Más masacres
Freddy Sánchez jueves 6, Jun 2024Precios y desprecios
Freddy Sánchez
De una “carnicería” a otra…
Tal parece que ese fue el resultado de sustituir un supuesto “permiso para matar” delincuentes a la política sexenal de “los besos y los abrazos” para las organizaciones criminales.
Y es que las matanzas entre integrantes de los grupos delictivos y los crimenes en contra de personas no necesariamente relacionadas con dichos grupos sino más bien gente de la población que se cruzó en su camino se tradujeron en elevar considerablemente el número de muertos sexenales.
O sea que la violencia atribuida a los gobiernos anteriores en su afán de terminar con la inseguridad asesina y la aparente no violencia de la 4T sólo fue un cambio de táctica con los mimos efectos.
Porque las bandas delincuenciales de otros tiempos y de los actuales con nuevos líderes o incluso los de antaño continúan matándose entre sí y cegando la vida de miles y miles de personas.
Y si hay un cambio hay que señalar es que aparentemente ahora hay más asesinatos de menores de edad y de quienes se dedican a la política.
Así que, al tener en el mando presidencial a una mujer es de desear que en verdad se realice un diagnóstico objetivo sobre las deficiencias que en las acciones de seguridad son tan evidentes como lo revelan la extrema violencia y los crímenes en aumento y sin que se haga sentir la capacidad disuasiva del poder institucional.
En ese sentido, es menester reconocer que el uso de la fuerza letal y la suavización de las acciones contra el delito no han sido útiles para recuperar la seguridad que permita a la gente común vivir en paz y sin temor a perder su vida o sus bienes patrimoniales.
Una cuestión que antes como antes y ahora como ahora pareciera importarles poco menos que nada a quienes estuvieron o están a cargo de combatir el crimen organizado, a los cárteles y organizaciones de cualquier tipo dedicadas a la comisión de los delitos, tácitamente con manifiesta impunidad.
Que si algunos jefes policiacos o militares se coludieron, o lo están, con las mafias criminales, además de que las capacidades tecnológicas de los delincuentes se han desarrollado más rápido que como lo hacen las instituciones federales y los gobiernos estatales e incluso que el gran poder corruptor del delito ha permeado en altos círculos del poder, es justamente lo que se debe considerar en una nueva política pública de seguridad.
Y naturalmente, tratar de encontrar el justo medio entre “la mano dura” y “la mano suave” contra los que hoy por hoy y desde hace varios sexenios en México se han hecho presentes y prácticamente “amos y señores” de distintos lugares en el país en donde “la ley del crimen” es la única ley imperante.
Cuál debe ser entonces la estrategia a seguir con el cambio presidencial, es menester que se decida mediante una consulta entre los que, por sus experiencias y capacidades demostradas, ofrezcan varias propuestas con algo distinto que pueda aportan cambios sustanciales en la lucha contra el crimen.
Y lo que parece fundamental es reconocer y descartar lo que ha redundado en asesinatos al por mayor con casi nula eficacia para disuadir a los grupos criminales de seguir operando cada vez con mayor invasión territorial y la proliferación de actividades delictivas.
Baste recordar que para curar ciertos males en un cuerpo humano es preciso recurrir a una cirugía mayor en manos experimentadas lo que no podría encomendarse a un “carnicero” proclive a más masacres.