Ya es una moda: doblar a los opositores y a la Constitución
Miguel Ángel Rivera miércoles 14, Sep 2022Clase Política
Miguel Ángel Rivera
“Nunca vi a nadie que se doblara así”, dijo el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, respecto del gobierno mexicano y ahora esa frase se repite de manera reiterada en los medios políticos mexicanos respecto de la dirigencia nacional del PRI que, al parecer, aceptó sacar las castañas del fuego para que no se quemara la llamada Cuarta Transformación.
La expresión del repudiado Trump se dio al explicar cómo logró que el gobierno encabezado por el político tabasqueño Andrés Manuel López Obrador desplegara miles de elementos de las fuerzas armadas en las fronteras nacionales para contener a migrantes del Caribe, de Centro, Sudamérica y otras regiones que intentan llegar a territorio de los Estados Unidos.
En esencia, el problema es el mismo: asignar al Ejército y la Armada nacionales labores policiacas.
Es de reconocer que la llamada Cuarta Transformación ha tenido el pudor de tratar de encubrir esa asignación a las fuerzas armadas con un manto de legalidad. Para tomar ese camino también influye el hecho de que los altos mandos del Ejército y de la Marina han demandado de forma reiterada tener un marco legal para sus funciones de policía, pues se quejan de que la ausencia de normas bien definidas afecta a sus elementos en funciones policiacas.
En este marco, el gobierno del presidente López Obrador, imposibilitado para imponer una reforma constitucional, le dio la vuelta al asunto y optó por modificar leyes reglamentarias, cambios que fueron aprobados, como siempre, a toda velocidad y sin ningún cambio por las mayorías constituidas por los diputados y senadores de Morena y los partidos rémoras, PT, PVEM y PES, que ya muerto todavía tiene representación en la llamada Cámara alta.
Desde su concepción, esas reformas fueron calificadas de inconstitucionales y de hecho todavía tienen que pasar la prueba —no siempre oportuna ni mucho menos acelerada— de la Suprema Corte de Justicia.
¿Para qué quieren aliados, si me tienen a mí?
La imposibilidad de que la llamada Cuarta Transformación pudiera emprender reformas constitucionales se deriva de un boicot decretado por el denominado Bloque Opositor, que integraron el PAN, PRI y PRD.
Por eso, el presidente López Obrador pretendió saltarse la Carta Magna con reformas a las leyes secundarias, cambios que, como apuntamos, desde su origen tenían que enfrentar demandas de inconstitucionalidad.
De cualquier forma, los cambios fueron aprobados en aceleradas sesiones de los diputados y senadores, que dispensaron toda clase de trámites, pero de pronto, del otro lado de la acerca, uno de sus supuestos enemigos les planteó una solución que no corre ningún riesgo de ser impugnada por contravenir mandatos constitucionales.
Ese supuesto contendiente es la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI), encabezada por el ex gobernador de Campeche Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, la cual de alguna manera detectó que la sociedad mexicana demanda que las fuerzas armadas continúen en la calle, porque las policías estatales y municipales no les ofrecen ninguna seguridad.
Por intermedio de una diputada poco conocida, pero que así saltó a los primeros planos de la política nacional, Yolanda de la Torre, la bancada del PRI en San Lázaro presentó una salida al conflicto en el cual estaban el Presidente y sus incondicionales: En vez de reformar la parte medular del artículo 19 constitucional, que contiene la creación y las modalidades de la Guardia Nacional, propuso únicamente modificar un artículo transitorio, que en esencia se considera de un grado inferior.
El cambio al transitorio número cinco propuesto por la bancada del PRI en la Cámara de Diputados postula ampliar el periodo por el cual la Guardia Nacional debe tener mando militar de cuatro a ocho años. Luego, a la hora de que la iniciativa llegó a comisiones en San Lázaro, los legisladores consideraron insuficientes cuatro años y le aumentaron uno más.
Así quedó la iniciativa al ser aprobada ayer, martes, en comisiones de la Cámara de Diputados, lista para ser reafirmada en el pleno en la sesión plenaria programada para hoy. Sumados los votos del oficialismo a la mayor parte de la bancada del PRI (al parecer no todos los tricolores están de acuerdo) parecen asegurar que ese cambio constitucional pasará la primera aduana, para luego ser remitido al Senado.
Todo bien para la llamada Cuarta Transformación. Los problemas se trasladaron enfrente.
La decisión de la dirigencia nacional del PRI, encabezada por Alejandro Moreno Cárdenas, y de su bancada en San Lázaro, coordinada por el ex gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, les granjeó aunque momentáneamente la simpatía de la llamada Cuarta Transformación, pero del otro lado generó el enojo de los que se supone son sus aliados, los militantes del PAN y del PRD, pero hasta de alguna parte de sus compañeros de partido, con los cuales había convenido que no aprobarían en lo que resta del actual sexenio ninguna reforma constitucional.
Lo más grave de las inconformidad son las que se han expresado en el seno del PRI, pues ahondan las diferencias que desde hace tiempo ha generado “Alito”, a quien inclusive le han pedido renunciar antes de que se venza el periodo para el cual fue elegido, mismo que concluye en agosto del año venidero.
Los inconformes con el mandato de Moreno Cárdenas le responsabilizan de las múltiples derrotas que ha registrado su instituto político en los últimos años, de manera destacada once gobiernos estatales, uno de ellos Campeche, donde “Alito” fue el mandatario.
De hecho, el desprestigio de Moreno Cárdenas se acentuó con la campaña que en medios electrónicos desató en su contra su sucesora, la ex priista y ahora “morena” Layda Sansores, quien ha revelado conversaciones telefónicas donde “Alito” aparentemente deja constancia de actos ilegales durante su mandato. Por esas y otras denuncias está sujeto a una investigación penal por parte de la Fiscalía General de la República (FGR) y en proceso de ser desaforado por la Cámara de Diputados.
Sean o no ciertas estas denuncias, en los medios políticos se han convertido en un baldón para la coalición Va por México en la cual inscribió Moreno Cárdenas a su partido y que muchos analistas consideran el único recurso para evitar que en 2024 se repita el triunfo de Morena.
La primera aduana, serán los senadores del propio PRI
Lo cierto es que para quienes se inconforman con el giro dado por el CEN y la diputación del PRI, el cambio es un recurso para evitar que el multimencionado “Alito” y el coordinador Moreira —que también resiente otras denuncias— se libren de la persecución a que los ha sometido la llamada Cuarta Transformación.
Pero, además, con su iniciativa de reforma constitucional, los dirigentes priistas han puesto en riesgo la coalición opositora que, como mencionamos, se aprecia como única forma de descarrilar a la aplanadora “morena”.
Por lo pronto, entre los primeros que se oponen a la reforma, están los senadores del propio PRI encabezados por el ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Si se mantiene el bloque priísta en el Senado, junto con sus (¿ex o todavía?) aliados del PRI y del PRD, a los que eventualmente se sumarán los miembros de MC, tienen el número suficiente para bloquear la eventual modificación a la Carta Magna, con lo cual se mantendrá el límite de 2024 para que la Guardia Nacional tenga mando militar.
Al respecto, el presidente del PAN, Marko Cortés, señaló que relanzarán su programa de Acción Política para ganar la elección de 2024, donde su primera alianza será con los panistas y la sociedad civil, y después con los partidos y líderes políticos que sí quieran enfrentar al régimen autoritario “que impone y que dobla”, pues lamentó que haya quienes se digan opositores, pero tengan miedo.
Al encabezar el foro nacional de consulta “Sociedad civil en acción” para construir el programa político de nación, el líder panista lamentó que México vive con miedo ante el régimen que usa instituciones como el Sistema de Administración Tributaria (SAT), la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) o hasta las fiscalías para amedrentar y callar.
Sin mencionar directamente a su ¿todavía? aliado, Alejandro Moreno, del PRI, Cortés acusó que ese miedo llegó incluso a la oposición, pero no a Acción Nacional.