La diatriba como debate político
¬ Luis Ángel García lunes 24, Oct 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Si una consecuencia ha dejado la polarización, el divisionismo y la descalificación que provoca la narrativa de la 4T es la degradación del parlamentarismo mexicano, donde el debate político se reduce a la diatriba, el insulto, el golpeteo verbal, la bravuconería entre legisladores. Ante la impotencia de argumentar con ideas la defensa o rechazo a una iniciativa o pronunciamiento, se recurre a la grosería, al señalamiento de los defectos, a las agresiones verbales y no en pocos casos al reto a golpes.
Y no puede ser de otra forma, si todos los días, desde el púlpito del Salón Tesorería se descalifica a la oposición, se lincha a los comunicadores, se condena a los empresarios depredadores, a ministros, magistrados y jueces se les amenaza si sus determinaciones judiciales no son del agrado presidencial. Los mismos congresistas son acusados de traidores a la patria si no aprueban, sin cambiarle una coma, las iniciativas enviadas desde Palacio Nacional.
Ese estilo personal de gobernar se ha trasladado al recinto legislativo, donde la tribuna se convirtió en un ring o escenario de carpa de barriada. Ya no hay tribunos que, al estilo de Belisario Domínguez, defiendan posiciones ideológicas o sean contrapeso real de los otros Poderes de la Unión. Si comparecen funcionarios, no se cuestiona su informe de actividades, se les inmola, ante la impotencia de no poder o querer hacerlo con la investidura presidencial. Se ha convertido el debate político en una oportunidad para desfogar frustraciones y odios. Nada que ver con los asuntos que se debieran tratar en la representación popular. Pocos son los diputados y senadores que tienen conocimiento de su función parlamentaria o cuentan con experiencia en el quehacer público, la mayoría son porros que revientan sesiones, toman la tribuna, portan carteles con insultos, vociferan, mientan madres y se muestran serviles al Presidente.
Si bien es cierto que el elector no conoce a la mayoría de sus representantes, difícilmente se hubiera esperado esa conducta gansteril de quienes ocupan escaños y curules. Tristemente en ese vodevil se ha convertido la máxima asamblea nacional. Otro logro del Presidente, ante la ausencia de resultados y la falta de argumentos, se recurre a la diatriba, al insulto y la bravuconería. Adiós al parlamentarismo.
Sólo por no dejar: Una de las alcaldías en la CDMX con más contradicciones urbanas es Álvaro Obregón, donde conviven sectores sociales disímbolos, gente de altos ingresos económicos, la aborrecida, por la 4T, clase media y población de gran marginación social. Sin embargo, dos conflictos que afectan la sana convivencia en comunidad son la movilidad y el comercio informal. A la llegada de Lía Limón a la demarcación, dejó de ser representante de quienes votaron por ella, para gobernar para todos. Poco a poco ha superado el desgobierno de Layda Sansores —pobres campechanos—, y ha recuperado la gobernanza. En la alcaldía se nota la mano de quien, con experiencia política, escucha a los obregonenses y da solución a sus demandas. Por ello ha emprendido operativos para recuperar los espacios públicos y las vías primarias de comunicación, como lo son las vialidades de Vasco de Quiroga y Centenario, avenidas que comunican las zonas altas de la alcaldía con Observatorio y Mixcoac. Con agentes de tránsito y policías retiró vehículos abandonados y mal estacionados para limpiar los carriles y hacer más ágil la afluencia automotriz.
Lo mismo hizo con el comercio informal, que se había apoderado de las banquetas y la acera vehicular para exhibir y vender sus productos. Regularizó también a esos comerciantes no sólo con la reubicación, sino con el retiro de productos ilegales. Lía demuestra que se puede gobernar sin tintes partidistas y es un ejemplo que debieran seguir otros alcaldes.