Los presidenciables sin partido
Alberto Vieyra G. miércoles 13, Sep 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Un total de 20 compatriotas se registraron ante el INE hasta el pasado jueves 7 de septiembre para obtener una candidatura presidencial independiente. En 2018 hubo 108 registros, pero solamente 78 cubrieron los requisitos y entre ellos figuraba Pedro Ferriz de Con, Margarita Zavala y Jaime Rodríguez, El Bronco.
Ahora, entre los 20 ciudadanos independientes que buscan la silla presidencial figura hasta un huachicolero y un fanático fan de la bestia llamada Donald Trump y cuatísimo del Opus Dei, que habla pestes del aborto y sostiene la tesis de que “debes estar dispuesto a morir para poder entregar tu vida por amor a Dios y a México”. Le hablo del cantante de música pop Eduardo Verástegui, quien dice estar dispuesto a entregar su vida por amor a Dios y a México y que “su propósito de cambiar al país sólo es posible con la candidatura independiente: No va a ser por la vía de siempre, los mismos partidos y las mismas promesas”.
Tiene razón este cuate, pues esas lacras sociales llamadas partidos políticos atraviesan la peor crisis y está más que claro que la partidocracia quiere seguir ostentando el monopolio del gran poder político en México. Los candidatos independientes tienen que reunir aproximadamente 1 millón de firmas en por lo menos 17 estados de la República para poder figurar en la boleta presidencial y para ello, tienen que gastarse su lana o buscarse un buen patrocinador que en el caso de Verástegui podría ser Ricardo Salinas Pliego, uno de los principales integrantes del Opus Dei.
La abismal crisis política por la que atraviesa la partidocracia ha quedado de manifiesto cuando el 13 de noviembre del año pasado y a mediados de este año, la sociedad civil ganó las calles para exigir a la partidocracia rescatar a México de manos del gran destructor de Palacio Nacional llamado Andrés Manuel López Obrador.
La multitudinaria fuerza de esa sociedad civil obligó a que el Frente Amplio Opositor -PRI, PAN, PRD- dejarán en manos expertas de ciudadanos la elección de su candidata presidencial que recayó en la candidata sin partido Xóchitl Gálvez, quien obtuvo más de 1 millón de firmas; aunque la priista Beatriz Paredes Rangel, quien pasará a la historia por haberse convertido en la segunda mujer que en México logró una gubernatura por el estado de Tlaxcala y demostró que aprendió a gobernar sin tacha y sin robar a su gente.
Sí, tiene razón Verástegui en la ponzoñosa partidocracia siguen estando los mismos venenos políticos, las mismas oligarquías poderosas y ponzoñosas, las mismas caras, los mismos ladrones disfrazados de demócratas, los mismos simuladores y mentirosos como López Obrador.
Esa venenosa partidocracia es mezquina y para dejar entrar a los principales cargos de elección popular a los ciudadanos, tiene que llevar a cabo una reforma político-electoral de gran calado para que mexicanos honestos, cultos, doctos en ciencia política y conocedores de los grandes problemas nacionales lleguen a oxigenar y a dignificar el quehacer político en México. Se requiere de una nueva cultura, de la que le hablaré en capítulo aparte.
La Carta Magna, en su artículo 41, consagra que el pueblo de México debe estar organizado políticamente a través de los partidos como entes de interés nacional y esa parte es fundamental en la nueva cultura política. Tiene que reformarse ese artículo para permitir que los ciudadanos sin partido lleguen al poder sin tanta alharaca porque es un derecho político, lo cual pondría fin a una industria llamada política nacional en la que muchos vividores zánganos y hasta integrantes de las mafias criminales viven de nuestros dineros públicos. ¿Estará lejos ese día?