De cada peso que se gasta en salud, 41 centavos salen del bolsillo de particulares
Miguel Ángel Rivera viernes 6, Dic 2024Clase Política
Miguel Ángel Rivera
Aunque su cacique, Andrés Manuel López Obrador, con frecuencia utilizaba expresiones que parecían salidas de alguna organización religiosa, el movimiento que fundó, Morena, se ha declarado laico, aunque en la práctica parece esperar que los problemas nacionales se resuelvan por un milagro.
Esta presunción viene del hecho de que, desde el inicio del mandato del político de Macuspana, hace más de seis años, el tema de la salud pública se fundamenta en la declaración de que el sistema nacional en la materia llegará pronto (si no es que ya lo rebasó) como el de Dinamarca.
Pero, como apuntamos, la llamada Cuarta Transformación presume que esa meta se alcanzará por un milagro, pues no hace nada por crear las condiciones para que se logre ese sustancial avance. Por el contrario, cada año se reduce el dinero destinado a mantener en buenas condiciones los hospitales y sanatorios públicos, por lo cual no se puede asegurar una buena atención a los pacientes, especialmente a los que menos tienen
Al respecto, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) escribió:
“El presupuesto propuesto para 2025 no atiende las desigualdades ni las brechas presupuestarias del sector (salud), la población con IMSS Bienestar sería el grupo más afectado. Los gastos comprometidos, las presiones fiscales y la falta de prioridad en el sector salud se reflejan en los recortes propuestos en el paquete económico 2025 para la población sin seguridad social, la cual vería una caída en el gasto por persona de $1,400 que contrasta con los aumentos planteados para los derechohabientes del IMSS e ISSSTE. Todos los hospitales e institutos nacionales tendrían recortes, los más grandes en los institutos de pediatría, nutrición y cancerología; las partidas de medicamentos y salud mental se sumarían a las disminuciones. Es necesario priorizar la inversión en salud pública y analizar opciones de financiamiento, como el ajuste a los impuestos al tabaco y alcohol, que podrían generar ingresos suficientes para revertir estos recortes”.
Por si fuera poco, la misma organización que se presenta como un “centro de investigación de la sociedad civil sin fines de lucro ni agenda partidista, que provee información y análisis accesibles, relevantes y técnicamente sólidos para incidir, mejorar y democratizar las discusiones y la toma de decisiones en economía y finanzas públicas, con el propósito de darle sostenibilidad al sistema fiscal en beneficio de las generaciones presentes y futuras, señaló:
“Históricamente, el gasto en salud ha mantenido una brecha presupuestaria de más de 3 puntos del PIB. Esta diferencia se debe a que, a nivel internacional, la sugerencia de inversión mínima en el sector salud es de 6% del PIB y México invierte menos de la mitad de ese porcentaje”.
También indica que “en 2025, el presupuesto del sector salud sumaría 918.4 mil mdp, lo que representaría un recorte de 11.0%, respecto a 2024. La inversión para el sector salud sería equivalente a 2.5% del PIB y la brecha presupuestaria para avanzar hacia la CUS se ampliaría; ahora se requieren, al menos, 3.5 puntos del PIB adicionales”.
De acuerdo con los especialistas del CIEP, el presupuesto destinado por la llamada Cuarta Transformación desmiente la afirmación que la principal preocupación del régimen son “los que menos tienen”, pues para el año venidero, “para la población sin seguridad social, la Ssa presentaría un recorte de 34.0 por ciento, equivalente a 34 mil 420.9 mdp. Mientras que el aumento en el OPD IMSS-Bienestar sería de 31 mil 207 mdp. Aunado a estos recursos, los estados recibirían menos aportaciones para el fortalecimiento de sus sistemas estatales de salud, a través del FASSA, con un recorte de 60 mil 134 mdp.
El gasto anual per cápita de las personas sin seguridad social se situaría en un nivel mínimo histórico de 4,490 pesos: el más bajo en 15 años. En contraste, el presupuesto global de las instituciones de salud de las personas aseguradas sería 95% superior a las instituciones de los no asegurados: es la mayor brecha desde 2005.
Según los especialistas, “a lo largo de los últimos años, el nivel de endeudamiento del gobierno federal ha demostrado ser excesivo para su capacidad de pago. El problema es resultado de que los recursos de la deuda se han enfocado en financiar programas y proyectos que no han ampliado la generación de ingresos públicos. Esto, a su vez, ha promovido que el costo financiero de la deuda acapare una buena parte del presupuesto. En 2025, alcanzará el 3.8% del PIB. Esta proporción representa más de la mitad de toda la recaudación anual del Impuesto Sobre la Renta (ISR) proyectada para el siguiente año.
“La falta de espacio en el presupuesto ya cobró factura desde el primer paquete económico de la presidenta Sheinbaum. El Poder Ejecutivo propuso recortes en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2025. Si bien eran necesarios para controlar el crecimiento del déficit, ponen de manifiesto cuáles gastos no serán prioritarios durante su administración. Por ejemplo, el de salud, que tristemente tampoco lo fue el sexenio anterior.
Como consecuencia, el gasto de bolsillo en salud de los mexicanos sea el más alto de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). De cada peso en salud que se gasta en México, 41 centavos salen directamente del bolsillo de los mexicanos. El PEF 2025 podría profundizar esta situación porque menores recursos públicos en salud se traducen en una menor disponibilidad de medicamentos, potenciales despidos o renuncias de personal médico o un rezago en la adquisición de equipo médico. Todo ello inevitablemente limitará la cobertura o efectividad a servicios médicos en el sector público.
Al respecto, es de recordar que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicó un estudio que ubica a México en el lugar 19 de 24 países de la región con el menor gasto gubernamental per cápita en salud en 2023. Se pone en evidencia la falta de prioridad que ha tenido este sector para el Gobierno federal. La misma CEPAL destaca que invertir en sistemas de salud no solo mejora el bienestar, sino que puede generar ahorros a mediano plazo al propio gobierno, al prevenir enfermedades y reducir costos asociados.
Por ejemplo, el reducido gasto que registra México contrasta con los serios problemas de salud que presenta su población. De acuerdo con un estudio de la OCDE, la epidemia del sobrepeso y obesidad disminuye el crecimiento económico de México en 5.3% del PIB. Nuestro país presentó el mayor impacto económico de 52 países.
Por todo lo anterior, los especialistas advierten que “si la administración de AMLO y ahora la de Sheinbaum han podido recortar el presupuesto de la salud de los que no cuentan con seguridad social, es porque lamentablemente el gobierno no está obligado a presupuestar una cuota por cada usuario de estos servicios. Dicho de otro modo, el presupuesto público para la salud de los no asegurados está a discreción del gobierno. Urge acotar esta discrecionalidad y garantizar, desde el punto de vista financiero, el derecho a la salud de esta población.
Los conocedores destacan que “el gasto de salud no debe ser visto como un gasto prescindible, sino inversión pública, que brinda mayor dignidad a las personas, reduce desigualdades y ayuda a controlar las pérdidas económicas derivadas de la carga de las enfermedades. Si se aprueba este recorte al PPEF 2025, no sólo será el peor inicio de sexenio en salud para las personas sin seguridad social en el siglo XXI, sino que marcará un retroceso histórico. La falta de un sistema público de salud digno y justo puede situar a millones de mexicanos en riesgo de pobreza, así como obstaculizar el derecho a la vida de muchos.
“El recorte al gasto de salud socava el pleno cumplimiento del derecho a la salud en el presente y en el futuro. Un sistema de salud debilitado será incapaz de enfrentar y controlar las crecientes demandas de una población más longeva, que se caracteriza por padecer enfermedades crónicas y que pronto acelerará su envejecimiento”, agrega el estudio.
Todo lo anterior, reducido a cuestiones prácticas, lleva a lo expuesto en el portal Animal Político, donde se cita a una trabajadora del sector salud:
“A veces no tenemos ni cubrebocas”.