El deporte, otro fracaso sexenal
¬ Luis Ángel García miércoles 31, Jul 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
A pesar de que fue atleta, lo suyo, lo suyo es robar y desgraciar al deporte mexicano. Ana Gabriela Guevara no tiene la menor idea de lo que es la administración pública y mucho menos sabe cómo apoyar a sus pares. Ella lleva a la práctica lo que pregona su mentor: los servidores públicos requieren un noventa por ciento de lealtad al Presidente y solo un diez por ciento de conocimiento y en el caso de la sonorense ni ese porcentaje alcanzó, aunque sí supo cubrirse de impunidad por sus fechorías. No son pocas las denuncias e investigaciones que hay en la Fiscalía por la opacidad mostrada en el manejo de los recursos a su cargo, dinero público que ha sabido gastar, no en el fomento al deporte ni el apoyo a los competidores de justas internacionales, sino para beneficio personal.
Su designación al frente de la Conade despertó muchas expectativas, tratándose de una corredora de alto rendimiento que sabe lo importante que es el financiamiento de los entrenamientos, la alimentación de los atletas y el apoyo para que participen con competencias nacionales y en el extranjero, sobre todo por los escasos recursos propios de nuestros representantes.
A su llegada, cortó las becas de los deportistas de varias especialidades, dejó de apoyar a quienes representarían a México en otras latitudes, quienes tuvieron que sufragar sus viáticos. Desapareció varias federaciones -la de tiro con arco, donde se logró una medalla, entre otras- y dejó disciplinas fuera del presupuesto federal. Son recurrentes las noticias sobre basquetbolistas indígenas, campeones mundiales, que compiten sin zapatos y apoyados por empresas trasnacionales, las corredoras rarámuris que también ganaron maratones en Europa sin subsidios oficiales o el equipo de nado sincronizado al que burlonamente le sugirió que si querían dinero vendieran medias, pantaletas o tupperware. Finalmente, vendieron trajes de baño y sufragaron sus gastos para regresar con una medalla de oro en el torneo mundial. Pero la Conade y el COM no desprecian los apoyos de grandes corporativos o instituciones bancarias que aportan millones, pero que no ven los atletas.
Ante ese panorama, es entendible -pero no justificable- la pobre delegación mexicana que participa en los Juegos Olímpicos de París, la cual apenas supera la centena y que palideció frente a los contingentes americano, europeos y chino formados por más de quinientos elementos. En menos de una semana, la mayoría de nuestra raquítica representación ya regresó al país. Con gran cinismo, los pronósticos de los dirigentes deportivos vaticinan sólo 4 medallas, con lo cual se confirma la mediocridad de quienes debieran fomentar el espíritu del citius, altius, fortius.
Resulta contradictorio que un régimen basado en la propaganda nazi y que se inspira en las estrategias obnubilatorias de Goebbels no se haya preocupado por fomentar el deporte y hacernos creer que somos una raza aria -bueno, más bien azteca, la cual pondera tanto este gobierno-, destinada al triunfo perenne. Obviamente nunca seremos campeones mundiales de futbol, porque no sabemos jugar en equipo, pero se han dado campanazos en el beisbol; otras autoridades deportivas hubieran alentado disciplinas individuales como el atletismo, donde por décadas destacaron los andarines, los clavados, el box, el tiro, la equitación, el taekwondo, entre otros.
Pero en esta administración se privilegió la corrupción, las venganzas personales y el burocratismo deportivo. La impunidad campeó en la Conade y por eso tenemos el nivel deportivo que hay. La culpa no es de nuestros atletas, sino de un deshonesto sistema deportivo que alienta el enriquecimiento ilícito, el favoritismo y el valemadrismo de quien se sabe protegida desde Palacio Nacional.