Las soluciones en Guerrero
Armando Ríos Ruiz lunes 18, Mar 2024Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Las geniales soluciones en el estado de Guerrero, después de tres larguísimos años de gobierno de Félix Salgado Macedonio y de su hija Evelyn, llevaron a los entusiastas guerrerenses que se volcaron de júbilo con la candidatura de ambos. A la inmensa mayoría que no tuvo oportunidad de obtener un cargo público a pesar de haber hecho un esfuerzo sobrehumano para ser tomados en cuenta, a llorar las consecuencias de ese optimismo anticipado.
Con mucha razón, me dijo una persona que nació en la entidad suriana: “así son los paisanos. Se vuelcan en sonrisas, en vítores y en lisonjas a favor de un candidato, porque buscan la oportunidad de encaramarse en un puesto. Jamás para servir, sino para saquearlo y cuando se van, la sonrisa no se les borra porque ya tienen una cuenta bancaria repleta y esperan una nueva oportunidad. Si no son tomados en cuenta, entonces en un par de meses le están mentando la madre a ese funcionario, porque no sirvieron sus propias estrategias”.
La señora que ni siquiera da la cara como gobernadora —porque efectivamente ganó la elección—, ha sido una rotunda nulidad. El tiempo que lleva en el poder no le ha servido una micra para aprender cómo es el arte de gobernar. Y es que no es fácil. Se necesita experiencia y conocimiento absorbido en las escuelas en materias muy especializadas que hablan todo el tiempo del tema.
Eso no quiere decir que su padre lo hubiera hecho mejor. Seguramente habría incurrido en pifias parecidas. Es ingeniero agrónomo, cuyas enseñanzas sirven para actividades diferentes a las políticas. Esto no quiere decir que no pueda dedicarse a este ejercicio. Pero la experiencia dice que en otros cargos no ha dado soluciones. Todo lo contrario.
Sus actuaciones en otros puestos, por ejemplo, cuando fue senador, se vieron plagadas de desatinos. Como cuando fue detenido a bordo de una motocicleta en estado de ebriedad. O cuando amenazó a Dionicio Pérez Jácome, también senador, con “madrearlo”. Hay otros pasajes vergonzosos.
Su paso por el ayuntamiento de Acapulco en calidad de alcalde, también fue cuestionado y aún lo es. Se habló de permitir la entrada de ciertos grupos que se encargaron, desde entonces, de iniciar el calvario de los guerrerenses, que hoy se ha tornado en un verdadero suplicio por haberse desbordado.
Hoy, es el hombre del momento, a quien muchos, dentro y fuera del gobierno, le rinden culto y veneración. Sus dotes de bailador son vitoreados por una bola de lisonjeros, sin ningún rubor, mientras el estado se hace pedazos por el furor incendiario de la violencia. La entidad ha sido declarada fallida con toda razón. No hay gobierno, a pesar contar con dos gobernadores.
Los nombres de ambos están en entredicho, por la muerte de un estudiante de Ayotzinapa a manos de un policía estatal que fue capturado. Y para su fortuna, escapó de su reclusión. ¿Quién, dentro y fuera de ese territorio sureño no creyó que fuera favorecido para lograr la fuga?
En este caso, las probadas ineficacias del Ejecutivo y de los gobernadores de Guerrero, no han hecho más que entorpecerlo todo. El primero no ha dado una solución a nada. Más bien, ha entorpecido la vida de los mexicanos. Los segundos han hecho un gran negocio con la tranquilidad de los guerrerenses.
Y ambos, igual que muchos mal llamados servidores públicos actuales, no han hecho más que aplaudir los desatinos diarios del gran jefe, para, igualmente, ser retribuidos con reconocimientos, una vez que incurran en pifias garrafales. El estilo hoy, es recibir palabras de aliento del Ejecutivo, por el peor crimen cometido.
La solución en Guerrero no era exigir la renuncia de dos funcionarios por el nuevo caso Ayotzinapa. La solución, obviamente, era y es aún, la renuncia de los dos personajes que revisten un peligro indiscutible para ese lugar. No se va a dar. La Constitución fue reformada para alegría de ambos y al Presidente le sirven como están: alentando a las peligrosas hordas de delincuentes.