Chiapas: Zoé, Eduardo, Nena o Sasil
Ramón Zurita Sahagún viernes 21, Jul 2023De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Los tiempos de la política se han transformado radicalmente para pasar de los debates y la discusión pública a la agresión, las patadas por encima y debajo de la mesa, el golpeteo franco y sordo, la denuncia, el vituperio y el lodo que salpica a todos.
Hay de todo en este reparto de culpas, las ofensas, las embestidas, el abuso y el maltrato de las personas que incursionan en la actividad política se da sin miramientos ni respeto a los géneros. Se trata por igual a hombres y mujeres, todo en busca de posicionarse y de agradar a unos electores veleidosos que divertidos observan como los aspirantes se enlodan y lanzan juicios sumarios contra el adversario.
El panorama se nubla más y amenaza con hacer crisis desde antes de que se conozcan los nombres de los candidatos y candidatos a los distintos cargos de elección popular.
No importa el cargo en disputa, más si interesa el daño que se cause y el impacto que resulte en su propósito final de descarrilar cualquier tipo de candidaturas.
Si en la carrera presidencial se presenta todo tipo de agresiones, la mayor parte de ellas verbales, no falta quien decida pasar a otro terreno, como ha sucedido en el pasado.
Hombres y mujeres se encuentran en esa encrucijada y apuestan por sacar de la jugada a sus contrincantes, sin importar si mantienen la misma ideología o no.
Y es que los dimes y diretes que se tienen desde lo más alto del poder, van descendiendo según la escala que corresponde a cada uno de ellos.
Es demasiado notorio lo que desde el púlpito presidencial se hace contra la oposición y su eventual representante presidencial, para que los que aspiran a otros cargos como los de gobernadores siguen la misma práctica.
El caso más notorio es Chiapas, en que cuatro personajes dos hombres y dos mujeres buscan la candidatura de Morena al gobierno estatal.
Y es que en Chiapas se veía como un sol la posible nominación de Zoé Robledo, director del IMSS, quien abiertamente manifestó su interés en canjear su actual cargo por el de candidato y gobernante.
Cuando todo parecía marchar favorablemente para él, surgió el primer retador, Eduardo Ramírez, senador por Chiapas y elevado al cargo de coordinador de la bancada de Morena en el Senado de la República. Quien seis años atrás estuvo a nada de ser candidato de la alianza constituida por PRI y Verde y que fue tentado por el entonces dirigente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, para convertirse en candidato del nuevo partido, lo que finalmente no aceptó por la lealtad que debía el entonces gobernador, Manuel Velasco Coello.
Zoé y Eduardo no comparten el mismo criterio y ni siquiera se caen bien. Uno y otro saben los puntos débiles del contrario, por lo que filtran información sobre las carencias y los supuestos arreglos que tienen con grupos paramilitares que pululan en Chiapas, además de otros que se dedican al narcotráfico, tráfico de migrantes, invasores de tierras y responden a los interese más oscuros de otras fuerzas estatales.
Chiapas es una entidad sumamente complicada, donde el atraso, la pobreza y la violencia imperan en la entidad, ante la pasividad de una administración estatal que falló en todos sentidos y cuya cabeza, Rutilio Cruz Escandón, parece ser inmune a todo lo que sucede en el estado, incluida la quema de la casa de su madre en su solar nativo.
Poco a poco irán apareciendo materiales de todo tipo, acusando recibo de uno y otro, lo que puede redundar en beneficio de dos mujeres que se manifiestan también como aspirantes: María Elena Orantes, quien dio un nuevo salto al vacío, pasando de un partido a otro y recibió como premio de consolación el consulado en Houston y la senadora Sasil Dora de León, quienes cuentan con sus propias marrullería para pasar a la ofensiva y aprovechar el enconado pleito entre Ramírez y Robledo, poniendo un extra en este conflictivo asunto de dirimir la candidatura.