Los tenebrosos separos de Tlaxcoaque
¬ Francisco Reynoso martes 4, Oct 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
A tono con la pretensión de su jefe de jefes, Andrés Manuel López Obrador, de reinventar a México, la “señora presidenta”, como ya la llaman algunos militantes de Morena, Claudia Sheinbaum también busca darle a la Ciudad de México un sesgo lopezobradorista.
Quizá la comparación sea tonta e irrespetuosa, pero es la que se me ocurrió primero.
En los baños de las prepas y cantinas, quienes quisieran la inmortalidad pintarrajean puertas y paredes. “Aquí estuvo Changoleón”, escriben. Otros son más agresivos y ordinarios. Pero de sus frases no me acuerdo.
La “corcholata” Sheinbaum hace poco le cambio el nombre a la Glorieta de la Palma, la más antigua del Paseo de la Reforma. Ahora se llama Glorieta del Ahuehuete.
Anteayer, doña Claudia dijo que propondrá al congreso de la Ciudad de México cambiar el nombre de la Plaza Tlaxcoaque. Se llamaría Tlaxcoaque, Plaza de la Memoria.
Según la gobernadora de la capital del país, la intención es rendir homenaje a las víctimas de la guerra sucia que fueron asesinadas y torturadas en los separos de la Dirección General de Policía y Tránsito del Distrito Federal.
Otros lugares a los que la Sheinbaum quiere rebautizar son la Plaza de las Tres Culturas, escenario de la matanza estudiantil de 1968 y la Calzada de Tacuba, donde se produjo el llamado “Halconazo” en 1971.
Efectivamente, Tlaxcoaque vivió épocas oscuras. Una de ellas cuando desapareció el mítico Servicio Secreto que encabezaban Rafael Rocha Cordero y Salomón Tanús para nacer la División de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia al mando de Arturo Durazo Moreno y de Francisco Sahagún Baca.
La DIPD solo duró seis años, de 1976 a 1982. Pese a la brevedad de su existencia, se convirtió en una de las corporaciones más temibles de México, comparable a la Dirección Federal de Seguridad al mando del “tigre” Miguel Nazar Haro y de la “Brigada Blanca” que éste creó y que se formaba con grupos de las policías Judicial Federal, Judicial del Distrito, Barapem del Estado de México, DFS y de la DIPD.
En los separos de Tlaxcoaque -lo recordará el director José Luis Montañez y mi compadre Fredy Sánchez- estuvieron presos, entre otros muchos, el cantante Enrique Guzmán cuando balaceó a un vendedor de hot dogs fuera del Fiesta Palace; los escoltas de Joaquín Hernández Galicia “La Quina” que asesinaron a un noctámbulo en un bar de mala muerte del Centro Histórico y que horas después salieron libres- y el promotor boxístico José Sulaimán, a quien la DIPD apresó como presunto traficante de piezas arqueológicas.
Necesariamente el capítulo más tenebroso de los separos de Tlaxcoaque fue en diciembre de 1980. Los agentes de Francisco Sahagún Baca -en Michoacán es público que el ex jefe de la DIPD era primo de Martha Sahagún, esposa de Vicente Fox- detuvieron a una banda de colombianos dedicados al contrabando de drogas y de esmeraldas.
En Tlaxcoaque, según la leyenda que se construyó en ese entonces, fueron torturados hasta que les quitaron dinero, drogas, piedras preciosas y la vida.
Los cadáveres de los 14 colombianos muertos fueron arrojados a una lumbrera del drenaje profundo y a mediados de enero de 1981 aparecieron los cuerpos, mutilados casi todos, en Atotonilco de Tula, Hidalgo.
El escándalo fue nacional e internacional.
En 1982 cuando concluyó el sexenio de José López Portillo y se le terminó la protección al “negro” Durazo, toda la élite de la DIPD peló gallo.
A Francisco Sahagún jamás se le volvió a ver. Hubo una versión de que lo asesinaron en 1989 y que fue sepultado en Sahuayo, Michoacán, su tierra. Luego se dijo que la tumba estaba vacía.
Arturo Durazo huyó al extranjero pero se le detuvo en Puerto Rico y pasó muchos años en la cárcel.
El iniciar el gobierno de Miguel de la Madrid, el regente de la Ciudad de México, Ramón Aguirre, nombró jefe de la Policía del DF a Javier García Paniagua, padre de Omar García Harfuch, y se reabrieron los separos de Tlaxcoaque para que una grupo de ex agentes de la DFS formaran una corporación que operaba casi como la DIPD, cuya duración fue efímera.
Llegó el gobierno de la “transformación” con Cuauhtémoc Cárdenas, en 1997 y el viejo edificio de la DGPT de Tlaxcoaque, junto con sus tenebrosos separos, fue clausurado.
A 25 años de distancia, Claudia Sheinbaum propone construir en Tlaxcoaque la Plaza de la Memoria.
Tendrá que hacer otro tanto en la Plaza de la República donde funcionó la Dirección Federal de Seguridad y en Eje Lázaro Cárdenas y avenida Juárez, donde la temible Policía Judicial Federal de Florentino Ventura hizo de las suyas.
La verdad es la verdad
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