“Narcopolíticos”
Freddy Sánchez miércoles 28, Sep 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
“Ver para creer”…
O más bien lo contrario, porque lo que parece no verse con claridad es lo que uno puede imaginarse que ocurre en el estado de Tamaulipas a causa de una supuesta “guerra de mafias” que se disputan el poder estatal.
Y es que más allá de lo que pueda ocurrir en torno al triunfo electoral de Américo Villarreal los sucesos de los últimos días dejan ver lo que dijo en alguna ocasión el presidente López Obrador. Aquello relacionado con las disputas territoriales de la delincuencia organizada, pretendiendo ser una u otra mafia de las existentes actualmente la única que “parta el queso” en determinado espacio México.
Y dado que surgieron “filtraciones” sobre una aparente contribución de un grupo mafioso para que ganara la gubernatura el morenista Villarreal, una suma de especulaciones inundaron el panorama local hasta darse el anuncio del gobernador electo en relación con sus intenciones de retomar su escaño en el Senado de la República.
Como un río que despliega sus aguas con turbulencia se esparcieron las suspicacias de que el gobierno de García Cabeza de Vaca preparaba una acción policiaca contra su sucesor en el mando estatal para proceder a su detención por sus nexos con narcotraficantes y así anular su protesta como nuevo gobernador del estado.
Y lógicamente ante lo especulado, el gobierno estatal saliente negó abiertamente confabulación alguna al decir que es el Partido Acción Nacional el encargado de promover la anulación de la elección de gobernador a causa de apoyos del narcotráfico para Villarreal.
Y que, además, lo único cierto en ese caso es lo que proceda a resolver el Tribunal Federal Electoral en donde fue impugnado el triunfo de Morena en la entidad gobernada hasta la fecha por el PAN.
En ese contexto, cabe mencionar que sin tomar en cuenta lo que finalmente ocurra con los pleitos legales partidistas respecto a la disputa de la gubernatura entre el Partido Acción Nacional y Morena, es prácticamente imposible aplacar la presunción en distintos círculos políticos y sociales del estado y en todo el país, acerca de que las organizaciones delictivas están “más que metidas” en los procesos electorales en los tiempos que corren en territorio nacional.
Las acusaciones fundadas o no en contra de unos y otros actores de la política partidista, no dejan títere con cabeza”, siendo por ello a estas alturas que todos están bajo sospecha de lo mismo: su presunta colusión con grupos diversos de la delincuencia organizada que se han ofrecido como aportadores de recursos económicos para financiar campañas electorales.
Los diversos asesinatos de aspirantes a cargos de elección popular e incluso entre quienes ganaron elecciones municipales, amigos, parientes y abogados o socios en negocios de un sinnúmero de actores políticos han creado la sensación de que los mafiosos hacen el gasto electoral apoyando a los prospectos que se dejan entusiasmar con sus ofertas de mucho dinero a su disposición antes y después de una elección y los que no aceptan o pretenden obstruir sus planes, la repuesta en su contra es intimidarlos con agresiones hacia su familia o de plano matarlos.
Así que sea como fuere lo que pasó y siga pasando con el caso de Américo Villarreal y García Cabeza de Vaca, nada ni nadie parece capaz de cambiar la impresión de muchos habitantes regionales y del país en general en cuanto a que los delincuentes que sea han adueñado de distintos lugares en la República Mexicana gozando de impunidad, actualmente operan “descaradamente” entrando en contacto de una u otra forma con actores políticos para ponerlos a favor de sus intereses criminales.
Y la táctica que mejor les ha funcionado en el pasado, según parece sigue siendo la que usan en la actualidad: “Plata o plomo”. Bastante más efectiva que la política de “los besos y los abrazos”, objeto cada vez de más burlas y repudio entre quienes reconocen las bondades de los programas sociales del gobierno, sin ignorar que los efectos del crimen siguen siendo iguales o peores por la proliferación aparente de narco políticos.