Atropellos por el poder
Armando Ríos Ruiz viernes 3, Feb 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Sabrá Dios quién habrá atribuido la frase “el fin justifica los medios” a Nicolás Maquiavelo, quien por cierto, ni la escribió y tampoco la dijo, de acuerdo con sus más acuciosos biógrafos. Hay quienes aseguran que fue Napoleón Bonaparte el autor, aunque tampoco está demostrado. Sea como fuere, ha servido a través del tiempo a los políticos, para valerse de todas las artimañas nocivas y amorales para obtener el poder a como dé lugar.
En todo el mundo, salvo en los países muy avanzados, en donde el político que incursiona en una contienda electoral pierde y reconoce de inmediato su derrota e inclusive felicita al ganador, las personas que se dedican a dicha actividad han mostrado que son capaces de asesinar al oponente más avanzado. De idear las trampas necesarias para alcanzar la victoria. De desprestigiar con las mentiras más atroces a los adversarios.
Este no es un don que pueda presumir nuestro Presidente, quien jamás reconoció una derrota y siempre exhibió sus rabietas con atropellos a la ciudadanía, que ninguna culpa ha tenido para que un político impida su libre tránsito, debido a que ha tomado los espacios vitales, sin que importe absolutamente nada el daño que causa, por impedir el arribo a los quehaceres y por convertir los sitios usados para acampar, en zonas insalubres.
La “corcholata” principal del jefe, Claudia Cheinbaum, aspirante número uno a la Presidencia de México, está precisamente en este tenor. A causa del último lamentable accidente en la Línea 3 del Metro, tuvo a bien buscar una disculpa que pueda estirarse para siempre o hasta cuando decida que le ha servido suficiente y la encontró en la invención de que, quienes pretenden dañar su imagen, han saboteado las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo.
A tal situación la ha llevado su ansia. Le gustó la idea de que una señora de nombre Viviana Salgado, tiró las aspas de una lavadora a las vías del tren, seguramente para descarrilarlo. La acusaron ante el Ministerio Público y estuvo sujeta a interrogatorios intensos, porque la política en cuestión, simplemente quería una excusa para su desidia o para su impericia o para su falta de sesos o para su incapacidad o para su ineficiencia en el cargo que ostenta.
Gracias a Dios, la señora fue exonerada, ya que por un mero descuido soltó dicho artículo. Pero es que, esas aspas en la vía, amenazaban seriamente la carrera de doña Claudia hacia la cumbre. Forzosamente había que encontrar más culpables por el accidente en la Línea 3. Pues ahí estaba también Juan Carlos Hernández Osorio, el conductor gravemente herido por ser una de las cuatro personas que quedaron prensadas. ¿Qué hizo? ¡Fácil! Le faltó pericia.
¿Qué importa su condición? Si es necesario, hay que ubicarlo en alguna célula de delincuentes desalmados, capaces de exponer la propia vida, con tal de que la señora no llegue. A lo mejor tenía promesa de algún adversario, de ocupar una dirección. Hoy, su caso está en manos de la autoridad.
Otra señal de sabotaje es el robo de unos cuantos metros de cable. También está demostrado que esa actividad existe desde tiempo inmemorial, porque el cobre que contiene se vende caro. La señora acaba de descubrirla, cuando es de muchísimos mexicanos conocida. De todos modos sirve para apuntalar la acusación. De hoy en adelante, esas acciones serán para impedir el avance de la aspirante.
Respecto a la Guardia Nacional, ya no sabemos para qué sirve y por lo que hemos visto, para todo. Entre otras cosas, para demostrar que hay gente que intenta sabotear un proyecto presidencial. No importa que seis mil elementos diseminados en toda la red del Metro, cuesten demasiado. Dinero es lo que sobra en México. Para comprar los votos más caros de la historia y para usar esa corporación policiaca a capricho de sus dueños. Menos para salvar niños que mueren de cáncer.
Con la excusa del sabotaje, los accidentes del futuro ya tienen explicación. Siempre encontrarán culpables. En los trabajadores del Metro o en los usuarios. Bueno: hasta una sonrisa puede ser encontrada maliciosa.