Sin derechos humanos y sin vergüenza
Alberto Vieyra G. martes 30, Ene 2024De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Sí, “al diablo con sus instituciones”, sería la diabólica advertencia lanzada por Andrés Manuel López Obrador en 2018. Y vaya manera de darles en la madre a las instituciones, al más puro estilo de la dictadura franquista en España caracterizada por el miedo, la represión política y social, el control ideológico y moral de la población, la pobreza y la carencia de las libertades y derechos humanos más elementales, tanto individuales como colectivos.
El pasado miércoles pasará a la historia como un día negro para los derechos humanos en México. Ese día, la titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Rosario Piedra sin rubor alguno y sin el menor asomo de vergüenza declaró ante diputados y senadores de la comisión permanente que la CNDH “ya no responde a las necesidades del pueblo mexicano”, sino a las necesidades del Presidente de la República y sin vergüenza alguna propondría la creación de la Defensoría Nacional de los Derechos del Pueblo, una iniciativa que existió en España durante el régimen franquista donde había todo tipo de violaciones a las garantías individuales, menos derechos humanos y en ese marco serían asesinados poco más de 50 mil españoles, entre ellos los poetas Miguel Hernández y Federico García Lorca.
¿Cuántos asesinatos han ocurrido en México durante el gobierno comunista de AMLO y a cuántos compatriotas se los ha tragado la tierra en las llamadas desapariciones forzosas y cuántos mexicanos han muerto por falta de medicamentos y negligencia criminal en la era AMLO?
A estas y otras interrogantes AMLO responde que en este régimen “no se violan los derechos humanos” o al menos sale en defensa del Ejército mexicano, pero de que hay violaciones flagrantes a la declaración universal sobre derechos humanos que casi 50 naciones del mundo firmaron el 10 de diciembre de 1948 en la ONU, ni duda cabe.
Hasta que AMLO llegó al poder, la CNDH funcionaba de lo lindo, incluso este átomo de la comunicación sería favorecido por esa institución en un problema de violación de derechos humanos en materia de trabajo. Las recomendaciones hechas por la CNDH ponían como trompo chillador a funcionarios del gobierno federal, los gobiernos estatales y municipales, pero a la llegada de AMLO, éste argumento perversamente que los gobiernos que le antecedieron hicieron una institución neoliberal, pero muy pronto los mexicanos nos dimos cuenta de que el régimen de AMLO sería más liberal que la era del liberalismo económico. ¿O qué no durante el régimen de AMLO, Carlos Slim volvió a convertirse en el hombre más rico de México con una fortuna de más de 100 mil millones de dólares, amansando decenas de contratos en las obras emblemáticas del sexenio y en segundo lugar un Germán Larrea y sin faltar su contratista estrella José María Riobóo? Asunto este de grueso calibre que merece capítulo aparte.
La realidad es que la CNDH fue convertida en chatarra por AMLO, poniendo a una incondicional burócrata que no le llega ni a los talones a su madre Rosario Ibarra de Piedra, esa sí una incansable luchadora de los derechos humanos y merced a ella y a otros casos emblemáticos de desapariciones forzadas, crímenes y otras violaciones civiles se creó la CNDH, convertida por la hija de Rosario de Piedra y AMLO en una institución basura.
AMLO tiene en la mira chatarrizar a otras 10 instituciones de los llamados organismos autónomos que representan para él un estorbo, pues él quiere gobernar a México como lo hacía Francisco Franco y otros autócratas, bajo la tiránica mentira de que son instituciones onerosas para el pueblo de México y que fueron creadas por los llamados gobiernos neoliberales y exigencia de la llamada izquierda mexicana para que sirvieran como contrapeso del ponzoñoso presidencialismo. Hoy, AMLO dice que no sirven y hay que mandarlas al diablo y todo con tintes electoreros para perpetuar a Morena en el poder.