“Línea dura” de Morena trató de destituir a Creel, pero no hubo unidad
Miguel Ángel Rivera viernes 3, Feb 2023Clase Política
Miguel Ángel Rivera
Seguramente ninguno de los diputados actuales de la llamada Cuarta Transformación vivió las tensas jornadas de 1988 allí mismo en el Palacio Legislativo de San Lázaro cuando los partidos de oposición, encabezados por el PAN y un creciente Frente Democrático Nacional (FDN), exigían que se abrieran los paquetes electorales allí resguardados, con la seguridad de que, de lograrlo, demostrarían el supuesto fraude electoral sobre el que se construyó el triunfo del candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari.
Los paquetes electorales habían sido amontonados en un amplio espacio del estacionamiento cubierto del recinto legislativo, el cual fue cerrado por completo, por lo que los “dueños” del sitio, los diputados tuvieron que dejar sus autos en otro lugar.
La custodia de los valiosos paquetes estuvo a cargo del Ejército Nacional, cuyos elementos cumplían a rajatabla la instrucción de no dejar pasar a nadie, incluidos los legisladores o, más bien, especialmente ellos.
En una escandalosa sesión que se prolongó hasta la madrugada, un grupo de diputados trató de imponer sus derechos para decidir lo que ocurría dentro de “su” Cámara y se encaminaron al sótano para hacer realidad su exigencia de abrir los paquetes electorales.
El momento pudo terminar en tragedia. Por momentos, los legisladores parecían imponerse, pero los soldados respondieron a sus mandos y cortaron cartucho de sus armas largas.
El tronar de los cerrojos superó el escándalo y tuvo un efecto apaciguador, los diputados continuaron con sus reclamos, pero prudentemente volvieron a sus curules.
Decimos que estos sucesos de hace más de treinta años ya no los tienen presentes los antes opositores que ahora detentan el gobierno de la República, pues han reclamado airados la decisión del actual presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel Miranda, del PAN, que impidió que los integrantes de una banda militar entraran al salón de sesiones por estar armados.
Muy lejos quedó la grave tensión que rodeó la calificación de los elecciones presidenciales de 1988 (entonces no había Instituto Nacional Electoral (INE), el gobierno controlaba —y presumiblemente manipulaba— las elecciones) y los que antes se oponían a la presencia de las fuerzas armadas, ahora han armado otro escándalo por esa decisión del panista.
Creel justificó su decisión en el artículo 25 del Reglamento de la Cámara de Diputados, el cual establece que: “En el recinto estará estrictamente prohibida la entrada a toda persona armada. En caso de que alguien transgreda esta prohibición, el presidente hará que abandone el recinto por los medios que estime convenientes y lo pondrá a disposición de las autoridades competentes”.
El legislador panista ha expresado reiteradamente que no violará ninguna ley, pero ya se sabe que ese principio no es válido para los simpatizantes de la llamada Cuarta Transformación, quienes siguen lo postulado por su líder y guía, el presidente Andrés Manuel López Obrador: “No me vengan con que la ley es la ley”.
Los “morenos” tienen pretexto para tratar de destituir a Creel
Desde la misma ceremonia de instalación del Congreso de la Unión, el primer día del presente mes, los legisladores oficialistas iniciaron sus protestas, luego de que el presidente de la Cámara dispuso que los honores a los símbolos patrios se realizara en el vestíbulo del recinto legislativo y no en el salón de plenos.
Ayer, al arranque de las sesiones ordinarias —en donde la prioridad para el oficialismo consiste en aprobar el “plan B” del presidente López Obrador para devolver al Ejecutivo el control de las elecciones, como lo tuvo su antecesor el PRI en el mencionado caso de 1988— los legisladores de la llamada Cuarta Transformación
llegaron preparados para tratar de destituir al panista Creel.
Con pancartas que decían “Tu miedo al Ejército es el espejo del miedo a la voluntad del pueblo”, los miembros de la “línea dura” del oficialismo intentaron iniciar el proceso para remover al presidente de la Cámara.
Desde agosto de 2022, cuando se dieron a conocer los acuerdos entre bancadas de la Cámara de Diputados, los “duros” de Morena y rémoras se opusieron a que la presidencia de la Mesa Directiva se entregara al PAN y sus protestas arreciaron cuando la bancada del partido azul anunció que el designado sería el ex secretario de Gobernación Santiago Creel, quien actualmente trata de posicionarse como candidato presidencial del bloque opositor integrado por el PAN, PRI y PRD.
En tribuna, el primero en plantear la destitución de Creel fue el diputado del PT, Gerardo Fernández Noroña, quien a toda costa trata de justificar su posición de precandidato presidencial, en el que lo ubicó una orden proveniente de Palacio Nacional, para incluirlo entre las “corcholatas” oficiales.
En un intento de dejar constancia de “civilidad”, el siempre conflictivo Fernández Noroña, aclaró que no se trataba de nada personal, pero se quejó de que no se dejara entrar al salón de sesiones a la escolta militar y porque además no se le permitió expresar su inconformidad.
“No se puede invitar a la escolta de las fuerzas armadas pidiéndole que no sean armadas, es un despropósito. Hubo faltas de respeto a los símbolos patrios, pero, además, a mi persona y al pleno”, afirmó el legislador y precandidato de la llamada Cuarta Transformación, quien remató:
“Yo, por todas estas razones, insistiendo que no tiene ningún carácter personal, pido a este pleno la remoción del presidente de la Cámara de Diputados”.
El oficialismo mandó luego a un representante de otro de sus satélites, el diputado del PVEM, Carlos Alberto Puente Salas, quien también utilizó el recurso de que no se trataba de “nada personal”, pero se soltó:
“Es cierto y reconocemos que el reglamento marca de manera muy clara el que no pueden accesar al recinto legislativo ninguna persona armada, lo que vale la pena precisar y es importante es que el recinto legislativo es a partir de que uno accesa a la Cámara de los Diputados en sus estacionamientos, sus jardines, diversos salones, oficinas, así como el pleno.
“En todo caso, ante ese criterio, se violó el Reglamento permitiendo el acceso y habiendo existido, quiero pensar yo, una invitación previa porque dudo que hayan llegado las fuerzas armadas con la bandera de motu proprio”, manifestó el legislador verde, quien también protestó porque un día antes no se les permitió expresar su inconformidad.
Puente Salas también protestó porque los medios informativos recogieron comentarios a favor de la decisión de Creel, acompañados por descalificaciones contra los críticos. “Mi grupo parlamentario no le permite, con todo respeto señor presidente, que nos califique de paleros”, dijo el diputado del PVEM, quien hizo a Creel un “firme extrañamiento”, pero sin llegar a pedir su remoción.
Por la bancada oficial de Morena, el ex priista Leonel Godoy fue más contundente: “el artículo 19 del Reglamento establece causales para la remoción del presidente de la Mesa Directiva. Y, con todo el respeto que me merece Santiago Creel como persona, como diputado incluso, el presidente de la Mesa Directiva de nuestra Cámara de Diputados no puede tener el comportamiento de ayer…
“Aquí ya se dieron todos los elementos que en nuestra opinión es causal de la remoción del presidente de la Mesa Directiva, por eso, la propuesta de Gerardo Fernández Noroña la hacemos nuestra y es lo que vamos a plantear en el pleno de esta Cámara de Diputados, expresó también el diputado “moreno”.
A pesar de tales protestas, quedó evidencia de que no hay unidad en el oficialismo para emprender esa embestida en contra del panista Creel.
Los oradores, tanto los que censuraron la actuación de Creel como los que lo justificaron reconocieron que el poder real en la Cámara, la Junta de Coordinación Política (Jucopo), presidida por el coordinador de Morena, Ignacio Mier Velazco, optó por no incluir en el orden del día de la sesión de ayer el apartado denominado Agenda Política, en el cual se tratan este tipo de asuntos.
Por tal motivo, otra vez con respeto a las normas internas, Creel no dio oportunidad de que hubiera debate y sólo dio instrucciones de que quedara registro de las diversas intervenciones.
Es decir, el caso se fue al archivo y, a menos que haya un cambio de instrucciones desde la Jucopo, Creel se mantiene al frente de la Cámara.