Starbucks y su mascarada
¬ Claudia Rodríguez jueves 11, Ago 2011Acta Pública
Claudia Rodríguez
Apenas hace unas semanas comentábamos entre familiares el servicio que brindaban las cafeterías Starbucks en México. Hubo anotaciones diversas. Desde aquéllas que tenían que ver con la variedad de sus bebidas y comidas rápidas, hasta el asunto de por qué y cómo se ofrecía la conexión de wi-fi, para que cualquier cliente portador de una computadora o dispositivo portátil con conexión a internet, tuviera acceso a la red. Del café y otras bebidas llamaba la atención el nombre que la casa le imprimió a sus productos, y luego claro, el valor en pesos de cada bebida.
Como alto, grande y venti, se les conoce a cada vaso contenedor en razón de su capacidad en mililitros, pero que no es otra cosa que una bebida pequeña, mediana y grande, respectivamente. Tras comentarios sarcásticos respecto a lo anterior y para algunos tan normales como parte del sello de la marca de Starbucks, el asunto derivó en si el precio suntuoso de las bebidas valían en calidad. Hubo quienes sin más lo calificaron de excesivo y otros lo señalaron como caro, mas les agradaba el sabor y hasta hacer la compra en esa cadena de cafeterías.
Alguien apuntó su curiosidad por saber cómo era posible que con la adquisición de una sola bebida, había quienes se eternizaban horas en los sillones y mesas de estos establecimientos y que nadie se atreviera a pedirles uso racional de instalaciones y conexiones wi-fi.
Quien esto escribe anotó que también se trataba de un servicio plus que la cadena daba para atraer a la clientela, luego de que sólo el trato amable y personalizado que les caracterizaba no fuera suficiente para elevar sus ventas. Algo así como la fórmula café y wi-fi y no café y abarrotes. Pero ya no alcancé a argumentar que así como hay quienes obtienen un máximo beneficio con sólo pagar una bebida, también hay clientes cautivos que con mucha regularidad compran bebidas y otros productos, y sólo esporádicamente toman asiento para degustar su compra. La cuestión, es que ahora esta cadena de cafeterías ha decidido tapar conexiones para el acceso a la energía eléctrica y hasta limitar el acceso a la conexión de la red, con el argumento de bajar los costos de operación, ante la crisis económica que ahoga sus finanzas y que incluso ya ha resentido una huelga de sus trabajadores.
Lo que la cadena de Starbucks busca es limitar a quien no consume de acuerdo a su estancia y eso, a decir de los principios de cordialidad de la empresa, podría traerle serios retrocesos en sus ganancias.
Starbucks se promocionó desde siempre como un lugar de reunión, pero a los ejecutivos se les olvida que hoy en día la población que compra sus cafés es la que convive a través de las redes sociales de internet.
¿Qué busca Starbucks? ¿Ganancias o defender su imagen elitista?
Para todos aquellos que la franquicia de café llama “vagabundos de internet”, tal vez deberían cambiar muy pronto su lugar de acceso a la red donde no tendrán café, ni sillones agradables, pero por sólo tres pesos que cuesta un boleto del Sistema de Transporte Colectivo Metro, podrán usar el internet inalámbrico de forma gratuita por horas y horas.
Acta Divina… El gran mérito de Howard Schultz, creador de la franquicia Starbucks, ha sido convertir el simple hecho de tomar café en toda una experiencia, lo que él llama Experiencia Starbucks.
Nos reencontramos en unos días.