del gobierno de Guerrero, presuntamente involucrado en el crimen.
Firmaron un desplegado en el que señalaron que el tal funcionario público “ejercía presión política en contra del legislador con el propósito de subordinarlo a sus intereses”.
Villanueva de la Luz ocupó la curul de San Lázaro cuando Sofío decidió colaborar en el equipo del gobernador Ángel Aguirre, el priísta que en unos cuantos días se convirtió en perredista de hueso colorado.
Supuestamente, se ahondaron las diferencias entre los dos políticos, cuando el tal Sofío cambió su bandera de priísta por la de perredista y su suplente Villanueva de la Luz no quiso acompañarlo en esa nueva aventura.
Parece que el conflicto seguirá, porque el funcionario guerrerense buscará defenderse de las acusaciones que le lanzaron los tricolores en los diarios. Ramírez Hernández se presentó voluntariamente ante la Procuraduría de Justicia Estatal y la PGR para solicitar que se cite a declarar a los alcaldes, diputados locales, federales y senadores que lo señalaron de estar detrás del crimen del diputado Villanueva de la Luz y de su chofer Eric Estrada.
“Que aporten pruebas de que estoy implicado en ese asesinato”, dijo Sofío. Por cierto, en el multicitado desplegado, entre los firmantes apareció el nombre del alcalde priísta de Zapotitlán, José Santiago Agustino, quien murió el 28 de abril de 2010.
Como informamos, Villanueva de la Luz y su chofer fue secuestrado hace más de 15 días cuando salían de una fiesta en un pueblo de la zona montañosa de Guerrero.
El sábado pasado, los dos cuerpos sin vida fueron encontrados en el municipio de Huamuxtitlán. Ambos fueron ultimados a balazos.
Otro escándalo con tintes políticos ocurrió cuando, hace poco más de dos años, fue asesinado el líder de la Cámara de Diputados local, el perredista Armando Chavarría Barrera.
En aquella ocasión, el entonces líder del PRD, Jesús Ortega, el Chucho mayor, manifestó que evidentemente, se trataba de un crimen político que formaba parte de una secuela de violencia que había causado la muerte de 25 perredistas.
Quizás Ortega tenía razón porque el asesinato de Chavarría Barrera no se aclaró. Los perredistas criticaron la actitud del aquel entonces gobernador Zeferino Torreblanca, por su falta de interés para investigar la muerte del mencionado dirigente político, quien era el hombre con mayores méritos para ser candidato a la gubernatura de Guerrero.
No será fácil resolver este doble asesinato. En los crímenes políticos, los autores intelectuales siempre logran burlar a la justicia. Son muchos los ejemplos de ese tipo de delitos que se registran en todas partes del mundo. El caso de Chavarría Barrera va rumbo al archivo.
BATRES, EL REBELDE
Hace varios días, Martí Batres, uno de los izquierdistas más respetados, fue cesado por Marcelo Ebrard como secretario de Desarrollo Social del gobierno del Distrito Federal. El distanciamiento entre ambos perredistas llegó a su punto más álgido, cuando el primero criticó a su jefe por el saludo de mano a Calderón, con motivo de la reunión por su V Informe de Gobierno, en el Museo de Antropología e Historia.
Supuestamente los militantes del partido azteca, principalmente la jerarquía, en código no escrito, deberían de eludir cualquier acto que los llevara al reconocimiento de Calderón como el ganador de las elecciones presidenciales del 2006.
Y esa actitud llevó a los izquierdistas a mantenerse alejados de Calderón. Por eso, cuando Ebrard se acercó a saludarlo, los fundamentalistas de izquierda pusieron el grito en el cielo, como se dice coloquialmente. Fue Batres quien criticó acremente la conducta del jefe de gobierno capitalino, quien rompió una de las normas de ese código no escrito.
La gota derramó el vaso de agua y Ebrard no quiso esperar más tiempo para echar de su gabinete de funcionarios públicos al multicitado Batres, quien en otras ocasiones, ya había manifestado sus inquietudes políticas inclinadas a favor de Andrés Manuel López Obrador. En una reunión de perredistas en Oaxtepec, Batres organizó una porra para recibir a Ebrard con vivas al tabasqueño.
Sin embargo, ese enfrentamiento entre el jefe de gobierno y su ex funcionario es una parte de la lucha que libran en el Distrito Federal los candidatos de la izquierda en busca de la candidatura rumbo al gobierno capitalino, en el 2012.
Durante los años que estuvo Batres al frente de la Secretaría de Desarrollo Social, logró consolidar su grupo político, que ahora lo tiene muy bien aceitado para participar en la contienda electoral mencionada.
Sin lugar a dudas, Batres es un activo muy importante en la izquierda y ha alterado el programa político de su jefe, quien tiene otros prospectos para que le sucedan en el gobierno del Distrito Federal. Uno de ellos es el secretario de Educación, Mario Delgado, el delfín, que no levanta en las encuestas, a pesar de sus actos y precampaña políticos.
El procurador capitalino Miguel Ángel Mancera y la asambleísta Alejandra Barrales se encuentran mejor posicionados políticamente. La lucha apenas empieza.
Mientras se organizan los perredistas, Batres anunció que rendirá un informe de las labores que realizó como secretario de Desarrollo Social. En una reunión efectuada frente al Hemiciclo a Juárez, el ex funcionario y precandidato explicó a sus seguidores las cincuenta acciones que se propone realizar si llega a ser el próximo gobernador del Distrito Federal.