¿Lealtad valiente?
¬ Luis Ángel García miércoles 29, May 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Bajo el ridículo e ineficaz slogan de mujer valiente se amparó la campaña de la inmoral Alejandra del Moral para gobernadora del Edomex, derrota que permitió que la 4T se hiciera de la electoral joya de la corona, la entidad con el mayor padrón del país. Ahora se entiende que la contienda fue una pantomima urdida entre otro traidor, el ex mandatario Alfredo del Mazo, y el inquilino de Palacio Nacional. Tanto en el caso del de Atlacomulco como en el de la ahora ex priista se buscó impunidad. La ética es lo que menos caracteriza a los tránsfugas del tricolor, lo mismo Osorio Chong, que Eruviel o los ex gobernadores de Sonora, Sinaloa, Hidalgo, entre otros. Nunca tuvieron lealtad a su partido ni respetaron su declaración de principios, fueron unos filibusteros de la política que engañan tanto a sus institutos políticos como a los electores y a la sociedad en su conjunto.
Del Moral -irónicamente faltó al honor de su heráldica-, no es el último caso, pero sí el más reciente, de los políticos mercenarios que como modernos judas traicionan a los votantes y militantes de su partido y entregan la plaza sin disputarla, no por treinta tetradracmas, sino por impunidad. Como muchos de sus mentores vio -con falsa lealtad-, en el tlatoani de la 4T -otro traidor al PRI y al PRD-, a un dios que le abre las puertas de los cielos, donde le serán perdonados todos sus pecados, sobre todo los de corte penal. Es impresionante la cantidad de falsos políticos, obnubilados toda la vida por la tentación de la corrupción y servirse de los cargos públicos, para ser tocados por la gracia divina, perdonadas sus inmorales culpas e iluminados para servir al pueblo. Eso acaba de suceder con la izcallense, esbirro de Del Mazo, quien, descubiertas sus corruptelas, pactó su seguridad y entregarse, no a las autoridades de justicia, sino al regazo de la que supone ella ganará la Presidencia y le dará chamba, sin investigar su pasado de enriquecimiento ilícito.
En el ADN de los políticos mexicanos no existen los ingredientes de la lealtad. Son ambiciosos politiquillos que solo buscan vivir de los dineros públicos, sin más lealtad que con ellos mismos. La candidata oficial debiera recordar que quien traiciona una vez, traiciona siempre.
La sobreprotección que tiene de su líder moral, quien le exige lealtad al cien, no lo hace por impulsarla por sus dotes de administradora pública o su visión de estadista, sino para perpetuarse en el poder, sentirse el nuevo Moisés que guía a su pueblo de manera atemporal, por los siglos de los siglos; pero que si falla en el intento la abandonará a su suerte. Lo mismo sucedería con todos esos arribistas que creyeron que el proyecto político de la 4T es una versión remasterizada del PRI que gobernó por casi una centuria.
Cierto, Morena no tiene una militancia nueva, ni siquiera se definen ellos todavía como partido, sino como movimiento; no tiene cuadros propios y su militancia está compuesta por los servidores de la nación que no son más que burócratas en funciones de activistas. Sus dirigencias, candidatos y legisladores son en su mayoría exmiembros del PRI y del PRD. ¿Qué lealtad pueden tener hacia un proyecto político populista? Solo mientras reciban un salario o un servicio; los viejitos y los “ninis” han deformado las ayudas que no piensan que se las otorga un partido político, sino que sale de la bolsa del inquilino de Palacio Nacional.
Así que de lealtades mejor ni hablemos, menos de lealtades valientes. Pareciera que condición sine qua non de los políticos mexicanos es la traición, no solo entre ellos sino a los ciudadanos. Arriban al poder gracias al voto popular, pero en el cargo dejan de ser leales a los sufragantes, se sirven de las posiciones y se hacen del erario, pero no resuelven los problemas nacionales. Debiera haber más moral en los políticos y menos lealtad de gente como Del Moral.