Gobernar en el quinto año
¬ Luis Ángel García lunes 10, Jul 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Pasó casi inadvertida la confesión, tal vez inconsciente, del Presidente de que a partir de septiembre —una vez conocido el nombre del ungido de la 4T—, dejaría de hacer política para dedicarse a la administración pública, es decir, en el quinto año de su sexenio se dedicaría sólo a ¡gobernar! Sí, dejará de alentar su proyecto político de manipular a los pobres y subsidiar la miseria, de fomentar la polarización de la sociedad, de perseguir a los empresarios, de satanizar a la clase media, de descalificar a la prensa, los intelectuales y a los opinadores, de inmolar a la oposición y de orquestar un perverso juego sucesorio.
Tal vez es parte de su estrategia política electoral para que trascienda y se consolide el proyecto de la 4T, pero resulta ofensivo que el mandatario reconozca el abandono que hizo de la función para la que fue electo hace casi seis años, estructurar las políticas públicas que materializaran sus promesas de campaña de acabar con la corrupción y erradicar la pobreza.
Fue un mea culpa del Ejecutivo de que durante cinco años se ha dedicado a todo menos a gobernar, sacar de la postración a millones de miserables, combatir realmente la corrupción, mantener la gobernabilidad o someter al crimen organizado. Ha sido un quinquenio dedicado, no a la gobernanza, sino al uso faccioso de las instituciones gubernamentales, al divisionismo social, a las erróneas políticas públicas como las aplicadas en el sector salud o en materia energética y de seguridad pública.
En el último tramo de su sexenio, finalmente el inquilino de Palacio Nacional se dedicará a la función básica de todo gobernante elegido democráticamente: Resolver los grandes problemas nacionales. Esperemos que le alcance un año para todos los fracasos generados. Antes que nada, recobrar la gobernabilidad en buena parte del territorio nacional, el Pentágono habla de un tercio del país y otras investigaciones concluyen que hay presencia y control de las mafias en el 81 por ciento de la superficie mexicana. Distraído en la grilla y sin estrategia para combatir la delincuencia, pasa a la historia como el régimen más violento del México contemporáneo: 160 mil homicidios dolosos, 105 desapariciones forzadas y centenas de comunidades desplazadas, además del alza en los secuestros y extorsiones. Imparables los feminicidios, sin política criminal que los revierta.
Una fallida política de salud dejó sin servicios médicos a millones de enfermos que se quedaron sin Seguro Popular y resultó un fraude la creación de un elefante blanco llamado Insabi, desaparecido para cargar la responsabilidad a un saturado e ineficaz IMSS. La soberbia e ignorancia de las autoridades sanitarias provocaron la muerte de 600 mil mexicanos durante la pandemia. Desde principios de sexenio se provocó un irresponsable desabasto de medicamentos que ha costado el fallecimiento de cientos de niños con cáncer y miles de infantes sin tratamientos. Ahora buscan estigmatizar los servicios subrogados de salud, cuando son incapaces de dar atención de calidad en las instalaciones del sector público. Lejos estamos de Dinamarca.
La economía es otro tema que no ha podido resolver esta administración. Crecimiento cero, inflación que empieza a ceder, más por las políticas del Banco Central y la actividad comprometida del empresariado que por las estrategias hacendarias. No se ha podido recuperar el empleo y la economía nacional depende en un sesenta por ciento del comercio informal. Las familias de migrantes se mantienen por las remesas que superan al doble la inversión extranjera directa.
¿En un año, la 4T podrá remontar este marcador adverso? Difícilmente, cuando se piensa en gobernar hasta el quinto año del sexenio.