“Guacamaya” y la seguridad nacional
¬ Luis Ángel García lunes 3, Oct 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Somos curiosos los mexicanos, lo que en otro país hubiera representado una tragedia de seguridad nacional, aquí nos valió madres la divulgación de los documentos clasificados de la Sedena, víctima de un ataque cibernético. Lo menos importante fue lo relativo a la salud del Presidente —no sólo porque es un asunto estrictamente personal y no hay, aparentemente, motivos graves para pensar en un desenlace fatídico a mediano plazo, lo que sí hubiera representado un inminente problema de seguridad nacional—, grave es la vulnerabilidad de los sistemas de información de la Secretaría de Defensa Nacional, último baluarte contra las amenazas externas y soporte de nuestra seguridad interior.
La opinión pública se fue sobre lo banal, que, si el mandatario está enfermo, que si dejará el cargo, o si morirá pronto, todo en el imaginario colectivo, pero pocos repararon en el tema sensible que es la seguridad interior, la seguridad nacional. El ataque cibernético del grupo Guacamaya vulneró, de entrada, la soberanía nacional, toda vez que se reconoció que los hackers actuaron desde el extranjero y realizaron similares espionajes en países como Chile, Colombia y El Salvador. Cabe señalar que en Chile renunció un general de división, luego del escándalo producido por Guacamaya y se abrieron investigaciones penales para esclarecer lo sucedido.
Todavía no se sabe el alcance de la sustracción de información militar, pero el grado que sea pone en riesgo a toda la población mexicana. No se trata del hackeo a un banco, donde las víctimas son sus cuentahabientes, ni si se interrumpe el sistema del SAT o de Compranet en alguna dependencia o si se “cayó” el sistema electoral en algunos comicios. Hablamos de información militar, información sensible sobre la seguridad física y de espacio aéreo de toda una nación.
Con gran displicencia se dijo que los hackers habían aprovechado la actualización del sistema informático de la Sedena, qué oportuna casualidad, qué golpe de suerte tuvieron los nuevos Anonymous al acertar en invadir las computadoras de los militares el día en que hacían su mudanza. Es un pueril argumento, sobre todo cuando dicen que invierten mil quinientos millones de pesos en protección tecnológica.
Queda la impresión de que los alcanzó la austeridad republicana y nunca previeron la importancia de mantener un escudo protector de la información privilegiada. Más preocupados por tener infraestructura o materiales para el sinfín de actividades extra castrenses que les han encomendado, como arquitectos y albañiles, agentes migratorios o aduanales, administradores de aeropuertos o garitas, directores de seguridad pública en los estados, transportistas, lo mismo, de combustibles, vacunas o medicinas, algún arrastra lápiz oficioso decidió disminuir el presupuesto para la prevención de riesgos. Porque sería inadmisible la actitud omisa de la jerarquía verde olivo que, por soberbia, pensara que aquí “eso nunca va a pasar”.
Por otra parte, en el área civil también deben estar preocupados en el “cuarto de guerra” analizando el control de daños. El gobierno federal mostró sus flaquezas y debilidades, por lo que debe ocuparse en blindar los servicios de inteligencia del Estado. Lo que sucedió con las fuerzas armadas encendió los focos rojos en áreas sensibles como lo que queda del Cisen, la inteligencia naval, las policías cibernéticas y otras dependencias sustantivas de información política. Tal vez no lo perciban, pero está en riesgo la gobernanza del país. No sólo es la amenaza del crimen organizado, ya vimos que también desde el exterior podemos sufrir ataques letales, sin que haya un sólo disparo.
Las autoridades no deben minimizar las acciones de Guacamaya, que en una amenaza más a la gobernabilidad, hasta pidió en WhatsApp la cabeza del Presidente y no por motivos de salud.