Corto se quedó el Pentágono
¬ Luis Ángel García viernes 23, Jun 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Cuando el alto mando del Pentágono reveló que la tercera parte del territorio nacional estaba en manos del crimen organizado, donde se había perdido la gobernabilidad, los voceros del régimen y el Presidente mismo rechazaron la información de los militares norteamericanos, la consideraron sin fundamentos, y negaron que México fuera un Estado fallido, a pesar de la ola de violencia, incluso política, que mantiene ensangrentado al país con casi 160 mil homicidios dolosos. En los comicios de 2021 se acreditó la intervención del narcotráfico y el asesinato de políticos, el secuestro de candidatos, la intimidación de autoridades, las amenazas a ciudadanos y funcionarios electorales, además de la destrucción de urnas en las casillas. El gobierno guardó silencio.
El periodista Héctor De Mauleón publicó en El Universal una nota más que preocupante, aterradora. El crimen organizado opera en el 81 por ciento del territorio mexicano -1.59 millones de 1.96 millones de kilómetros cuadrados- donde habitan 108 millones de personas de una población total de 134 millones y que están en peligro latente por las actividades de grupos delictivos.
La investigación de la firma AC Consultores duró seis meses, recabó y analizó información de fuentes oficiales, fiscalías estatales, fuentes abiertas y la revisión de documentos hackeados a la Sedena por el colectivo Guacamaya, información de la que se desprende que las organizaciones delictivas con mayor presencia en México son el Cártel Jalisco Nueva Generación que opera en 28 estados y el Cártel de Sinaloa que tiene presencia en 24 entidades y en todo el país existen 175 grupos delincuenciales que dominan un mil 488 municipios de un total de 2 mil 446. Hay entidades como Tamaulipas donde todos los municipios sufren la presencia del narcotráfico.
Ese es el panorama de nuestro México, muy superior a la advertencia que los norteamericanos hicieron hace casi dos años. No es la tercera parte del territorio nacional el que está dominado por el crimen organizado, sino casi la totalidad. No sólo es el tráfico de drogas, también es la violencia que genera -con el mayor número de asesinatos en sólo cinco años, cifra superior a la registrada en sexenios enteros de anteriores Presidentes-, es una incidencia delictiva que no cede, con incremento de actividades ilícitas como el secuestro, la extorsión, el cobro por derecho de piso, los robos con violencia a negocios o al transporte en carreteras, el robo de vehículos o a transeúntes y una larga lista de delitos que producen ganancias millonarias a la delincuencia con el tráfico de migrantes o la trata de personas.
Lo más grave y que nos acerca a un Estado fallido es la incursión de los criminales en la política y el desplazamiento de las autoridades formales en las áreas de gobierno o la imposición de candidatos y la manipulación de las elecciones para hacer ganar a los hombres palomeados por la delincuencia organizada, amén del financiamiento de campañas y el evidente lavado de dinero. La gobernabilidad se ha perdido en muchas regiones y el crimen organizado ha pasado de ser un poder fáctico a uno formal, o que vulnera el Estado de Derecho.
El panorama no parece mejorar, sobre todo porque el gobierno no tiene una estrategia de combate al crimen organizado. Aunque no se cristalicen las amenazas de legisladores y gobernadores norteamericanos que exigen a su gobierno declare a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas y posibilite la intervención militar para su desmantelamiento y captura de los cabecillas, es evidente que el régimen no puede enfrentar a los delincuentes y hay pruebas de la connivencia entre autoridades y justiciables. Pareciera que existe un pacto no escrito entre mafiosos y gobiernos de todos los niveles para garantizar impunidad a pesar del daño que se hace a la población. Era más cómodo desmentir a los militares gringos que reconocer que el 81 por ciento del territorio nacional está en manos del crimen organizado.