Poco apreciada por el gobierno de AMLO, la OCDE da temas para la lucha electoral
Miguel Ángel Rivera miércoles 28, Feb 2024Clase Política
Miguel Ángel Rivera
“Para aprovechar nuevas oportunidades de crecimiento, México necesita impulsar la productividad, acelerar la digitalización y mejorar los resultados educativos y la oferta de vivienda”.
La anterior recomendación seguramente no será del gusto del gobierno de la llamada Cuarta Transformación, pues proviene de uno de los organismos internacionales hacia los que ha expresado repudio desde antes de llegar al poder. Se trata, nada menos, que de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El repudio de López Obrador se conoció desde el año 2013, cuando era todavía sólo un dirigente de oposición y, apenas el año anterior, había sido derrotado por segunda ocasión en las elecciones presidenciales, en esa ocasión por Enrique Peña Nieto, del PRI, y seis años antes por Felipe Calderón Hinojosa, del PAN, en un reñido proceso, calificado por el político tabasqueño y sus seguidores como fraudulento.
En esa oportunidad, el entonces aspirante presidencial López Obrador reprobó las recomendaciones que (OCDE) hizo al gobierno federal, porque ese organismo está al servicio de las cúpulas financieras mundiales y su representante, José Ángel Gurría Treviño, es un “salinista, tecnócrata y entreguista”.
López Obrador añadió que todo lo que recomienda la OCDE –desde abrir las empresas paraestatales al capital privado hasta aplicar impuestos al consumo de bienes básicos– es contrario a los intereses del pueblo de México, pero existe el riesgo de que el presidente Enrique Peña Nieto “sí le haga caso, porque es un empleado” de los poderosos.
Ya como Presidente, el discurso de López Obrador no cambió mucho, como tampoco sus descalificaciones al entonces titular de la OCDE, el mexicano José Ángel Gurría, que había sido secretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León.
Así, en mayo de 2019, a poco más de medio año de haber tomado posesión, el inquilino de Palacio Nacional dijo Gurría, “no tiene mucha autoridad moral que digamos”.
“¿Saben ustedes cómo se le conocía a Ángel Gurría? Como el Ángel de la Dependencia, porque él pronosticó que llegaban los tecnócratas para quedarse siempre, que iban a ser eternos”, sostuvo el político de Macuspana en una de sus conferencias mañaneras.
A casi cinco años de distancia, es poco probable que haya mejorado su opinión acerca de la OCDE y de Gurría, pues el destacado economista tiene un lugar prominente dentro del equipo de campaña de la candidata de oposición.
De cualquier manera, sería conveniente que el fundador, líder y guía de Morena revise el análisis y las conclusiones de los expertos de la OCDE, sobre todo para aconsejar a su candidata presidencial, la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, que está a un día de iniciar su campaña electoral, en la cual deberá presentar un programa de gobierno más detallado que su afirmación general de que va a construir el segundo piso de la llamada Cuarta Transformación.
Por supuesto, el mismo consejo alcanza a la candidata del frente opositor denominado Fuerza y Corazón por México, la senadora con licencia Xóchitl Gálvez Ruiz.
El informe de la OCDE, dado a conocer ayer tiene como encabezado la siguiente recomendación:
“Para aprovechar nuevas oportunidades de crecimiento, México necesita impulsar la productividad, acelerar la digitalización y mejorar los resultados educativos y la oferta de vivienda”.
Luego, el texto elaborado por los investigadores del organismo internacional sostiene que “el crecimiento de México ha demostrado ser resiliente y el nearshoring está generando nuevas oportunidades, con un crecimiento apoyado en la demanda interna respaldado por un mercado laboral fuerte, una tendencia al alza de la inversión y un dinamismo continuado en el desempeño de las exportaciones”.
El nuevo informe de la OCDE advierte, sin embargo, que para aprovechar plenamente el potencial de crecimiento futuro de México son necesarias reformas estructurales que aborden desafíos preexistentes, para impulsar la productividad y reducir la desigualdad de oportunidades.
También, el documento del organismo internacional propone “impulsar la inversión en educación de calidad, continuar los esfuerzos para impulsar la participación laboral femenina y, en general, mejorar la inclusión del mercado laboral, al tiempo que se impulsa la conectividad digital en todo el país, así como los esfuerzos anticorrupción y la inversión en energías renovables, ayudarán a México a aprovechar las oportunidades de crecimiento relacionadas con el nearshoring”.
De acuerdo con el estudio, después de crecer un 3.1% en 2023, se proyecta que el crecimiento del PIB en Estados Unidos se desacelere a un 2.5% este año y a un 2.0% en 2025 y esa “desaceleración de la actividad en el principal socio comercial de México afectará el dinamismo de las exportaciones, pero la demanda interna sustentará el crecimiento y se espera que la inflación siga disminuyendo”.
También indica que la inflación general ha disminuido gradualmente desde su máximo del 8.7% en agosto de 2022 al 5.5% en 2023 y se espera que siga disminuyendo hasta el 4.1% este año y el 3.2% en 2025. La inflación subyacente también está bajando, pero sigue siendo más persistente, especialmente en los servicios.
En otra parte, el documento reconoce que “la política fiscal de México tiene un sólido historial de cumplimiento de objetivos y mantenimiento de la deuda pública baja. Sin embargo, con un 16.7% del PIB, México tiene la relación impuestos/PIB más baja de la OCDE. Existe la oportunidad de aumentar los ingresos tributarios sin dejar de ser competitivo a nivel internacional, respaldando una prudencia fiscal continua y al mismo tiempo aumentando el gasto público en áreas que mejoran la productividad como la educación, la infraestructura, las transiciones digital y verde y la lucha contra la corrupción y el crimen. Mejorar el marco fiscal también ayudaría a aumentar la resiliencia ante shocks futuros, incluyendo (la creación) del espacio fiscal necesario para poder brindar apoyo durante las crisis”.
El fracaso de la llamada Cuarta Transformación en materia de salud
Si estos comentarios de los expertos de la OCDE no resultan de lo mejor para el actual régimen que desea perpetuarse, seguramente menos encantadores les parecerá el negativo panorama expuesto por la misma organización acerca de los frustrados intentos de la llamada Cuarta Transformación por cumplir su promesa de crear un sistema de salud “como el de Dinamarca”.
“México tiene el gasto en salud más bajo por habitante entre los países que conforman la OCDE, un rezago que se combina con el hecho de que ocupa el primer lugar en prevalencia de diabetes, sin que se hayan resuelto problemas viejos, como la alta incidencia de mortalidad infantil, enmarcó Federico Guanais, jefe adjunto de la División de Salud del organismo.
En conferencia de prensa, el especialista de la OCDE evitó confrontar la promesa del presidente López Obrador en el sentido de que su administración dejará uno de los mejores sistemas de salud en el mundo, pero dio un rodeo y advirtió que ese tipo de reformas suelen llevar años y, como ejemplo, mencionó que en Holanda tomó más de una década, por lo ese tipo de acciones deben verse con un enfoque transexenal, dado que las realizadas de manera apresurada suelen derivar en una reducción en la prestación de servicios durante los primeros años.
En su conferencia vinculada con el estudio dado a conocer ayer acerca de la situación de nuestro país, el especialista recordó que México registra el gasto por habitante más bajo en salud entre los países de la OCDE, mil 181 dólares, cantidad que no sólo equivale a menos de una cuarta parte del promedio de la organización, que alcanza los de 4 mil 986 dólares. También resulta inferior a lo que destinan a salud pública otras economías latinoamericanas, como Colombia y Costa Rica que, respectivamente, ocupan el segundo y tercer escaño.
También el experto de la OCDE señaló que en México casi la mitad del gasto en salud, el 47 por ciento, proviene directamente de los bolsillos de las familias, lo cual, además de evidenciar el “problema fuerte de financiamiento de los sistemas de salud”, se vuelve más “grave por la desigualdad de ingresos que existe en la región”.