Cabo San Lucas y San José del Cabo, los destinos más exclusivos del país, al alcance de todos
Turismo viernes 26, Dic 2014De cinco estrellas
Victoria González Prado
- Sus paisajes, un paraíso para los sentidos, donde contrasta el desierto, la montaña y aguas cristalinas
- A sólo 3 kilómetros del centro de Cabo San Lucas, el Riu Santa Fe nos dio albergue
Los Cabos, BCS.- Existen lugares que por su naturaleza y paisajes se convierten en destinos exóticos y deseados. Largas palmeras que quieren alcanzar el cielo, un paisaje que contrasta entre el desierto, las montañas y el verde azul del mar y, singulares puestas de sol.
Los Cabos está considerado como uno de los destinos más exclusivos del país conformado por Cabo San Lucas y San José del Cabo, conectados por un corredor turístico.
Sus formaciones rocosas y su impresionante arco, las espectaculares playas, hacen del lugar un verdadero paraíso para los sentidos y, me pregunto si habrá muchos lugares en el mundo donde se encuentre a cada paso el contraste que existe en Los Cabos: desierto, playas, montañas y aguas cristalinas.
Qué hacer, le puedo enumerar muchísimas actividades empezando por el golf con magníficos campos para aficionados y expertos; motos de agua, parasailing, voleiboll, snorquel, nadar con delfines o paseos por la playa, 4×4, ver a las ballenas grises, paracaidismo sobre el mar de Cortés, subirse a la tirolesa en los cañones, pescar o disfrutar de los Spas con relajantes tratamientos que le ayudarán a liberar toxinas, tonificarse, reafirmar y, equilibrar el cuerpo y el alma o simplemente descansar en alguna de las playas como: El Médano, Playa Chileno por tener aguas poco profundas y claras y ahí recrear su vista con los fascinantes paisajes.
Durante nuestra estancia, nos tenían preparado un programa que nos permitió ver de cerca el famoso Arco representativo de Los Cabos, estuvimos frente a la paya del Amor, que sólo se disfruta cuando baja la marea y nos llevaron mar adentro para ver las ballenas grises y, ese día tuvimos suerte, aunque no estaban cerca si vimos como su habilidad les permite ofrecer un espectáculo inolvidable, cuando se asoman a la superficie.
También fuimos al desierto, no lo vuelvo a hacer, me subí en una 4×4 pensando que era suficiente con saber conducir un auto y sorpresa… Primero, te pones un casco que te ajuste bien, luego con un paliacate te cubres de la nariz y la boca y te dan una breve explicación de cómo usarla. Hablado, resulta sencillo, la verdad, todo es muy diferente, bajas por empinados caminos llenos de piedras, brincas encima del asiento, en las subidas sientes que te caes hacia atrás y cuando estás en el desierto y ves la arena crees que puedes correr.
Hubo quienes sí se atrevieron y saltaban los por aires y se dejaban caer, otros incluso levantaban la parte delantera de la 4×4 y seguían el camino en dos ruedas… Yo intenté acelerar un poco más, se me antojaba correr con la 4×4 pero, la arena en el desierto forma una especie de ondulaciones continuas y, aunque parece fácil correr las ondulaciones hacen que brinques todo el tiempo. Mi cuerpo entero parecía una gelatina y, entonces deje de pisar el acelerador y me quedaba atrás del resto del grupo.
De pronto alguien grito y las 4×4 se detuvieron una detrás de la otra, una compañera de Guadalajara, intrépida y osada voló por el aire y la 4×4 detrás de ella. Por fortuna, solo fue un susto, no pasó nada y claro, yo como siempre al ver el impacto que se llevó al caer al suelo pensé que podría dejar el vehículo ahí mismo y subirme con alguno de los compañeros. Entonces el guía dijo no, tenemos que seguir, así que no tuve más remedio que volver a mi 4×4 y continuar el camino de regreso.
Por supuesto, es una gran aventura para quienes desean echar a andar el motor de la adrenalina y yo, como nunca lo había hecho me pareció fácil y divertido, pero hoy no lo volvería a hacer. Prefiero, sin duda, tumbarme frente al mar, disfrutar el paisaje, tomar el sol junto a la alberca, dar un paseo por la pequeña ciudad o simplemente ir al Spa y dejarme llevar por las manos expertas de una terapeuta.
¿Y para comer?, bueno, podrá darle gusto al paladar encontrará pescados y mariscos frescos: jaibas, camarones, ostiones, guachinangos y otros preparados con maestría por expertos chefs, si prefiere carne podrá degustar los mejores cortes y, no faltan frutas y jugos hidratantes; tequila, mezcal, pulque, cerveza o vino como el famoso vino de Baja California, blanco, tinto o rosado y también los importados.
Mi reencuentro con Los Cabos, ahí donde el mar de Cortés se une con el océano Pacífico fue “una gozada”. No hay duda que es un lugar de belleza espectacular, sin comparación y hay muchas historias en torno a ese pequeño trozo de tierra que está en la punta de Baja California. Cuentan que Cabo San Lucas, ha sido y es todavía “escondite” de infinidad de personalidades y San José del Cabo, es famoso por ser apacible y colonial, lleno de estrechos callejones.
Nuestra visita a Los Cabos fue para conocer el Hotel Riu Santa Fe, con un concepto “todo incluido”, donde conviven perfectamente parejas y familias. Se ubica junto a su hermano, el Riu Palace Cabo San Lucas. Está a solo 40 Km del aeropuerto y a tres Km del centro de Cabo San Lucas.
El hotel ofrece programas para niños en el Club Riu, tiene un buen gimnasio y un Spa, donde por cierto tuve una magnífica terapia, disfrute de sus albercas y espaciosos jardines; sus espectáculos nocturnos y los bares.
El chef, casi, casi llegando nos preparó un platón de camarones con una deliciosas salsa “picosita” estaban deliciosos y ni hablar yo, tuve que “chuparme los dedos” discretamente.
El hotel Riu Santa Fe, cuenta con 902 habitaciones algunas con vista al jardín, otras con viendo al Pacífico; un espacioso y fresco lobby, jardines, albercas, amenidades y servicio para sus “antojos” las 24 horas del día.