Equivocadas estrategias de “guerra”
¬ Claudia Rodríguez martes 30, Ago 2011Acta Pública
Claudia Rodríguez
Las imágenes en que se observa el arribo a la ciudad de Monterrey en Nuevo León, de centenas de soldados y casi 1,500 policías federales, nos recuerdan de inmediato cuando a inicios del año pasado también fuerzas militares y policiacas del orden federal, llegaron a Ciudad Juárez, Chihuahua, luego de la masacre en la colonia Villas de Salvalcar, donde se abrió fuego contra varios jóvenes reunidos en una casa, arrojando como saldo 17 vidas de estudiantes segadas y luego de que también habrá que subrayarlo, sobre el hecho el señor Felipe Calderón afirmara que el evento violento fue un ajuste entre bandas, sobre lo que después hubo de pedir disculpas frente a los familiares dolidos por las muertes y las expresiones.
Meses después, en julio del 2010, el ataque a jóvenes que se encontraban departiendo se volvió a repetir en la ciudad de Torreón, Coahuila. Por la madrugada llegaron hasta la quinta Italia Inn, ocho camionetas de donde bajaron sujetos portando rifles de alto poder, tiraron “contra todo lo que se movía”. El saldo, 17 muertos entre mujeres y hombres.
Luego las fosas de San Fernando en Tamaulipas y otras más en Durango y otros estados de la República, donde se encontraron más de cien muertos atribuidos a la acción del crimen organizado.
De lo más sonado, se suman periodistas asesinados, tiroteos a las afueras de estadios deportivos y al interior de centros comerciales, así como la destrucción y muerte en un casino de Monterrey, Nuevo León.
No se descuentan ni la detonación de la granada el 15 de septiembre en la plaza de Morelia, Michoacán durante la ceremonia del Grito de Independencia -a sólo un año de la llegada a Los Pinos de Calderón-, ni las mantas, ni los colgados, ni los torturados.
Y la única estrategia conocida a tanta violencia y crueldad, ha sido el refuerzo de fuerzas armadas en los lugares donde el terror es la noticia. Pero llegan para incomodar aún más a las fuerzas locales, dividirlas y minarlas y después partir. Dejando así, aún más vulnerable el lugar y a la población a la que fueron a proteger.
Si la idea es que con el arribo de fuerzas armadas federales a los sitios más violentos e inseguros permee entre los delincuentes un freno a sus acciones y la sensación de protección a los residentes, el operativo no cumple con sus objetivos y lo único que logra es que los habitantes sepan que en cualquier momento se puede librar en las calles o comercios un tiroteo entre federales y criminales.
Pero lo peor de todo, es que mientras se exhibe la “potencia bélica” del Estado en la zona norte del país, las bandas criminales tienen la capacidad de atacar los frentes vulnerables. ¿Viene Michoacán?
Acta Divina… La mañana de ayer, en entrevista a Televisa, el presidente Felipe Calderón afirmó que se mantendrá la estrategia contra en crimen organizado.