Washington busca trapitos sucios
¬ Francisco Reynoso martes 11, Oct 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
Con todo y que —vociferan lenguas afiladas de Morena— en Zacatecas, Ricardo Monreal inauguró la reelección interpósita carnal y todas las decisiones de mediana importancia para arriba deben pasar por su oficina en el Senado, el gobernador David Monreal, a quien sus malquerientes le hacen fama de cerril y alcornoque, sigue rompiendo platos jurídicos que el presidente López no dudará en cobrarle, a precio de dólar, al aspirante incómodo a la silla presidencial en Palacio Nacional.
Como en aquella llamada telefónica de 2018, que en YouTube se ubica como “Ricardo Monreal regaña a su hermano David” y que a juicio de muchos analistas políticos, demolió la figura y condenó al fracaso al entonces candidato del PT a gobernador de Zacatecas, David podrá alegar: “… yo no estoy tomando las decisiones”. Y Ricardo seguramente le repetiría lo que en la regañiza: “¿No? Pues tómalas David. ¿O quién las va a tomar, Saúl?”.
La decisión de recibir en Zacatecas, por segunda vez en un mes, a Kenneth Lee Salazar Montoya, el injerencista y mañoso embajador de Estados Unidos en México, aparentemente fue tomada por quienes le tienen sorbido el cerebro al gobernador, inducida por el propio diplomático gringo.
Y es que estos cara pálida no dan paso sin su bota de cowboy.
Nada le gustaría más al gobierno de Washington y a la DEA en especial que sacar información in situ de los grupos criminales, como el Cártel de Sinaloa o el de Los Chapos, con los que, según Porfirio Muñoz Ledo, el presidente López Obrador tiene entendimientos.
Cuánto pagaría la Casa Blanca por tener pruebas contundentes de que la Cuarta Transformación, con su estrategia de abrazos, no balazos, ha hecho pactos con cárteles de las drogas. Y más aún, les ha permitido financiar campañas políticas, poner candidatos y gobernar en municipios y estados.
Nada menos Tamaulipas y su flamante gobernador Américo Villarreal están en el ojo de ese escándalo de corrupción, narcotráfico y dinero sucio.
Así pues, después de aquella primera visita a Zacatecas el 4 de septiembre, propiciada por Ricardo Monreal cuando Salazar visitó el Senado, poco después de que EU emitiera una alerta a sus ciudadanos para no viajar a ese estado, el 6 de octubre ¡zas! Apareció el gringo y una comitiva de funcionarios de distintas dependencias gubernamentales. Llegaron en 10 camionetas Suburban blindadas. Los guaruras portaban armas, no de alto, de altísimo poder.
Llegaron sin decir agua va, sin que el gobernador Monreal tuviera la atención de avisar a la oficina del presidente López, ni a los secretarios de Gobernación y Relaciones Exteriores, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard, respectivamente.
Acompañaron al embajador cowboy funcionarios de la DEA, FBI, y de la Oficina Internacional Antinarcóticos. David los recibió y llevó a empresarios, alcaldes, representantes del clero y funcionarios federales que obedecen a amos locales, de la 4T.
Al término de la visita, Monreal y Salazar anunciaron que se acordó trabajar unidos, corazón con corazón, en cuatro áreas: Capacitación de policías, Inteligencia, fortalecimiento penitenciario —horas más tarde, cuando los presos de Cieneguillas supieron que los gringos meterían su cuchara en esa cárcel, siete se fugaron en un dos por tres— y fortalecimiento de la administración de justicia.
Ayer, el presidente López Obrador fue contundente y demoledor. Afirmó que no tiene ninguna validez el acuerdo firmado —David Monreal jura por el Niño de Atocha que no le firmó nada a Ken Salazar, mucho menos acuerdos institucionales ni cheques bancarios— entre Zacatecas y el gobierno de Estados Unidos, representado por su embajador en México.
López pidió que se respete la Constitución —como él la respeta todos los días 28 de febrero— y recordó que los estados no tienen facultades legales para firmar convenios o acuerdos con gobiernos extranjeros.
Horas antes, el doctor en Derecho Constitucional, Ricardo Monreal, afirmó que no había nada chueco en la segunda visita de Salazar a Zacatecas.
En Palacio Nacional apuntaron en el récord del senador zacatecano esta nueva pifia, sumada a la del desacato constitucional en que incurrieron David Monreal, su esposa Sara Hernández y los empresarios taurinos —amigos y compadres de Ricardo— Pepe Aguirre, Pedro Haces y Armando Guadiana, al no suspender, como ordenó una juez federal en un amparo definitivo, las corridas de toros durante la Feria Nacional de Zacatecas.
¡Que no me vengan con que la ley es la ley!, habría dicho David Monreal.
Pero en Palacio Nacional, ya se sabe, no hay más ley que la palabra y la voluntad del caudillo. Y quien lo dude que le pregunte a Chico Che.
La verdad es la verdad
y no admite otros datos